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Bergoglio, ¿es Astiz?

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Contra lo que muchos imaginaron cuando se conoció la novedad, la designación de Jorge Bergoglio como nuevo papa es una gran noticia para Horacio Verbitsky. La razón es obvia: no tiene la misma trascendencia combatir a un referente de la Iglesia argentina que hacerlo con el máximo líder mundial del catolicismo.

Verbitsky –un referente insoslayable y esencial del periodismo de investigación en los 90, devenido en gran influyente de un sector del kirchnerismo– dirá con razón que mantiene su coherencia. Y no está solo. Representa a un sector amplio, aunque no necesariamente mayoritario, que no tiene una opinión favorable de la Iglesia y de sus miembros.

Habría que separar la paja del trigo. Como en todos los sectores, la Iglesia tuvo durante la dictadura militar sus mártires y sus demonios. De un lado están el obispo Angelelli, los curas palotinos, las monjas Alice Domon y Leonie Duquet, y tantos otros hombres y mujeres del catolicismo que entregaron sus vidas. Del otro, la jerarquía católica, monseñor Quarracino, Antonio Plaza, Christian Von Wernich, y tantos otros que dieron vergüenza.

En el medio, hay de todo, porque nada en la vida es blanco o negro. Y en ese medio está Bergoglio. Tal vez durante la dictadura pudo haber hecho más de lo que hizo. ¿Fue el único? Según Verbitsky, “entregó” a dos sacerdotes jesuitas. Reconocidos referentes de los derechos humanos lo desmienten. Olvidar el respaldo del ahora pontífice por la lucha contra la trata de mujeres, el trabajo ilegal, el paco, la marginalidad y la pobreza es otra edición del relato. Ponerlo casi al nivel del torturador Alfredo Astiz resulta obsceno.

Si el cargo es por estar en aquellos años negros de nuestra sociedad, también suena injusto. Yo tenía 10 años. Pero alguien que luego sería presidente hacía plata en Santa Cruz, otro que sería canciller tenía un diario vespertino, otro que sería miembro de la Corte Suprema juraba como juez y un periodista respetado e influyente escribía un libro para la Fuerza Aérea. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

*Jefe de Redacción de PERFIL.