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CRISIS EN VENEZUELA

En Venezuela el nuevo juego es insultar públicamente a Maduro

"La vida en Caracas" es una serie de historias cortas que pretende capturar la calidad surrealista de vivir en una tierra en total desorden.

Venezuelans Protest As Maduro Rules Out Fresh Elections
Venezuelans Protest As Maduro Rules Out Fresh Elections | Photographer: Carlos Becerra/Bloomberg

Hay un pequeño juego de llamada y respuesta que los caraqueños han empezado a jugar. En un bar, un centro comercial, una plaza, un estadio, alguien de repente dice "Maduro" a grito herido. La respuesta es instantánea y fuerte: "C--- de tu m----."

Es muy inapropiado decir esto en público, aunque el término sea esencialmente venezolano. Lo inapropiado, por supuesto, es exactamente el punto. La persona que inicia con el grito da la oportunidad a los que responden de expresar catárticamente su odio hacia el autócrata Nicolás Maduro.

Uno no suele hacer este tipo de cosas a la ligera bajo un régimen tan extremadamente represivo como el de Maduro. Sin embargo, el ascenso de Juan Guaidó, el joven legislador que busca derrocar al gobierno, ha generado una especie de confianza y optimismo en Caracas que no se había visto en años.

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Sí, los reveses del fin de semana pasado -cuando los secuaces de Maduro frustraron violentamente los esfuerzos de Guaidó por traer ayuda internacional al país- claramente callaron toda conmoción en la capital. Fue un duro recordatorio de que el cambio de régimen no se producirá rápidamente, si es que realmente se da. Y, sin embargo, se siente que el estado de ánimo es diferente al de los días y semanas antes de que Guaidó saliera de la nada el mes pasado para reclamar la presidencia, y ganara el respaldo de docenas de países.

Esto es evidente en las conversaciones que uno escucha en restaurantes y tiendas (mucha política) y en el tono de las mismas (animadas y ruidosas). Si hace un año nadie quería hablar de estos temas, ahora cualquier persona que esté a la mano quiere participar en el debate. "La gente cree que esto va a cambiar", dijo Inés Bernadette, dueña de un pequeño bar. "Y yo también lo creo".

Este optimismo no necesariamente se manifiesta a través de un mayor gasto. Incluso en las partes más ricas del este de Caracas, donde queda el bar de Bernadette, los años de colapso económico y la hiperinflación han dejado a la gente con poco dinero para gastar. Bernadette, quien a sus 75 años dirige el bar sola, dice que ve que sus clientes calculan la cantidad de cervezas que pueden pagar. "Pero al menos parecen felices".

Iván Zambrano, un comediante, señaló lo mismo. La asistencia a sus espectáculos sigue bajando, pero los que sí asisten están más comprometidos y vivos que nunca y, según él, "reaccionan mejor a los chistes políticos".

Y no hay una broma mejor recibida hoy en día que la de llamada y respuesta sobre Maduro. Fue notorio una noche hace poco en un bar de tapas español justo al final de la calle del bar de Bernadette. Había una banda tocando baladas en la esquina. El líder, un joven pianista de pelo rizado, agarró el micrófono en tres ocasiones distintas y gritó "Maduro". Y cada vez que lo hacía, los gritos de vuelta y las risas se hacían más fuertes.