El martes Estados Unidos acusó a China de continuar con una campaña de robo de propiedad intelectual y tecnología respaldada por el Estado en momentos en que las dos economías más grandes del mundo han caído en una guerra de represalias por los aranceles de importación.
Las nuevas acusaciones aparecieron en un detallado informe de 53 páginas dado a conocer por la oficina del representante comercial de los EE.UU. (USTR por la sigla en inglés), Robert Lightizer, sólo 10 días antes de que el presidente Donald Trump se reúna con el presidente de China, Xi Jinping, en un aparte de la cumbre del Grupo de los 20, que tendrá lugar en Buenos Aires entre el 30 de noviembre y el 1° de diciembre.
El momento elegido para la publicación del informe al parecer fue una jugada de algunos de los miembros más duros del gobierno de Trump, como Lightizer, para apuntalar sus argumentos antes de la cumbre y en vista de que otros miembros del gabinete como el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, reclaman que se reanuden las negociaciones.
“China fundamentalmente no ha modificado sus acciones, políticas y prácticas en relación con la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual y la innovación y, en verdad, parece haber tomado medidas poco razonables en los últimos meses”, decía el informe.
En el informe, EE.UU. acusa a China de continuar con una campaña respaldada por el Estado de ciberataques contra empresas estadounidenses que se intensificaban y aumentaban en complejidad.
Como respuesta a las preguntas sobre el informe del USTR, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo el miércoles que los funcionarios estadounidenses deberían leer un libro blanco publicado por el gobierno en septiembre donde se dice que China “protege con firmeza” los derechos de propiedad intelectual.
China Telecom
Como ejemplo, el documento estadounidense citaba un informe de octubre de 2018 elaborado por expertos de la Escuela de Guerra Naval de los EE.UU y la Universidad de Tel Aviv que concluía que China Telecom podría haber emprendido una campaña “maliciosa” para “secuestrar tráfico de internet y canalizarlo a través de servidores de China continental para una posible recolección y análisis”.
El informe acusaba a China de responder a la preocupación del gobierno estadounidense por su política de “Made in China 2025” destinada a liderar el mundo en sectores como inteligencia artificial y robótica llevando adelante una campaña de propaganda para restar importancia a su significación en lugar de hacer cambios de peso.
“Pese a este intento transparente de restarle importancia a Made in China 2025 en público, China sigue implementando esta política industrial a gran escala”, decía el informe.
Según el informe actualizado del USTR, Pekín sólo había hecho cambios graduales a sus restricciones a la inversión extranjera en determinados sectores de China desde que EE.UU. dio a conocer por primera vez el informe original de marzo para justificar los aranceles a US$250.000 millones de importaciones chinas impuestos por el gobierno de Trump.
