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Intento de motín prueba débil agarre de Maduro al poder

Antes del amanecer, aún a oscuras, el ejército de Venezuela ya había sofocado un motín y había ahuyentado a los manifestantes que apoyaban a los rebeldes con gases lacrimógenos. Más tarde en la mañana, la leal Corte Suprema anunció que destituiría al jefe de la Asamblea Nacional y anularía la moción de declaraba el mandato del presidente, Nicolás Maduro, inválido. Entonces, el presidente de Brasil pronosticó un rápido cambio de régimen.

Venezuela Detains Rebel Guardsmen Sparking Protests In Caracas
Venezuela Detains Rebel Guardsmen Sparking Protests In Caracas | Bloomberg

Antes del amanecer, aún a oscuras, el ejército de Venezuela ya había sofocado un motín y había ahuyentado a los manifestantes que apoyaban a los rebeldes con gases lacrimógenos. Más tarde en la mañana, la leal Corte Suprema anunció que destituiría al jefe de la Asamblea Nacional y anularía la moción de declaraba el mandato del presidente, Nicolás Maduro, inválido. Entonces, el presidente de Brasil pronosticó un rápido cambio de régimen.

Apenas era lunes.

Gobernar a esta nación hambrienta e inquieta se ha convertido en un acto de equilibrismo para Maduro, quien enfrenta una larga lista de amenazas, cualquiera de las cuales podría romper su control sobre el poder. Sus enemigos en el país y en el extranjero se han unido detrás del líder de la oposición: el presidente de la Asamblea, Juan Guaidó, quien ha llamado a los líderes mundiales y al ejército a que lo reconozcan como el legítimo jefe de estado. Están apareciendo reuniones abiertas de protesta y rebeliones espontáneas, y la oposición está convocando a manifestaciones en todo el país el miércoles contra la autocracia socialista.

"El gobierno está actuando rápidamente para evitar una reacción en cadena", asegura Marco Antonio Ponce, director del Observatorio de Conflictos Sociales de Venezuela, una organización sin fines de lucro de Caracas. "Las protestas van a continuar".

Disparos en la oscuridad

Maduro ha tratado de aislarse a medida que su país, alguna vez el más rico de Sudamérica, entra en una espiral de disfunción y miseria: ganó un mandato de seis años el año pasado en una elección ampliamente considerada como fraudulenta, ha encarcelado y exiliado a disidentes, y ha creado una llamada Asamblea Constitucional que es políticamente omnipotente. Pero su régimen permanece vigilante ante cualquier chispa que pueda encender su país.

Una de ellas fue apagada antes del amanecer del lunes. Cerca de dos docenas de guardias nacionales allanaron los puestos militares de Caracas, robaron armas y mantuvieron cautivos a otros soldados antes de reunirse en un fuerte cerca del centro de la ciudad. Los videos publicados en las redes sociales muestran a los guardias que discuten con sus rehenes acerca de por qué no rompen filas ante el estado del país, mientras que otros pedían a los civiles que se levantaran.

"¿No querían que los militares tomaran las calles y encendieran la mecha?", decía uno de los guardias, que se identificó como el Sargento Luis Bandres, en una de las grabaciones. "Lo estamos encendiendo”.

Pruebas de lealtad

Hablando en la televisión estatal, Diosdado Cabello, jefe de la Asamblea Constitucional, dijo a los reporteros que las fuerzas de seguridad sofocaron la rebelión, detuvieron a 27 personas –entre ellas Bandres– y recuperaron las armas saqueadas. Se están realizando investigaciones entre las fuerzas armadas para erradicar a los disidentes y el gobierno "no teme tomar las medidas necesarias", dijo.

En 2017, Maduro, el sucesor de 56 años de edad del fallecido Hugo Chávez, confió en las fuerzas de seguridad para repeler una ola de manifestaciones contra el gobierno que causaron más de 120 muertes. Las protestas ahora pueden ser menos visibles, pero son más frecuentes. Según el Observatorio de Conflictos Sociales de Venezuela, más de 12.700 protestas tuvieron lugar en Venezuela en 2018, un aumento de 30 por ciento respecto al año anterior. Ponce asegura que la expansión demuestra el menguante apoyo del gobierno entre los pobres, considerado durante mucho tiempo la piedra angular del proyecto político de Chávez.

Gobierno a la sombra

Las dificultades de Maduro no están solo en las calles. Desde que Guaidó tomó el mando de la Asamblea Nacional dominada por la oposición el 5 de enero, ha argumentado que la constitución le permite actuar como presidente interino en ausencia de un gobierno legal. La idea parece estar ganando terreno entre los venezolanos y los poderes regionales, incluidos Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos. El lunes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo a periodistas en el Foro Económico Mundial de Davos que esperaba que el gobierno de Venezuela cambiara "pronto".

La semana pasada, la Asamblea Nacional, la única institución que no está controlada por simpatizantes del partido socialista gobernante, declaró ilegítimo el gobierno de Maduro y aprobó el marco que permitiría un gobierno interino. El movimiento fue en gran parte simbólico; la Corte Suprema de Venezuela despojó al cuerpo de casi todos sus poderes en 2017, pero el lunes fue aún más lejos.

El tribunal declaró a la legislatura en desacato y anuló todas sus acciones recientes, incluido el nombramiento de Guaidó como su presidente. Este declaró que no daría marcha atrás y redobló su llamado a las calles para el miércoles, día de aniversario de la democracia venezolana de seis décadas.

Depongan las armas

Guaido lanzó un video en el que llama a los militares a no reprimir las manifestaciones. "No les estamos pidiendo un golpe de Estado", dijo repitiendo su oferta de amnistía general. "Les pedimos que no nos disparen y que defiendan el derecho de las personas a ser escuchadas".

El descontento se cuece a fuego lento en las fuerzas armadas, consideradas durante mucho tiempo como el principal agente de poder en Venezuela. Durante el año pasado, el gobierno ha encarcelado silenciosamente a decenas de soldados acusados de conspirar contra el régimen.

La rebelión previa al amanecer del lunes terminó antes de que la mayoría de los venezolanos en la capital llegaran a trabajar. Pero para muchos en Cotiza, el barrio de clase trabajadora donde se asienta el fuerte, la redada fue como un llamado a las armas.

Después de ser despertados por los disparos, los residentes respondieron golpeando ollas y sartenes y descendiendo al puesto de la guardia nacional. Los manifestantes prendieron fuego a los contenedores de basura en la entrada de la base y arrojaron piedras y basura a los soldados desde las casas en las laderas.

Desde que Chávez tomó el poder hace dos décadas, los sectores ricos y de clase media que conforman el este de Caracas han sido el principal escenario de los disturbios antigubernamentales. Los enfrentamientos del lunes tuvieron lugar cerca del centro, a casi dos kilómetros del palacio presidencial y los ministerios del gobierno.

"Lo que sucedió en Cotiza muestra que los sectores de la clase trabajadora, y los leales al chavismo, están dispuestos a salir a la calle; e incluso los que toman las armas", asegura Ponce.