CIENCIA
marcelo magnasco, biofisico argentino

Los delfines salvaron a su tío y ahora trata de descifrar en el laboratorio cómo hablan

El líder del Departamento de Neurociencias Integradas de la Universidad Rockefeller (EE.UU.) busca decodificar el lenguaje de estos mamíferos. “Son animales capaces de innovar”, asegura.

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hombre de mar. Marcelo Magnasco es experto en física de la audición. Graba a los delfines bajo el agua para tratar de entender qué significan sus vocalizaciones. | Sergio Piemonte

Durante su infancia, una experiencia marcó a fuego al físico Marcelo Magnasco: “Cuando era chico, en mi familia pasó algo muy fuerte: mi tío estaba en Villa Gesell, nadando en el mar y la corriente lo fue alejando y no podía regresar. Cuando estaba ya muy cansado, un delfín se acercó y –a topetazo limpio– lo empujó hasta la playa”. Varias décadas más tarde Magnasco, especialista en biofísica y actual líder del Laboratorio de Neurociencias Integradas de la Universidad Rockefeller (Nueva York), trata de descifrar cómo se comunican estos mamíferos.

Son animales que llamaron la atención de las personas desde tiempos inmemoriales”, contó el experto, uno de los oradores de TEDxRíodelaPlata ayer en Tecnópolis, mientras mostraba fotos de antiguas ánforas con ilustraciones de estos animales. “Y desde los griegos hay muchos relatos de cómo salvan a personas en peligro”.

Según le explicó a PERFIL, los científicos vienen estudiando a los delfines, en forma sistemática, desde hace cuarenta años. “Ya sabemos cosas muy interesantes. Por ejemplo, está claro que son muy inteligentes. Pero también sabemos que son animales capaces de innovar, por ejemplo, creando nuevas piruetas a la hora de hacer destrezas”.

“Pero lo llamativo –aseguró Magnasco– es que se les puede pedir que creen nuevas piruetas en tándem, donde dos delfines se mueven y saltan en forma perfectamente sincronizada. Eso nos hace preguntarnos: ¿cómo hacen para ponerse de acuerdo? ¿Se combinan vocalizando palabras? ¿Uno crea y el otro lo sigue? Esas son algunas de las respuestas que estamos tratando de encontrar en nuestro laboratorio”.

Para poder desentrañar las vocalizaciones de los delfines, los científicos graban sus sonidos. “Luego los analizamos como si fueran una partitura musical. A veces el trabajo en acuarios es como en un gran laboratorio”, afirmó Magnasco. “Pero para poder verlos realmente con toda su ‘viveza’ y habilidades a pleno, tenemos que estudiarlos en mar abierto. Y en condiciones complejas, porque –primero– cada día hay que encontrarlos y luego ver cómo interactúan y ‘hablan’” en un espacio abierto y entre varios individuos”.

Para mejorar los análisis, Magnasco y su equipo están desarrollando nuevas herramientas tecnológicas: “Combinamos imágenes de video tomadas con drones, con grabaciones de un sistema de micrófonos submarinos que nos permite ubicar qué delfines están hablando en un grupo. Y sumamos un display de cámaras de video capaces de registrar un entorno de 360°, que usamos para analizar conductas, posiciones y los movimientos de todo el grupo. De esa manera intentamos entender qué significan sus vocalizaciones y palabras”.

Otro desarrollo fue adaptar una gran pantalla de computadora de alta definición para usarla bajo el agua. “Ahí podemos mostrarles imágenes a los animales y nos permitirá hacer nuevos experimentos”.

—¿Qué es lo mejor que le pasó trabajando?
  —Una vez en el mar, se nos acabó la batería del dron con el que los grabábamos. Para no perderlos, enseguida me tiré al agua con una camarita portátil para seguir filmándolos. Dos delfines jóvenes se me acercaron y me miraron atentamente, mientras vocalizaban. Yo siempre trato de no buscar explicaciones antropomórficas, pero aquella vez estuve seguro de que me miraban y se mataban de risa ante mí enorme torpeza nadando.

—¿Algún día podremos hablar con ellos?
  —No lo sabemos, entre otras cosas porque nos separan 60 millones de años de evolución. Ni siquiera conocemos cuál es la profundidad de su lengua natural y espontánea, o sí sólo hablan de pescado o de sexo. A mí me gusta imaginarlos charlando y transmitiéndose cosas. Por ejemplo, qué hablan de cómo un delfín “de ley” debe ayudar a salvarle la vida a una persona en apuros.

Más de 10 mil personas participaron de las charlas TED

Compartir ideas transformadoras. Ese fue el objetivo de un nuevo encuentro TEDxRíodelaPlata que se llevó a cabo ayer en Tecnópolis y del que participaron más de 10 mil personas. El primer bloque de la jornada comenzó con la charla del escritor Hernán Casciari sobre las dificultades de hablar temprano. Luego, la psicoterapeuta Diana Wang, compartió su visión sobre las relaciones de pareja. El investigador Víctor Demaría Pesce habló de los desafíos de llevar a nuestros cuerpos al espacio. El bloque cerró con César Silveyra, quien a través un relato con mucho humor habló de los miedos, las autolimitaciones y los deseos. 

A media mañana se inició el segundo bloque con el bioquímico español Pere Estupinyà, con una sorprendente charla sobre la ciencia de la sexualidad. Luego la historiadora Dora Barrancos, focalizada en el estudio del feminismo, relató su historia con el movimiento. Otro de los oradores fueron: Luciano Mellera, Pablo Meyer Rojas, Silvina Kuperman; entre otros.