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Apostar a las ingenierías, las carreras del futuro

En la Argentina se necesitan 11 mil especialistas en informática, pero sólo se gradúan 2 mil por año. Y en todo el mundo crecerá la demanda de profesionales en manufacturas, mecánicos y eléctricos.

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Primeros pasos. Alumnos de colegios secundarios que participaron de la Segunda Olimpíada Argentina de Tecnología (OATec) del Instituto Tecnológico de Buenos Aires. | Gentileza: itba
Las carreras de Ingeniería han recibido miradas múltiples. Por un lado, el común de la gente reconoce el rol de esta profesión en la construcción de una sociedad con mejores y más diversos productos y servicios, constituyéndose en una gran contribuyente para el bienestar general. En este sentido, décadas atrás Theodore Von Karman expresó que “los científicos descubren el mundo que existe pero los ingenieros crean un mundo que nunca existió”. Por otro lado, también se ve Ingeniería como una carrera difícil de estudiar, que no siempre se condice con el nivel de remuneración alcanzado por el estudiante una vez graduado.

Cuando se habla de la demanda de ingenierías, hay dos formas de ver el tema: por el lado de las ofertas de mercado o por el lado del interés de los jóvenes. Adecco Argentina realizó recientemente un relevamiento con los directores de Recursos Humanos de más de 250 empresas de rubros variados. Un 50% de ellos afirmó que Ingeniería es la carrera del futuro. Al preguntarles sobre las focalizaciones, identificaron la carrera de Ingeniería Industrial como la más destacada –con un 30% de consenso–, seguida por Ingeniería en Sistemas/Informática –con un 18% de coincidencias– y por el resto de las otras ingenierías.

Además, un 14% de los encuestados recomendó estudiar Informática. Este dato no resulta nuevo. Ya en 2005 la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi) comentó que la Argentina necesitaba 11 mil especialistas en informática y el sistema educativo era capaz de graduar 2 mil profesionales por año. El mundo de los sistemas y de la informática requiere una variedad de profesionales: ingenieros informáticos, en sistemas o en computación, técnicos programadores, técnicos especialistas en sistemas multimediales y demás variantes profesionales.

Este estudio confirma la percepción general de que hacen falta más ingenieros y que esta demanda será sostenida e incrementada en el futuro cercano. La necesidad creciente de ingenieros es un proceso mundial. De acuerdo con la firma Randstad, habrá una gran demanda de ingenieros de manufactura, mecánicos y eléctricos, mientras habrá búsqueda de ingenieros especialmente en organizaciones que no requirieron de ellos en el pasado. Las industrias de salud y entretenimiento son dos ejemplos de sectores que reclutarán ingenieros para dar apoyo a nuevas e innovadoras tecnologías.

Para atender esta demanda creciente en la Argentina, el Ministerio de Educación lanzó hace un lustro el Plan Estratégico 2012-2016 con el objetivo de tener 10 mil graduados por año en carreras de Ingeniería. Esto representaría graduar en Argentina un ingeniero cada 4 mil habitantes. Hoy en día egresan anualmente unos 6.500 ingenieros de todas las focalizaciones, lo que representa un ingeniero cada 6 mil habitantes, cifra muy baja en comparación con el país líder en el tema, China, que gradúa un ingeniero cada 2 mil habitantes; e incluso con el país hermano de Chile, en el que se gradúa un ingeniero cada 4.500 habitantes. El Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (Confedi) definió recientemente los estándares de la nueva carrera de Ingeniería en Transporte, que se incorporó al conjunto de títulos terminales reconocidos por 
ese Consejo.

Unos de los desafíos que se le presentan al sistema educativo universitario es la incorporación de nuevas terminales que atiendan un mercado ávido por nuevas orientaciones, como podría ser la Ingeniería en Energía.

Durante su tránsito por la escuela secundaria, muchos estudiantes se desmotivan por seguir carreras de Ingeniería. La curiosidad y el interés del niño son afectados por prejuicios tales como “Ingeniería es difícil”, “no sé si podré superar a matemática y la física”, o por mensajes que promueven el desaliento. Cabe formularse, entonces, otra pregunta: ¿se puede alimentar sus sueños ingenieriles durante la escuela secundaria? La respuesta es afirmativa. Para ello se requiere que el sistema educativo, y particularmente las universidades, tengan un rol muy activo en proveer adecuada información a docentes y alumnos secundarios, desarticular el mito de que sólo unos pocos elegidos pueden estudiar Ingeniería y mostrar el lado creativo y contributivo de estas carreras.

Se podría pensar que la mayoría de los alumnos que las estudian son graduados en escuelas técnicas. Si bien éstos deberían ser candidatos naturales para seguir Ingeniería, la capacidad de hacer y resolver problemas que adquirieron en la escuela los empuja a una exitosa incorporación temprana en el mercado y construir una carrera técnica desde muy jóvenes, alejándolos de la vida universitaria. El mensaje universitario también debería llegar a ellos.

El rol de la Universidad amerita una última reflexión. Si bien la empleabilidad del graduado universitario debe estar siempre presente en la mente de los directivos universitarios, la ocasional coyuntura laboral no debería ser el norte de las acciones. Tal cual lo expresa el Plan Estratégico 2012-2016, “Ingeniería es una disciplina fundamental para consolidar el desarrollo industrial, relacionar conocimiento con innovación productiva y disminuir los niveles de dependencia tecnológica”. En esta dirección, el proceso formativo universitario tiene el desafío de desarrollar actitudes y aptitudes que permitan generar un ingeniero de alta capacitación técnica, con compromiso social, conciencia ambiental y capacidad de liderazgo, para crear lo que no existe y proveer soluciones a las necesidades actuales y futuras, preparándolo para el desarrollo sostenible con pleno conocimiento de las implicancias económicas, sociales y ambientales del ejercicio de su profesión.n

*Director de la Escuela de Ingeniería y Tecnología y director del Departamento de Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).