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Theresa May tiene un posible aliado en Europa

Mientras la primera ministra Theresa May continúa azotando su cabeza contra el impenetrable muro de Bruselas, la probabilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea sin un acuerdo de separación ordenada se incrementa con cada día desperdiciado.

Less Britain, Less Trade
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Mientras la primera ministra Theresa May continúa azotando su cabeza contra el impenetrable muro de Bruselas, la probabilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea sin un acuerdo de separación ordenada se incrementa con cada día desperdiciado.

El gran perdedor si eso sucede sería Gran Bretaña, pero los países de la UE también corren riesgo. No han rechazado los preparativos para un brexit sin acuerdo, pero parece haber una brecha considerable en términos de preparación entre los gobiernos y las empresas, que todavía tienen problemas para creer en una salida sin pacto.

El año pasado, un equipo de investigadores del Fondo Monetario Internacional publicó una estimación del impacto económico a largo plazo del brexit en los Estados miembros de la UE: un declive productivo de hasta 4 por ciento para Irlanda pero de no más de 1 por ciento para el resto si no se alcanza un acuerdo. Otros estudios también han proyectado un impacto pequeño en comparación. Quizás la mejor manera de entender lo que le haría un brexit duro a las economías europeas es calcular las pérdidas comerciales que resultarían al aplicar los aranceles de la Organización Mundial de Comercio. Los economistas irlandeses Martina Lawless y Edgar Morgenroth hicieron los cálculos utilizando datos a nivel sectorial.

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Mientras más importante sea el comercio para un país, más dolorosas serán estas pérdidas.

Irlanda tiene una mayor relación comercio-producción económica que todos los países de la UE excepto Luxemburgo. Combinada con una elevada pérdida comercial estimada, eso significa que Irlanda es el país más expuesto, seguido de Eslovaquia, Bélgica y Holanda. No es coincidencia que Irlanda, Holanda y Bélgica se han mostrado particularmente enfocados en prepararse para el brexit.

El plan de contingencia irlandés es de 70 páginas. Muestra un entendimiento total del cambio anticipado. Ya se asignaron fondos para hardware y software a fin de producir la documentación adicional necesaria si el comercio cambia a los términos de la OMC. Existen disposiciones para ofrecer bahías de inspección y estacionamiento para camiones adicional en los puertos, además de personal extra en donde requieran las nuevas barreras fronterizas. El gobierno, con ayuda de la Comisión Europea, identificó la legislación que deberá ser modificada antes de abril si todo indica que el Reino Unido saldrá sin acuerdo de la UE el 29 de marzo.

Es imposible aislar completamente a las empresas irlandesas de las consecuencias de un brexit duro, pero el gobierno lo ha intentado. Para 2019, creó un esquema de préstamos de 300 millones de euros (US$342 millones) para ayudar a las compañías afectadas, que se suma a otro de 300 millones de euros y de menor plazo que se puso en marcha el año pasado. Los agricultores reciben subsidios para paliar las pérdidas por exportaciones y hacer frente al posible aumento de los trámites burocráticos en la frontera.

El gobierno irlandés incluso administra una cuenta de Twitter especial en la que ofrece novedades sobre los preparativos, pero la evidencia anecdótica sugiere que la preparación real de los irlandeses para un brexit duro a fines de marzo podría no ser mucha. La expansión de los puertos no ha sido suficientemente rápida y es probable que haya alteraciones en las primeras semanas luego de que cambien las normas comerciales. Las compañías de transporte no han contratado al nuevo personal necesario para gestionar las declaraciones aduaneras.

"Francamente estamos jodidos" en caso de un brexit al borde del precipicio, admitió Simon McKeever, titular de la Asociación Irlandesa de Exportadores, en una conferencia industrial celebrada en enero.

Los gobiernos holandés y belga han creado portales web especiales sobre preparativos para el divorcio, que incluyen versiones de un "examen sobre el impacto del brexit", un cuestionario que empresas, y en el caso de Holanda funcionarios locales, pueden responder para obtener recomendaciones acerca de cómo prepararse. Al igual que en Irlanda, miles de personas en Holanda y Bélgica han asistido a eventos de orientación sobre el brexit. Decenas de miles han realizado el examen. Uno podría pensar que las empresas holandesas y belgas saben lo suficiente para estar listas.

No obstante, a fines de 2018, la última vez que la Cámara Holandesa de Comercio actualizó el "barómetro del brexit" que usa para medir el nivel de preparación de sus empresas, el 58 por ciento no efectuó preparativos para un escenario de salida sin acuerdo y el 34 por ciento aseguró no tener idea de lo que eso significaría para ellas.

En Bélgica, el ministro de Finanzas, Alexander de Croo, señaló el mes pasado que el 80 por ciento de las empresas nacionales que hacen negocios con el Reino Unido no estaban listas para un nuevo régimen aduanero.

En algunos países que serían golpeados con relativa dureza por un brexit al borde del precipicio como Eslovaquia, polo automotor, ni siquiera el gobierno está haciendo algo que vaya más allá de ajustar cierta legislación en línea con las recomendaciones de la UE y decidir sobre el estatus de británicos varados (en la mayoría de los países del bloque se les dará un año o más para postular a residencia). El primer ministro eslovaco, Peter Pellegrini, afirmó que la economía del país mantendrá su ritmo de crecimiento independientemente del brexit. "Si muchas compañías deciden dejar el Reino Unido como resultado de un brexit duro, incluso podría ser ventajoso para Eslovaquia", declaró.

Al igual que sus vecinos polacos, Eslovaquia también espera que sus ciudadanos regresen a casa desde Gran Bretaña tras el brexit para ayudar a subsanar un déficit laboral, de hecho incluso ha celebrado eventos en Londres en los que ha pedido a los eslovacos radicados en tierras británicas que vuelvan.

Países más grandes sentirán un impacto más pequeño y enfrentan mayores pérdidas absolutas, pero Alemania, Francia y España también enfrentan brechas entre la conciencia sólida de sus gobiernos sobre lo que significaría un brexit al borde del precipicio y el escepticismo de las empresas sobre la posibilidad de que ese evento ocurra.

La asociación alemana de cámaras comerciales e industriales creó un cuestionario sobre preparativos para el brexit similar a los de Holanda y Bélgica y un representante de la agrupación indicó a fines de enero que ha sido descargado 23.000 veces en los dos meses previos. Sin embargo, al ser consultado si las empresas alemanas estaban listas para un brexit duro, Martin Wansleben, titular de la asociación, respondió que no entendía cómo eso podía ser posible:

No se sabe con exactitud lo que pasará con los impuestos aduaneros. Tampoco se sabe, y este es un punto muy importante, si se pueden imponer los impuestos aduaneros, que suben el valor de los productos para Inglaterra, además de los precios. ¿Pagarán más los ingleses en el futuro o estará en sus márgenes? Y no se sabe lo que pasará con el desarrollo económico en Inglaterra, porque hay dificultades allá. Así que no creo que uno se pueda preparar para el caos.

La brecha de preparativos entre gobiernos y empresas probablemente afectará al desenlace de las negociaciones de May con la UE.

Líderes políticos irlandeses y continentales y altos funcionarios de la UE sienten que han hecho bastante para prepararse para cada eventualidad ligada al brexit. En efecto, es difícil esperar más de ellos que lo que ya han hecho. Analizaron los cambios normativos necesarios, redactaron y aprobaron leyes, asignaron fondos y realizaron compromisos.

Su bien merecida confianza de que han hecho su tarea les ayuda a negociar con firmeza con May. En lo que concierne a ellos, el desastre no los tocará incluso si no hay acuerdo, y de hecho, si bien un brexit duro le costaría miles de millones de euros a la UE, es poco probable que su impacto sea devastador.

Por otro lado, a medida que se acerca la fecha de salida, es probable que los llamados cada vez más angustiados de ejecutivos empresariales lleguen a oídos de líderes políticos. Los empresarios que no tomaron precauciones porque consideraron que un brexit duro era demasiado descabellado finalmente se preocuparán, pero demasiado tarde para evitar pérdidas y caos. Esa posibilidad fortalece la mano débil de May y refuerza las esperanzas de un compromiso de última hora.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.