Los bancos no pueden ignorar el mercado de la inversión sostenible
Cuando la asociación británica de la vivienda London & Quadrant necesitaba el año pasado un préstamo de 100 millones de libras (US$132 millones), su banco le ofreció algo inusualmente generoso: un descuento sobre el interés si L&Q cumplía con la meta anual de ayudar a 600 residentes desempleados a encontrar trabajo.
Danske CEO To Step Down As Estonian Flows Seen At $234 Billion |
Bloomberg
Jacqueline Poh
Cuando la asociación británica de la vivienda London & Quadrant necesitaba el año pasado un préstamo de 100 millones de libras (US$132 millones), su banco le ofreció algo inusualmente generoso: un descuento sobre el interés si L&Q cumplía con la meta anual de ayudar a 600 residentes desempleados a encontrar trabajo.
Ocho meses después, L&Q, que construye y alquila viviendas económicas en Londres, ya ha recorrido más del 75 por ciento de ese camino, lo que la coloca rumbo a obtener esos ahorros de su prestamista, BNP Paribas SA.
Si bien es difícil imaginar que los bancos ávidos de ganancias de este mundo ofrezcan incentivos para hacer el bien, los préstamos a empresas ligados a algún parámetro mensurable de sostenibilidad –como reducir las emisiones o el desperdicio de comida- tuvieron un aumento de ocho veces, a US$36.400 millones en 2018, según Bloomberg NEF.
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Siempre parece haber alguna trampa en las finanzas y, si bien esta vez no es la excepción, podría ser más aceptable. El hecho es que ahora las personas invierten más de US$23 billones de maneras socialmente aceptables, según la Alianza Global de Inversión Sostenible, y las entidades de préstamo no pueden ignorarlas si quieren seguir teniendo relevancia.
“Si esto prende, va a ser la próxima gran oportunidad de inversión”, dijo Kajetan Czyż, director del programa de finanzas sostenibles del Instituto de Liderazgo Sostenible de la Universidad de Cambridge. “Los bancos tienen que adaptarse a la nueva serie de oportunidades que ofrece este cambio”.
Dentro de unos años, los bancos que llenen su cartera de créditos de las llamadas operaciones con incentivos positivos podrían estar mejor posicionados no sólo para atraer clientes, como los mileniales con conciencia de la sostenibilidad, sino también para tener costos de financiamiento más bajos.
Ello se debe a que los préstamos atados a lo que el sector denomina criterios ESG –ambientales, sociales y de gobernanza, por la sigla en inglés- habitualmente se otorgan a las empresas que tienen una trayectoria de rentabilidad y reembolso de deudas. L&Q, por ejemplo, tiene una calificación A3 de Moody’s Investors Service y otros prestatarios, como el gigante belga de productos químicos Solvay SA, la empresa francesa de alimentos Danone SA, el operador de hoteles Accor SA y Thames Water Ltd., tienen todos grado de inversión.
“Los temas relacionados con la sostenibilidad se incluyen cada vez más en las conversaciones con los clientes”, dijo Cecile Moitry, directora de finanzas sostenibles en París de BNP Paribas, banco que participó en por lo menos diez transacciones el año pasado, de acuerdo con los datos que reunió Bloomberg.
Hasta ahora, los bancos han incursionado en la “banca responsable” sólo de manera simbólica. Durante más de una década, han colocado bonos verdes y préstamos verdes, que son utilizados por las compañías para captar fondos para proyectos ambientales. Pero hasta los US$182.000 millones de ventas de deuda verde del año pasado palidecen ante los más de US$6 billones de emisión mundial de bonos.
Dicho eso, el nuevo estilo de préstamos ESG que tomó vuelo en 2018 podría cambiar las reglas de juego, según Dan Shurey, responsable de investigación de finanzas verdes y sostenibles de Bloomberg NEF. En sólo un año, estos préstamos llevaron el aumento del 26 por ciento en recaudación de fondos para deuda sostenible a un récord de US$247.000 millones.
