CIENCIA
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Con el calor, volvió el alerta por la aparición de alacranes en CABA

De las especies de escorpiones que hay en el país, el T. trivittatus es la más peligrosa. Cómo identificarlo y qué hacer ante picaduras.

20170119_1393_ciencia_CP41 Marcelo Aballay
De las especies de escorpiones que hay en el país, el T. trivittatus es la más peligrosa. Es de color pardo, tiene tres líneas oscuras sobre el lomo y en la cola dos aguijones. | marcelo aballay

Los escorpiones o alacranes son parte de la población de insectos con las que debemos convivir, ya que están presentes en todo el país. De diciembre a mayo suele producirse una mayor aparición. No se trata de una invasión, sino que durante el verano salen de sus áreas de resguardo: galerías subterráneas, sótanos, cañerías y túneles. La semana pasada dos chicos debieron ser internados en Santa Fe, debido a picaduras de alacranes. Y también aparecieron varios ejemplares en el barrio porteño de Palermo.
“De las especies de escorpiones que hay en Argentina, el Tityus trivittatus es la peligrosa. Se lo reconoce fácil, es de color pardo, tienen tres líneas oscuras paralelas sobre el lomo y en la cola se ven dos aguijones. Su veneno consta principalmente de dos toxinas. Una de ellas es neurotóxica, actúa en el sistema nervioso autónomo sobre los canales de sodio de las neuronas. La otra ejerce una acción inflamatoria que se manifiesta principalmente en los pulmones, pudiendo producir edema y dificultades respiratorias”, le explicó a PERFIL Adolfo de Roodt, director del Laboratorio de Toxinopatología del Instituto Anlis-Malbrán.
Los accidentes por escorpiones, como los de otros animales venenosos (arañas y víboras), son de notificación obligatoria a la autoridad sanitaria. Según el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, alrededor del 80% de los accidentes por animales venenosos corresponde al T. trivittatus. El número de casos en todo el país hasta diciembre de 2018 fue de  5.467, comparable con los 6.698 de 2017, y ligeramente inferior a los 7.254 de 2016. Las provincias más afectadas fueron Córdoba y Tucumán.  En CABA la prevalencia se mantiene constante, con 37 casos en 2017 y 35 hasta diciembre del año pasado.
“Por fortuna, tenemos mucho más escorpiones que picaduras y en la Ciudad de Buenos Aires no hubo muertos. El primer caso grave fue en 2009 en Casa Cuna y en 2017 en el Hospital Gutiérrez, un chiquito que fue picado en Plaza Francia. Ambos pacientes requirieron el uso de antisueros, el resto de los accidentados recibió solo tratamiento sintomático pues se trató de casos de escasa gravedad”, sostuvo De Roodt, docente de la 1º Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina  de la UBA.
Para combatir los efectos de la picadura se utiliza un antisuero que se produce en el Malbrán. “Para prevenir los efectos del veneno es importante actuar rápido: los antisueros son efectivos dentro de las primeras dos horas de la picadura, que es cuando las toxinas están libres en la sangre del paciente. Al cabo de ese tiempo, cuando el veneno está unido a células, ya no es efectivo. Por eso es importante estar alertas y, si se sospecha de una picadura, concurrir inmediatamente a un centro de salud”, recomendó.
“La picadura es muy dolorosa, mayor que la de una abeja o una avispa. Se recomienda poner hielo en la zona, pues no solo alivia sino que al provocar la vasoconstricción de los vasos sanguíneos se limita la circulación del tóxico, brinda un poco más de tiempo”, agregó. Para el médico veterinario, no hay que preocuparse por los alacranes sino ocuparse. “Los T. trivittatus se alimentan de otros insectos. Para controlar a los escorpiones hay que combatir a las cucarachas”, concluyó.