CIENCIA
efecto diciembre

Las fiestas y la ola de violencia social disparan los casos de ansiedad y estrés

El 60% de los argentinos dice que llega a fin de año ‘agotado’. Los saqueos, el cierre del ciclo laboral y las reuniones familiares, entre las principales fuentes de tensión y angustia.

Presiones. En lo laboral, hay ansiedad por cumplir objetivos.
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Nadie se salva del vértigo de fin de año: al cierre del ciclo anual de trabajo, se suman los balances, la organización de las fiestas, la planificación de las vacaciones y la avalancha  de eventos sociales. “Diciembre es un mes especial. Mucha gente vive el paradigma del cierre como una fuente de estrés extra que, sumado al que habitualmente todos padecemos, tiende a desbordar los sistemas adaptativos del organismo y a producir síntomas de ansiedad”, describe Gerardo García Bonetto, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos del Humor. El psiquiatra observa que el estrés psicosocial claramente aumenta en determinadas épocas del año, como en este mes. “En nuestro medio, es muy frecuente observar aparición de ‘crisis del estado de ánimo’, tanto a la salida del verano como en la llegada de los meses cálidos”, amplía.

A la ansiedad propia de este período se le suma el contexto de conflictividad social, con los saqueos que tuvieron lugar esta semana en varias provincias del país. “Los pacientes están preocupados, con síntomas. En general, todo el mundo siente un grado de ansiedad por la situación, lo cual es normal”, señala Daniel Bogiaizian, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad.

Más allá de la coyuntura, diciembre suele encontrarnos agotados. Más del 60% de las personas llegan a fin de año muy cansadas, de acuerdo con un estudio exclusivo realizado para PERFIL por el Programa de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana. De 400 encuestados de 18 a 70 años de la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, la mitad se siente estresado a la hora de planificar tantas actividades, sobre todo las vacaciones y reuniones con amigos. En el ámbito laboral, el 50% de los relevados siente más presión que otros meses para cumplir con los objetivos planteados.

Terapia. ¿Aumentan las consultas psicológicas hacia fin de año? Eduardo Keegan, presidente de la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva y director del Posgrado de Terapia Cognitiva de la UBA, confirma que a fines de octubre y principios de noviembre “empieza a darse un alud de consultas, porque la gente ve que se termina el año y quiere empezar un proceso de cambio antes de las vacaciones”. En diciembre, Keegan menciona que suelen atender casos “agudos” de estrés y ansiedad.  Por su parte, Bogiaizian, autor del flamante libro Preocuparse de más, coincide en que “siempre hacia fin de año las personas deciden ir a terapia, a veces porque dejaron algo pendiente y no quieren que los agarre el nuevo año sin haberlo tratado”.
En Navidad, “la gente sola se siente mucho más sola y puede demandar atención psicológica”, puntualiza Harry Campos Cervera, psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Al vértigo de las fiestas se le suman los “despiadados” balances de fin de año que “pueden acarrear tristeza o depresión por no haber alcanzado ideales propuestos, sobre todo cuando son inalcanzables”, comenta  Campos Cervera.

Reunión. Al momento del festejo, la tensión familiar es otro motivo común de estrés. Surgen los dilemas clásicos: ¿con quién pasar las fiestas? ¿Y la comida? ¿Y los regalos? ¿Y los gastos? “Pensamos que antes de fin de año tenemos que vernos con todos, terminar sí o sí ese proyecto… nos obligamos a hacer un cierre de determinadas cosas. El fin de año no es per ser una razón de estrés, sino el significado que le damos”, define Campos Cervera.

“Cada persona tiene un ideal de cómo deben ser las fiestas. Quiere que todo salga perfecto, que todos se lleven bien… Las reuniones terminan convirtiéndose en una fuente de ansiedad, cuando se supone que uno se junta para pasar un buen momento”, opina Bogiaizian. Según el especialista, planear las vacaciones es otra fuente de estrés: elegir el lugar, el miedo a equivocarse al alquilar, los peligros de salir a la ruta o la fobia a volar.

“¿Se puede escapar del “efecto diciembre”? Los especialistas coinciden en señalar que hay que aprender a no preocuparse de más y apuntan algunos consejos (ver infografía). “Para la gente, lamentablemente, volverse loco antes de fin de año es lo más natural del mundo”.

 

Más trabajo, el deseo para 2014

La mayoría de los encuestados por el Programa de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana termina el año con un saldo positivo. Se destaca que el 76% de los jóvenes califica al 2013 como un buen año y creen que el 2014 será aún mejor. El optimismo es inversamente proporcional a la edad: el 38,5% de los mayores de 50 sostiene que el 2013 fue un mal año y el 34,6% cree que el próximo será mejor. Igualmente, en promedio, más de la mitad de los 400 encuestados piensa que el 2013 fue positivo y el 60% que el año que viene va a ser mejor.
En esta época de balances, también emergen las resoluciones. Dentro de los deseos de los encuestados para el 2014, las ganas de mejorar laboralmente y de viajar ocupan el podio. Las mujeres son las que más desean progresar en su trabajo y los hombres, hacer turismo. Estudiar o capacitarse es otra meta del 24,1% de los varones, mientras que el 19% de las mujeres se propone hacer más actividad física.