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ENTRADAS, FUTBOL Y TV

24 pesos son una bicoca

La televisión francesa pagará 3.600 millones por año al fútbol para transmitir la liga. Y solamente tres temporadas dura el contrato porque, al cabo, deben licitar otra vez.

Victorhugo150
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La televisión francesa pagará 3.600 millones por año al fútbol para transmitir la liga. Y solamente tres temporadas dura el contrato porque, al cabo, deben licitar otra vez.
José María, el papá de Alan, el hincha ofendido de la semana pasada, grita desde la popular por la única verdad que conoce. Hoy paga un 60 por ciento más el precio de la entrada. Entonces, se lanza con las manos que rodean a su boca, a grito pelado, a la sucesión de insultos que José María cree que se merecen los dirigentes y los popes de la televisión.
Sabe poco el hombre. Acaso por desinterés, ignora otras verdades o, peor aún, su ignorancia se debe a que lee ciertos diarios que son justamente los dueños del negocio. Los “josemaría” desconocen la trenza de las relaciones del periodismo. Como en el ajedrez de Borges, no tiene idea de que Dios es el que mueve las piezas detrás de los jugadores.
Nuestro personaje insulta desde la intuición. Se pone en puntas de pie en los escalones, se apoya en el hombrito de su hijo Alan y grita desesperado hacia los palcos: “Ladrones”, “ladrones de mierda”, “chorros hijos de tal y cual”, les imputa. “A nosotros nos roban?, por qué no les sacan a la tele estos farabutes”, dice a modo de comentario que justifique su desplante. Y con la mirada, busca la reacción de los que están su alrededor. “Toda se la llevan”, oye que le responden de manera cómplice. Y otro dice que es sabido, y que encima la van de señores. Alan observa a su padre como si lo desconociese, con la expresión del que mira un letrero luminoso en lo alto de un edificio, y aunque lo vio mil veces, le descubre algo nuevo. Algo le dice a Alan que lo están convirtiendo en carne del cable, que de a poco lo convertirán en un chico del living en la oscuridad de las tardecitas, viendo fútbol pero sin ese olor a hamburguesa, sin ser parte del gentío, sin ese ritual de caminar tres pasos por cada uno de los que camina su padre en el apurado andar por la calle final que lo deja en el estadio.
No obstante, José María podría estar cometiendo una injusticia. La fantasía de mucha gente la lleva a pensar que ciertos dirigentes regalan el fútbol porque reciben dineros por debajo de la mesa. Se cree que no se licita porque le tienen miedo al monopolio de televisión y a los diarios, que los hacen de goma si no firman lo que les pongan por delante. Entonces, surge la idea de que son unos corruptos que dan vergüenza ajena, unos sinvergüenzas capaces de vender a su madre por plata y poder.
Recientemente, uno de los dirigentes despejó estas dudas, simplificó la posibilidad de entender lo sucedido. Ante un hombre que para explicar la estafa tiene la humildad de juzgarse un neófito, José María y los que lo rodean en la popular deberían inclinar la cabeza. Es verdad que si hubiesen licitado el fútbol ganarían muchísimo más dinero y quizás Alan podría entrar gratis, y hasta sus nietos podrían salvarse de pagar con todo lo recaudado. Pero no lo sabían los dirigentes. Si hubiesen tenido la experiencia de los franceses, por ejemplo, o del resto de los europeos, otro gallo cantaría. La gran injusticia de la tribuna es considerar como vulgares chorros, ni siquiera de guante blanco, a quienes tienen la valentía de denunciarse a sí mismos como incapaces. Mucho más, si consideran que el mismo hombre, o quienes lo secundan, han explicado que si no fuera por su generosidad, el fútbol sería aún más caro. Si no fuesen capaces de entender los padecimientos del trabajador, la entrada tendría que costar casi 40 pesos. Así que 24 son una bicoca. Después discutimos si no hay baños, si se sufre mucho para ingresar entre caballos y manoseos, si el equipo es cada torneo distinto porque para sobrevivir hay que vender al que fuere. Ese es otro tema, José María. Es verdad lo que decís sobre la devaluación del producto, pero tené en cuenta que si te aplican todo el rigor, hoy no estarías con Alan ahí, hecho un loco de furia, pero con el pibe feliz a tu lado. La garufa no sería de 70 pesos en total. Podría costarte 100, ¿entendés?
Por último, evaluá que si el gobierno se pone las pilas para respaldar a TyC por un partidito de los viernes para el canal oficial, por algo será.