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El sucesor de Lula no sería "el cuco" que los inversores brasileños temen

Los mercados financieros están tan asustados de que el exalcalde de São Paulo Fernando Haddad pueda convertirse en presidente de Brasil como lo estuvieron cuando su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, fue elegido hace 16 años.

Workers' Party And Communist Party Of Brazil Announce Alliance Backing Former President Lula
Workers' Party And Communist Party Of Brazil Announce Alliance Backing Former President Lula | Bloomberg

Los mercados financieros están tan asustados de que el exalcalde de São Paulo Fernando Haddad pueda convertirse en presidente de Brasil como lo estuvieron cuando su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, fue elegido hace 16 años.

En aquel entonces, Lula calmó a los inversionistas adoptando políticas a favor del mercado y designando a un respetado equipo económico que supervisó el rápido crecimiento económico y lo convirtió en un favorito de Wall Street. Lo más probable es que Haddad, quien el martes reemplazó oficialmente a Lula como candidato del Partido de los Trabajadores, intente seguir un camino similar; solo que no será tan fácil.

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Haddad, académico de 55 años y exministro de Educación de Lula, consiguió apoyo en las encuestas de opinión esta semana y ahora está estadísticamente empatado a la cabeza, lo que impulsó otra liquidación de activos brasileños. Con el respaldo explícito de Lula, podría tener suficientes votos para llegar a una segunda ronda contra Jair Bolsonaro, el exparacaidista de fuerte temperamento que amplió su liderazgo en las encuestas tras ser apuñalado por un fanático durante un acto de campaña realizado la semana pasada.

"Haddad es más pragmático y menos ideólogo", dijo James Gulbrandsen, administrador de fondos con sede en Río de Janeiro que ayuda a supervisar US$3.500 millones en NCH Capital. Existe una posibilidad razonable de reformas minimalistas "que mantengan a Brasil fuera de la zona de default bajo un posible gobierno de Haddad".

Hasta ahora, las propuestas de Haddad han preocupado a los mercados financieros. Entre ellas: los bancos públicos volverían a ofrecer créditos baratos; las reformas a favor del mercado implementadas bajo el mandato del actual presidente Michel Temer se revocarían; y los controles de capital se utilizarían para ayudar a estabilizar la moneda.

Discurso duro

Haddad con frecuencia apunta a lo que él llama el oligopolio de los bancos brasileños. "No tenemos más paciencia con estos tipos, tenemos que dar un golpe a los bancos", ha dicho.

Sus partidarios dicen que es solo un discurso de campaña, argumentando que se ha apegado a políticas económicas ortodoxas y que es un pragmático capaz de lograr consenso entre los partidos. Como alcalde de la ciudad más grande del país, Haddad mantuvo un equilibrio en las finanzas, impulsó impopulares alzas tarifarias para los autobuses y obtuvo una calificación de grado de inversión.

"Es injusto pensar en Haddad como un político económicamente irresponsable", dijo Kiko Celeguim, también del partido de Haddad y alcalde de Franco da Rocha, ciudad cercana a São Paulo.

Luego está la pregunta de si los líderes del partido permitirían a Haddad buscar una agenda económica más favorable al mercado, como mantener un tope de gasto constitucional o partes de una reforma del mercado laboral implementada por la administración actual de Temer. Como intelectual de clase media con títulos de economía, derecho y filosofía, Haddad es considerado distante de los movimientos de base del partido, no un hombre de la clase trabajadora.

Pero Haddad no fue la primera opción de Lula para ceder el bastón de mando. Jacques Wagner, exgobernador de Bahía y confidente de Lula por mucho tiempo, declinó el desafío debido a una investigación de corrupción en curso en su contra, según dos miembros de alto rango del partido que pidieron no ser identificados.

No es un títere

El control total de Lula sobre el Partido de los Trabajadores también plantea la interrogante de quién estaría realmente a cargo si gana Haddad. Tarso Genro, veterano del partido que de alguna manera lanzó la carrera política de Haddad al conseguirle el puesto de ministro de Educación de Lula, desestimó la idea de que el expresidente pueda actuar como titiritero, dirigiendo al país tras rejas.

"Haddad no es un marcador de posición; es un sucesor con talento ", dijo Genro a Bloomberg News.

"Los inversionistas pedirán pruebas de su compatibilidad con el mercado", dijo Buscaglia. "En 2002, el real colapsó hasta que Lula demostró que no sería un extremista. Lo mismo es necesario ahora, solo que la urgencia fiscal es mucho mayor".