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CRISIS EN VENEZUELA

Un balde de agua, la única ducha de Juan Guaidó: "Es un símbolo de la pobreza"

"Es una de las cosas que más odio", dijo el político, de 35 años de edad, en una entrevista. "Es un símbolo de la pobreza, y durante gran parte de mi vida tuve que hacerlo".

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_DSC3800.jpg | Photographer: Adriana Loureiro Fernandez/Bloomberg

Juan Guaidó se despertó y se echó un balde de agua por encima. Ésa era su ducha. Al igual que millones de venezolanos, el hombre que numerosos países reconocen como líder legítimo de su maltrecho país no puede depender de las cañerías. "Es una de las cosas que más odio", dijo el político, de 35 años de edad, en una entrevista. "Es un símbolo de la pobreza, y durante gran parte de mi vida tuve que hacerlo".

Y, sin embargo, el político mostraba en gran medida ese optimismo característico, exhibiendo una actitud de "sí, se puede" que sus seguidores adoran y a sus detractores les resulta ingenua. Guaidó habló de cómo Venezuela tendría que tolerar mucho más sufrimiento para derrocar el régimen autocrático de Nicolás Maduro. A pesar de ello, dijo, Estados Unidos no debería aliviar las sanciones que están agravando la crisis económica.

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"Las cosas van a empeorar" antes de que cambien, advirtió. Al final, insistió, el movimiento de la oposición, que volvió a cobrar vida después de que Guaidó se convirtiera en líder de la Asamblea Nacional en enero, triunfará. Habrá nuevas elecciones en seis meses o nueve meses, señaló, porque la presión para que los colaboradores de Maduro abandonen simplemente no cederá.

Levantamiento fallido

Dada la situación actual, esas declaraciones sonaban excesivamente optimistas, incluso para los estándares de Guaidó. Después de que un levantamiento militar orquestado por Guaidó fracasara a finales de abril, el impulso tanto en el país como en el extranjero parece haberse desinflado. Muchos de los aliados más cercanos de Guaidó están detenidos, refugiados en embajadas extranjeras o en el exilio.

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Incluso el mismo Guaidó, un hombre que Estados Unidos se está esforzando en proteger, ha estado huyendo, cambiando de lugar cada pocas semanas para mantenerse un paso por delante de las fuerzas de seguridad de Maduro. El jueves, Guaidó dio la entrevista desde una oficina vacía, con una entrada oscura, muy bien protegida por corpulentos guardaespaldas en un edificio en el este de Caracas. Entre llamadas y reuniones, se sentó en una mesa y vio un vídeo de su hija de 2 años.

Durante un improvisado almuerzo en recipientes de poliestireno defendió la estrategia de la oposición y minimizó las críticas de que el intento de derrocar a Maduro está perdiendo impulso, o incluso estancándose. "Tenemos que seguir adelante", proclamó Guaidó. "La persecución no cambia la forma de hacer política, pero la hace más compleja y más difícil en términos de reunir apoyo en las calles".

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’Efecto Guaidó’

A principios de año, el "efecto Guaidó" provocó una escalada de los precios de las propiedades inmobiliarias y el repunte de la bolsa ante la expectativa de una caída de Maduro. Pero el optimismo no duró, y el índice de aprobación de Guaidó en las encuestas de opinión se ha reducido en 5 puntos porcentuales desde Febrero a 56,5%. Si bien es algo a lo que prestar atención, Guaidó apunta que no estaba en la escena política hace unos meses y que la aprobación de Maduro se encuentra en mínimos históricos.

Guaidó recibió un apoyo sin precedentes del Gobierno de Trump, que impuso sanciones contra individuos, la industria petrolera, el comercio de oro y el banco central. No obstante, el político enfatizó que la culpa de la miseria en Venezuela -colas de 24 horas para comprar gasolina, comida podrida debido a los apagones, hambre generalizada- recae directamente sobre Maduro. Un levantamiento de las sanciones para ayudar a terminar con el sufrimiento solo “normalizaría” la crisis.

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Entre las potencias mundiales que no respaldan al político figuran China y Rusia, los principales acreedores de Venezuela. Guaidó dijo que las recientes declaraciones de ambos países mostraban una suavización de su postura y señalaban la voluntad de encontrar una solución.

No parecía molestarle las informaciones que mantienen que el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, atribuye la falta de progreso en el derrocamiento de Maduro a las divisiones internas en la oposición y que anticipaban que si él caía, hasta 40 personas competirían por la presidencia. "Nos une las ganas y la necesidad de salir de Maduro", dijo Guaidó. "Si 40 personas quieren competir por la presidencia, son bienvenidas. Eso es la democracia".