Ningún vaticanista reconocido –periodista o religioso, experto en teología u observador avezado– tenía entre sus candidatos al papado a este argentino, porteño de Flores, hincha de San Lorenzo y viajero frecuente en colectivos de línea y subtes de Buenos Aires. Esto es un hecho, corroborado sin dudas por los resultados: la ficha de Jorge Mario Bergoglio no cayó en ningún análisis previo a las sesiones del Cónclave porque su edad parecía una barrera que sus colegas cardenales no estaban dispuestos a superar. Así, dos de los más influyentes especialistas en las entretelas del poder eclesiástico –Andrea Tornielli, en La Stampa, y Giorgio Bernardelli, de Mundo y Misión– coincidieron en que los 76 años del arzobispo de Buenos Aires lo dejaban fuera del listado de papables, una palabra que define a los postulantes más considerados pero no implica una limitación fáctica, terminante ni excluyente. De hecho, el único argentino incluido en el breve listado de los papabiles era por entonces el avezado político Leonardo Sandri, veterano conocedor de los pasillos vaticanos.
En periodismo, hay una propensión natural a confundir hechos (fulano no puede ser candidato a diputado nacional porque la ley establece un mínimo de edad para serlo, por ejemplo) con inferencias (Bergoglio no está entre los papables por su edad). Un hecho es algo que no se presta a doble interpretación: la cosa es como es y hay pruebas para respaldarlo. Una inferencia es una afirmación que requiere de otros elementos para ser aceptada como verdad. PERFIL cayó en esta trampa: confundió un hecho con una inferencia y salió a afirmar rotundamente, sin cortapisas, que Bergoglio no podría ser papa electo, y no en una sino en dos ediciones: en la 759 del domingo 3, página 26, y en la 769 del sábado 9, página 38. Se trata de notas de diferentes autores que coinciden en la definición taxativa: “No podrá ser pontífice”, la primera; “está descartado por sus 77 años” (el error en la edad queda perdonado), en la segunda.
No se trata de una cuestión menor, un simple error de apreciación. Es algo más profundo, que tiene que ver con la importancia que se le da al rigor en el manejo de la información, con una evaluación muy fina cuando se trata de afirmar sin vueltas que tal cuestión es así y no de otra manera. Es frecuente verlo en los medios y no creo que haya ninguno que quede fuera de la crítica Este diario no debe incurrir en este tipo de errores de apreciación, porque tener muy claro qué es un hecho y qué una inferencia hace a la esencia misma del buen proceder periodístico.
Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Breve digresión futbolera: El colmo de este proceder fue lo dicho por el enviado de un canal de televisión, que aseguró, palabras más o menos: “Tengo más posibilidades yo de ser el 10 de Boca que Bergoglio de ser papa”. Debe estar probándose casacas, aunque dudo que Carlos Bianchi acepte reemplazar a Riquelme por él.
Quiero mencionar otro tema que hace a las virtudes de la buena edición en beneficio de los lectores y para hacerles más fácil la comprensión del material que el diario les ofrece: las infografías y su diseño cuando se trata del manejo de cifras, muchas de ellas áridas para la mirada del lector común. PERFIL cuenta con un buen equipo de infógrafos, y muchos de sus trabajos son de excelente calidad. Sin embargo, o bien porque el tiempo les resulta exiguo o porque no han recibido de los editores de áreas una idea de lo que quieren, se insiste en gráficos de barras y tortas porcentuales que no gratifican visualmente y complican la comprensión. Ayer, la infografía que ocupaba el pie de la tapa resultaba insuficiente en lo informativo y poco digerible en lo visual. Algo similar ocurrió el domingo 10 en el informe a doble página sobre el rating en las radios de AM: faltó imaginación para complementar y unir conceptualmente datos (desarrollados en un friso de cifras frías al pie) con imágenes (las fotos de los protagonistas, conductores de las competidoras Mitre y Radio 10). Mejorar las producciones será bueno para quienes len este diario.
Al lector Clerc, que se queja por la nueva extensión de las cartas y el formato que este ombudsman a elegido para su tarea: todo cambio implica un duelo. Acompaño el suyo, y estoy seguro de que se acostumbrará.
El lector Albarracín marca dos errores que encontró en la edición del domingo 10. El primero lo es, por cierto: Hermes Binner no es diputado sino, por ahora, autodefinido candidato a serlo. En cuanto al segundo, referido a la propiedad de la empresa licenciataria de Canal 9, es preciso hacer algunas aclaraciones. Tanto el empresario mexicano Remigio González y González como el ex dueño de la señal, Daniel Hadad, dijeron públicamente en 2007 que aquél había comprado la licencia. González y González tiene el monopolio de la TV abierta en países de América Central, en casi todos los casos a nombre de estudios de abogados. Carlos Eduardo Lorefice Lynch integra el estudio de abogados que ejerce la titularidad de Canal 9 por estos días. Queda más claro hoy por qué se quejó el lector Chasco en la edición anterior. Insisto: su carta fue cortada por espacio y no por referirse a las elecciones en Cuba.
He escrito ya que algunas veces, en busca de mayor impacto, se sobrevaloran informaciones o se agrandan situaciones y personajes. Lo digo en relación con la nota de tapa del domingo 10, ampliada en la página 2 con el título “Cristóbal López empleó a una sobrina de Cristina Kirchner”. No negaré la importancia que tiene para la Presidenta su sobrina, que la representó en una causa judicial, acompañó a Florencia Kirchner en un viaje a Europa y tiene participación en los emprendimientos hoteleros de la familia presidencial en El Calafate. Pero parece excesivo adjudicarle tamaña importancia a ejercer un cargo de abogada (sin que se sepa con qué nivel de responsabilidad) en una de las compañías del holding que posee Cristóbal López, aunque ésta sea “clave” en su universo de negocios.
Una a favor. En la página 42 de la edición 760, sábado 9, se publica una entrevista estremecedora a la mujer que hubiese sido la primera en ser sometida a un aborto no punible en la Ciudad de Buenos Aires, el 9 de octubre de 2012. Hay información, hay sensibilidad y revelaciones. Lo que se pide en una buena nota.
