CIENCIA
contra el virus transmitido por mosquitos

Científicos argentinos buscan la vacuna para chikungunya

Investigadores de la Universidad de San Martín y el INTA ganaron un subsidio de $ 6 millones para desarrollar una molécula preventiva eficaz.

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Hay equipo. Diego Alvarez, Oscar Taboga, Juan Ugalde y Victoria Alfonso tendrán tres años para completar sus experimentos. | gta Unsam

Con un subsidio de 6 millones de pesos otorgado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y por una empresa del sector farmacéutico, un grupo de investigadores argentinos acaba de iniciar un proyecto biotecnológico desafiante pero que puede tener un gran premio: desarrollar, desde cero, una vacuna que sea capaz de prevenir la infección por el virus chikungunya en las personas. Hoy esa opción no existe y, sin embargo, se está volviendo cada vez más necesaria.

“Los primeros casos de fiebre chikungunya registrados en países de América son recientes, datan de 2013. Pero en este lustro la patología se extendió velozmente y organizaciones internacionales como la OMS ya reconocen su presencia en 43 países de la región”, le explicó a PERFIL el doctor Diego Alvarez, que trabaja en el laboratorio de Virología Molecular de la Universidad de San Martín (Unsam) y es colíder del proyecto. La tarea del equipo, que en total sumará una decena de especialistas, incluyendo expertos del Conicet y del INTA, será ardua.

“Diseñamos un plan de trabajo que tomará tres años”, le contó a este diario el doctor Juan Ugalde, codirector del proyecto y decano del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Unsam. Y será una tarea no exenta de competencia puesto que otros grupos en el mundo buscan el mismo objetivo y ya hay algunas “candidatas” a vacunas atravesando la Fase I de los estudios clínicos.

“Comenzaremos usando como herramienta baculovirus, que es un tipo de virus que solo infecta insectos y no afecta a mamíferos. Y le generaremos modificaciones genéticas”, contó Ugalde. Usando técnicas recombinantes introducirán en el ADN del baculovirus partes del genoma del chikungunya.  “Así obtendremos un nuevo tipo de virus híbrido que –en teoría– si se lo inyecta a una persona sana será capaz de activar su sistema inmune y este podría comenzar a generar anticuerpos efectivos contra el chikungunya si el virus ‘real’ lo infecta más adelante”, detalló.

Lo atractivo de apostar por este enfoque biotecnológico es que, con esta vacuna, una persona sana se expondrá a apenas un conjunto reducido de las típicas proteínas del chikungunya. Y estas, por sí solas, no pueden enfermar. Pero la exposición alcanza para generar anticuerpos y despertar una “memoria inmune” contra el chikungunya.

Los expertos destacan la buena expectativa que tiene  recurrir a los baculovirus como vector.

“Estaremos trabajando con un tipo de virus que la ciencia ya viene estudiando desde hace muchísimos años y que es totalmente seguro respecto de la salud de las personas. Nuestros colaboradores del INTA ya usaron con éxito ese virus para el ‘transporte’ de proteínas, y en este caso lo haremos con las del chikungunya”, contó Diego Alvarez.

Como ocurre con otros medicamentos y vacunas, este desarrollo de laboratorio tomará su tiempo. “Con el subsidio tenemos hasta el año 2021 para poner a punto el nuevo virus híbrido y comprobar fehacientemente, en ratones, que la vacuna desata un efecto inmunológico preventivo”, detalló Ugalde.

Luego, si todo resulta bien, desde la Unsam traspasarán el know-how adquirido y los resultados a la compañía Sinergium Biotech –una empresa de investigación conformada por los laboratorios argentinos ELEA y Biogénesis Bagó– para que desde allí encaren la segunda parte del trabajo: ensayar la seguridad y la efectividad de esta futura vacuna en personas sanas, realizando los estudios clínicos que demuestren su real poder de protección. Esta parte del proceso, y su posterior regulación y aprobación por las autoridades de salud, también será laboriosa y puede tomar de cinco a siete años. “Si todo funciona bien pensamos que podríamos contar con una vacuna efectiva contra el chikungunya disponible comercialmente tal vez en menos de una década”, se entusiasma Ugalde. Parece mucho, pero con este subsidio ganado los investigadores dieron el primer paso en esa dirección.

Los signos que preocupan

“El chikungunya es una enfermedad infecciosa que se contagia a las personas por la picadura del mosquito Aedes aegypti, el mismo del dengue” resumió el doctor Diego Alvarez. “Sus síntomas son fiebre alta, dolores articulares y musculares, náuseas, cansancio y erupciones en la piel”. En grupos de riesgo, como bebés, ancianos, inmunodeprimidos y diabéticos, puede generar complicaciones mortales. Aunque por ahora en Argentina no está extendido –no hubo registros epidemiológicos de circulación activa durante 2017– sí se notificó un caso en Santa Fe y hay otros nueve considerados “probables”, en Buenos Aires y Córdoba. En cambio en Brasil la situación es mucho más compleja: solo durante 2016 hubo 277.882 casos “probables” de fiebre chikungunya. Y sumando todos los casos registrados en América Latina desde 2013, la cantidad de afectados por el virus supera el millón de personas.