CIENCIA
datos del ministerio de salud y desarrollo social

Accidentes en el agua: muere un argentino ahogado cada 24 horas

En su mayoría son chicos y adolescentes. El 85% ocurre por supervisión inadecuada de los adultos. Faltan más medidas de seguridad en piletas.

20190222_1388_ciencia_CP28 Agencia Shutterstock
Salvataje. Los niños menores de 4 años deben usar chaleco salvavidas mientras estén en el agua. | shutterstock

A la muerte de Lucas, un niño de 5 años que se ahogó en la pileta de una colonia de vacaciones en La Plata, esta semana se sumó otro caso fatal: el domingo el cuerpo de un menor de 9 años fue hallado sin vida en el fondo de la piscina del Club Defensores de Talleres en la ciudad santafesina de Venado Tuerto. Ambos casos abrieron la polémica por la seguridad en las piletas de natación. Y pusieron el foco en una problemática de salud desatendida: los accidentes en el agua.

En lo que va del verano, 14 personas perdieron la vida en arroyos, lagunas, mares o piletas de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Salta y Santiago del Estero. Según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación (Estadísticas Vitales 2017), 373 argentinos murieron por ahogamiento y sumersión accidental en 2017 (una muerte cada 24 horas). Del total, 212 eran niños, adolescentes y jóvenes menores de 24 años y la mayoría varones. De hecho, en nuestro país la asfixia por inmersión es la segunda causa de muerte entre el año de vida y los 15, solo precedida por los accidentes viales.

“Puede que los ahogamientos parezcan un problema del que debemos preocuparnos muy poco, pero en realidad son una cuestión mayor en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente son la tercera causa de muerte por traumatismo accidental en el planeta y representan un 7% del total de lesiones traumáticas. Llevado a números concretos, 360 mil personas mueren por año a causa de una asfixia por inmersión”, sostuvo el pediatra Ignacio Gómez de la Fuente,  especialista del Centro de Rehabilitación Infantil de Fleni Escobar.

Peritan hasta el agua para saber qué fue lo que pasó en la colonia

La OMS define ahogamiento como el proceso de sufrir dificultades respiratorias por encontrarse sumergido o inmerso en un medio líquido, sea en piscinas, el mar e incluso hasta un balde con agua. Sus consecuencias varían desde lesiones neurológicas de diferentes magnitudes hasta la muerte. La mortalidad de las víctimas por ahogamiento por inmersión varía entre el 10% y el 24%. Los niños y adolescentes son los más vulnerables. En el caso de los chicos, esto sucede generalmente en piscinas de clubes o familiares, con la presencia más o menos cercana de adultos.

“El problema es que los padres muchas veces no toman conciencia de que un niño, sobre todo los más pequeños, se pueden ahogar en 10 cm de agua. Eso hace que no se extremen las medidas de prevención”, le dijo a PERFIL Osvaldo Ruben Aymo, presidente del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que realizó el consenso “El niño y el agua” para dar  visibilidad a esta problemática.

“La otra cuestión que empieza a aparecer es la falta de supervisión de un adulto responsable. Siempre debe haber un adulto responsable y, lo que es más importante, atento. Porque si una persona está ensimismada en el celular, pierde totalmente la atención sobre el niño y en cuestión de minutos el niño se muere ahogado”, sostuvo Aymo.

Imputaron al guardavidas y al encargado de la colonia donde se ahogó el nene de 5 años

Recomendaciones. El aprendizaje de la natación es una de las medidas en las cuales se hace hincapié en el consenso. Esto debería comenzar a los 4 años, edad en que los niños están física y mentalmente aptos para comprender y realizar lo que se les enseña. Sin embargo, esto no le da al chico la seguridad para mantenerse a flote o nadar en una emergencia, advirtieron los especialistas. “En el consenso decimos que estimulamos la natación a partir de los 4 años. Pero hay que decirles a los padres que aunque el niño sepa nadar siempre tiene que tener la mirada atenta de un adulto responsable”, afirmó Aymo.

Además, existen ciertas  condiciones para una “pileta segura” que en la práctica no se cumplen en muchos clubes o natatorios privados: como tener  un cerco perimetral completo de 1,30 metro de alto como mínimo, con una puerta única con un mecanismo de apertura-cierre no accionable por niños pequeños. También que los bordes y el piso de la piscina sean de material antideslizante. Otro punto clave es la calidad del agua (más aún en piletas comunitarias): la transparencia garantiza la visión del niño y sus movimientos, algo esencial para la seguridad y salud de los chicos.

“Las asfixias por inmersión son accidentes que ocurren en absoluto silencio y donde cada minuto cuenta. Lo más importante, entonces, es actuar con rapidez y calma ya que cuando un niño cae al agua, apenas tres minutos alcanzan para producir daño neurológico”, explicó De la Fuente, del Fleni  Escobar. Allí hay programas de rehabilitación específicos para los niños y adolescentes con compromiso neurológico producto de un ahogamiento.

En el 85% de los casos, los accidentes por asfixia por inmersión se pueden prevenir

Por eso es importante en caso de accidente pedir rápidamente ayuda, sacar lo antes posible al niño del agua y que una persona llame a un servicio de emergencia mientras otra asiste al niño ahogado. Si respira, se lo debe poner de costado, en posición de recuperación. Y si no respira, iniciar respiración boca a boca y  reanimación cardiopulmonar .

En el 85% de los casos, los accidentes por asfixia por inmersión se pueden prevenir. Para esto los especialistas hacen hincapié en la importancia de  concientizar a las familias sobre el riesgo que implica dejar a un niño sin supervisión cerca del agua. Pero también en la instrucción de RCP, lo que puede salvar una vida. n