CIENCIA
advertencia de la nasa

Fuerte tormenta solar podría dañar redes de comunicación

Científicos alertaron que en mayo de 2013 se daría el pico de actividad del Sol. El fenómeno ocasionaría apagones y problemas en los satélites.

Impacto. Una eyección de masa coronal del Sol captada por la NASA. Y la aurora boreal que se observó la semana pasada en Alaska. La tormenta no causó daños a satélites.
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“Somos hijos del Sol”. La frase de Cristina Mandrini, jefa del Grupo de Física Solar del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, describe la dependencia que se tiene de esa estrella y por qué los investigadores la monitorean en todo momento y hasta cuentan con cuidado sus manchas. Según las predicciones de la NASA y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, la actividad solar tendrá picos en mayo y, en especial, a fines de 2013.

El ciclo actual del Sol, el número 24, es de actividad limitada, con viento solar de baja velocidad (entre 800 y 1.000 kilómetros por segundo) y pocas manchas. “Presenta menos cantidad de eyecciones de masa coronal, que son erupciones en forma de burbuja de grandes dimensiones que puedan alcanzar el tamaño de 15 y hasta 30 Tierras juntas”, explicó Julio Gianibelli, jefe del Departamento de Geomagnetismo y Aeronomía de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata.

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Los ciclos solares son de una duración variable que puede oscilar entre 9 y 11 años, o más. El cambio de ciclo se da por distintos indicadores, como la actividad o cuando las manchas invierten la carga magnética y pasan, por ejemplo, de ser positivas a negativas.

A pesar de la aparente tranquilidad de este ciclo, los investigadores no dejan de observar al Sol. “Este ciclo es petiso, pero no significa que no vaya a pasar nada. Tiene pocas manchas, pero eso no quiere decir que en algún momento no aparezca una que mire justo hacia la Tierra”, aclaró Mandrini.

Si eso ocurre, aumentan las posibilidades de una tormenta solar, es decir, que una eyección de masa de grandes cantidades de material, plasma y partículas cargadas magnéticamente se dirija hacia la Tierra a gran velocidad. “Cuando ese material llega, interactúa con el campo magnético terrestre e ingresan partículas a nuestra atmósfera. Esto puede generar auroras, perturbaciones en los sistemas de comunicaciones y daños en el instrumental de los satélites”. Así fue como, la semana pasada, una eyección de masa coronal del Sol permitió ver en la Tierra auroras de gran belleza en distintos puntos del Hemisferio Norte.

Futuro. El problema es que estas eyecciones, además de auroras, pueden causar grandes apagones y dañar los transformadores de centrales eléctricas, como ya ocurrió en 1989 en Canadá por las corrientes parásitas que producen alteraciones como resultado de las tormentas solares. Aunque estos eventos afectan más al Hemisferio Norte, el geofísico Julio Gianibelli no descarta en el futuro problemáticas similares en el Sur. Lo que sí se vería afectado de manera global son los sistemas de comunicación de los que tanto dependen las sociedades actuales.

La tormenta solar más fuerte registrada es de 1859 y generó el colapso de los sistemas de telégrafos existentes en Europa y América del Norte, que quedaron inhabilitados. Con este antecedente y ante el anuncio de la NASA de un aumento de la actividad solar en 2013, el año pasado el congreso norteamericano trató la necesidad de crear planes de emergencia para tener a la comunidad preparada. Por ahora, el Sol regala auroras, pero los investigadores están alertas. “Vivimos del Sol y por eso se lo patrulla las 24 horas”, advirtió Mandrini.

 

Un escudo con puntos débiles en el Sur

El campo magnético terrestre actúa como un escudo, pero tiene sus lados flacos, regiones que permiten un mayor paso de las partículas con carga que provienen de fenómenos como las tormentas solares. Estos puntos débiles están principalmente en los polos y en la llamada Anomalía del Atlántico Sur, que abarca el sur de Sudáfrica, Uruguay, sur de Brasil, norte y centro de Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, norte de Chile y una parte del Océano Pacífico.

“El comportamiento del campo magnético terrestre no se da de manera coherente sino perturbada. En la región donde se da esta anomalía aparecen mínimos que permiten penetraciones más profundas de las partículas en la atmósfera”, señaló Julio Gianibelli, jefe del Departamento de Geomagnetismo y Aeronomía de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP. “Hay observaciones permanentes para controlar el campo magnético terrestre y su variación en el tiempo tanto en el hemisferio norte como en el sur. Esto, a través de modelos, nos va a permitir establecer qué va a pasar dentro de 50, 100 ó 300 años. Estas predicciones son discutidas por investigadores para saber si estamos ante la presencia de un cambio en el campo magnético de la Tierra”, concluyó.