El nacimiento del pequeño Noah ayer en Estados Unidos fue casi milagroso: él fue uno de los 1.400 embriones congelados salvados de las aguas tras el devastador paso del huracán Katrina en Nueva Orleáns, en 2005.
Noah llegó al mundo por cesárea en la madrugada del día 16 de enero en un hospital
de
Luisiana.
El bebé,
símbolo de la supervivencia, es el resultado de la
técnica de fertilización
in vitro a la que se sometieron sus padres, Rebekah Markham, de 32 años, y Glen
Witter, de 42 , policía de Nueva Orleáns, informó el diario
El País de España.
Los padres habían recurrido al hospital por
problemas de fertilidad, y habían
congelado cinco embriones, uno de los cuales les ayudó a concebir a su primer hijo
en 2004. Los otros embriones se quedaron congelados en una
clínica de Nueva Orleans.
En los días posteriores a Katrina el embrión de Noah sufrió las más increíbles
vicisitudes.
Dos días antes de que el devastador
huracán arrasara Nueva Orleans, como medida de prevención, los trabajadores de la
clínica Lakeland, subieron a
una de las plantas más altas del centro médico los embriones congelados que, a una
temperatura de 195 grados bajo cero, pueden llegar a
conservarse hasta tres semanas en una habitación en la que haya aire
acondicionado.
Después del diluvio y
en medio de la catástrofe, una decena de policías entró
con lanchas al edificio con una misión que parecía imposible: colocar los
tubos con los embriones, de una capacidad de 35 a 40 litros,
sobre una superficie plana.
Los tubos fueron
retirados, en lanchas, y trasladados a otro hospital que no resultó tan
dañado por el huracán, donde estuvieron a salvo.
El año pasado, Rebekah y Glen decidieron que había llegado la hora de traer al mundo a su segundo hijo, así nació Noah, el embrión que sobrevivió a Katrina.
A fines de agosto de 2005 el huracán Katrina azotó la costa este de Estados Unidos y provocó destrozos en toda la región. La ciudad de Nueva Orleans fue la más castigada.
El 90 por ciento de la ciudad quedó bajo agua. Murieron 1.500 personas y medio millón de
personas desplazadas por la inundación. Pero
de las ruinas, todavía sigue brotando la vida.