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Cambiar para seguir

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Luego de conocido el resultado en los principales distritos del país, está claro que el humor social respecto del rumbo que ha tomado el país, es como mínimo diferente del que prevaleció hace dos años.

Se plantea una agenda cargada de desafíos: la posibilidad de recomponer la relación con los organismos internacionales, para retomar primero las líneas de crédito para el desarrollo de infraestructura, tanto del BID como del Banco Mundial a partir del arreglo en el Ciadi, presentar un nuevo índice de precios en el marco de lo requerido por el FMI y resolver además la forma en la que dicho índice se va a empalmar con el anterior, la chance de acordar con los fondos buitre utilizando terceros que le “compren” los derechos a estos fondos, cerrar el frente de conflicto abierto con YPF arribando a una oferta de pago que satisfaga a ambas partes. Lo anterior, más el posible arreglo con el Club de París, abonan la idea de retornar a los mercados de deuda voluntaria para conseguir fondos frescos que permitan relajar la presión tributaria al tiempo que no se acelera la emisión.

En este marco, la promoción y apertura a inversiones en materia energética así como fomentar un desarrollo más amplio de la minería serían algunos de los rasgos que entrarían en el caso que el Gobierno opte por la estrategia de “cambiar para seguir”, la cual se completaría con una sintonía fina en materia de subsidios a la energía y el trasporte que se reflejaría en un aumento de luz, gas y trasporte urbano de pasajeros para los que vivimos en el área metropolitana.

Hasta podría imaginarse , en este marco, una salida programada del cepo en un contexto donde el Gobierno profundice su política devaluatoria actual (30% anual) junto con un aumento de las tasas de interés.

Del otro lado podemos ver lo que yo llamo “seguir para cambiar” en el marco de una profundización de las políticas que el Gobierno utilizó hasta las PASO cuando se abrió una incógnita respecto de lo que harán en el futuro, dado que comenzaron algunas de las medidas como las entes descritas. Si ese fuera el caso, “seguir para cambiar” implicaría, la continuidad de la política monetaria de 2012 con una fuerte expansión del circulante, represión de las importaciones, índices y estadísticas que se acoplen al relato, así como paritarias que han sostenido el poder de compra de los salarios, aumento de jubilaciones por encima de la inflación real, asignación universal por hijo como elemento fundante de la expansión de derechos. Lo cierto es que nuestro país ha ganado soberanía a la hora de decidir su política económica y eso sin dudas es una buena noticia. Lo que hay que asumir siempre son las consecuencias.

(*) Economista.