Los apartamentos fantasma de Beirut asedian la economía.
Las cortinas siempre cerradas de los edificios de lujo vacíos de la ciudad juntan polvo sobre los comercios cerrados de los frentes del centro comercial Beirut Souks y permiten vislumbrar el sombrío panorama económico de uno de los países más endeudados del mundo.
El prolongado conflicto en la vecina Siria y las divisiones políticas locales han afectado la confianza. El crecimiento económico se ha estancado hace años, pero se corre el riesgo de que una marcada caída del sector inmobiliario tenga consecuencias más amplias en tanto firmas desarrolladoras escasas de dinero postergan pagos a contratistas y retrasan el pago de intereses de su deuda a los acreedores. La reciente retirada de un programa de préstamos para la compra de viviendas que subsidiaba el banco central ha desalentado aún más a posibles compradores.
El crecimiento económico se ha estancado hace años
Es lo que Houssam Batal, máximo responsable de Premium Projects, califica de “casi la situación más catastrófica” que enfrenta el sector inmobiliario libanés.
“Hemos experimentado retrasos en los cobros y nos cuesta mucho vender”, dijo Batal, cuya compañía de desarrollo y construcción se concentra en la zona cara del centro de Beirut. Luego de que le costara vender apartamentos tasados en US$1,2 millones, Batal dice que la demanda ahora vacila ante unidades de la mitad de ese valor.
La salud del sector de bienes raíces es importante porque representa alrededor de 15 por ciento de la actividad económica
La salud del sector de bienes raíces es importante porque representa alrededor de 15 por ciento de la actividad económica. Según un estudio de Bank Audi, las ventas de propiedades cayeron 17 por ciento en los primeros nueve meses de este año, mientras que la cantidad de permisos de construcción otorgados se redujo 23 por ciento.
Un auge de la construcción que comenzó antes del conflicto sirio ha sufrido las consecuencias, lo que hace que algunos apartamentos lleven años en el mercado. Pocos estimaron que la guerra, que comenzó en 2011, se prolongaría tanto, que devastaría el comercio, llevaría a unos 1,5 millones de refugiados a su pequeño vecino y le costaría a la economía libanesa alrededor de US$18.000 millones.
La caída de los precios del petróleo en 2015 ha desalentado a los expatriados ricos del país. Hasta los compradores árabes del Golfo, que antes volcaban su ingreso disponible a pies de tierra o a inversiones para alquilar en la hedonista capital libanesa, ahora se retraen.
La caída “obedece principalmente a la actitud de espera generalizada entre los inversores debido a la incertidumbre política y macroeconómica”, dijo Marwan Barakat, economista jefe de Bank Audi.
Un típico apartamento de Beirut, ubicado entre el Mediterráneo y verdes montañas, puede costar entre US$2.000 y US$7.000 por metro cuadrado
Hace más de seis meses que en El Líbano no hay un gobierno. Si bien la parálisis política no es nada nuevo, esta vez están en juego aproximadamente US$11.000 millones de préstamos y subsidios de donantes internacionales. La economía está agobiada ante el peso de la deuda pública, que el Banco Mundial advierte que está en “una senda insostenible” hacia un 155 por ciento del producto interno bruto para fines de 2018, mientras que el crecimiento económico podría declinar a 1 por ciento.
Un típico apartamento de Beirut, ubicado entre el Mediterráneo y verdes montañas, puede costar entre US$2.000 y US$7.000 por metro cuadrado, según el barrio.
