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Capitanich siente que es el heredero de CFK

El "sincericidio" del hombre que sabe que los próximos dos años serán fundamentales en su carrera política.

Jorge Capitanich, intendente de Resistencia, relacionó la imputación de la expresidenta con las revelaciones de empresas offshore del presidente Mauricio Macri.
| Cedoc

Hace dos años, el flamante jefe de gabinete de la Nación, se relamía por llegar a Casa Rosada. En las últimas semanas, sus apariciones estelares en 678, los domingos, día en que el programa ultraoficialista tiene sus más altas mediciones gracias al fútbol, insinuaban que Jorge Milton Capitanich Popovich estaba por regresar a las grandes ligas de la política nacional. Tras la dura derrota electoral del gobierno, Chaco fue uno de los pocos distritos que le ofreció una buena noticia a Cristina Fernández de Kirchner, ausente por su enfermedad. Esa noche, el vicepresidente Amado Boudou, lo presentó a "Coqui" con bombos y platillos bajo la seria mirada de Daniel Scioli, el otro hombre que confía en ser  heredero del proyecto "nacional y popular".

El viernes 24 de junio del 2011, llegué junto con Karina Arce a la ciudad de Resistencia luego de un interminable viaje en auto durante toda la noche. Un mes atrás, había estallado el escándalo Schoklender / Bonafini y habíamos decidido viajar a la provincia en que el gobierno nacional, a través de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, había girado más plata que en ningún otro lado: 425 millones de pesos.

En Chaco, un puntero local, Emerenciano Sena, se había enfrentado en duros términos con Sergio Schoklender, en las pascuas de 2009, en un cruce que casi termina a los tiros. Ambos se acusaban, entre sí, de quedarse con "un vuelto". El ex apoderado entraba y salía de la gobernación como pancho por su casa. Mantenía una cercana relación con su gobernador y se juntaba con sus funcionarios en el hotel más costoso de la ciudad, Amerian, pegado al casino de Resistencia. Los extraños vuelos, las denuncias de empresarios de "licitaciones abrochadas desde Casa Rosada" y la advertencia de Raúl Castells de que, en nombre de los derechos humanos y las Madres, estaban estafando al pueblo, eran motivos suficientes para investigar, en profundidad, al único distrito electoral en que el oficialismo competía junto al PRO en una elección.

Esa noche, pasadas las 23 horas, Capitanich nos recibió en su despacho luego de una larga espera. Mientras que en el resto de las oficinas del impactante edificio de la gobernación ya no quedaba nadie trabajando a esa hora, en la del gobernador, el tránsito de personas era vertiginoso. "Es una máquina de anunciar", asegura Rolando Núñez, al frente del Centro de Estudios e Investigación Social, Centro Mandela, en Resistencia. Anunciar no significa hacer pero sí hacer como que se hace. Kirchnerismo explícito.

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Esa noche, no fue la excepción. Capitanich terminó una reunión con dirigentes del club de fútbol, Atlético Sarmiento, que preside y nos atendió sonriente. Tras responder preguntas sobre el escándalo Schoklender –motivo principal de la nota que conformaría mi libro El negocio de los Derechos humanos - el “Coqui” ganó confianza gracias a los piropos que le soltaba, sin cesar, mi compañera periodista. Sus secretarios aseguraban que su jefe era número puesto a ocupar a acompañar a Cristina Fernández de Kirchner en la fórmula que competiría en las elecciones de ese año. La Presidenta, dos días después, elegiría a Amado Boudou.

Antes de irnos, Karina Arce provocó el "sincericidio" de Capitanich. Le dijo que él sería el mejor candidato a vicepresidente. "Coqui" deslizó lo que Ceferino Reato menciona en esta crónica. Si elige a Boudou, "sería un error". Capitanich ya presuponía lo que Cristina terminaría decidiendo: "Para mí, la política es lógica, esto no es lógico". Sugerí que los candidatos naturales al cargo de vice, según la psicología de la Presidenta, serían Juan Manuel Abal Medina o el propio Boudou. El gobernador dijo que "el perfil que elegirá, no se si es joven, sino distinto. Por lo que hablé con Cristina -aunque yo creo que ella piensa que un vicepresidente no sirve para una mierda- ella tiene otra visión. Con ella nos cagamos de risa, yo le transmití opciones para quedar bien con cada sector, y ella quiere llevar a un fiel de ella”.

Capitanich continuó su relato, en el que explicaba las razones de por qué tenía tanta confianza con la Presidenta: “Viste el documento nacional, todo documento del Partido Justicialista, lo escribo yo personalmente. Tengo gran afinidad ideológica. Cuando vamos con el último documento, me llamó. Estaba yendo a un viaje, lo escribí y se lo mandé. Fui a Buenos Aires y le dije: 'Me imagino que no serás tan hija de puta de tenernos a todos en vilo para ver si agarras o no'. Se cagaba dela risa".

Lo interrumpí para preguntarle si Cristina en algún momento dudó de presentarse a las elecciones presidenciales del 2011. "Jamás", dijo. Y siguió: "Para mi la política es lógica. Esto no es lógico, no es un razonamiento lógico lo que va a hacer. Si vos estás decidida a no ser, tenés que generar la opción de salida. Los tres momentos de la política son la llegada, la gestión –el durante- y la salida. A ella le falta eso: crear su propia sucesión. No es menor. Ella no tiene razonablemente armado el tema de su salida. Pero no importa porque eso no va a depender de ella. Tenemos líderes territoriales. El peronismo es la única organización que tiene opciones. El problema de la oposición en la Argentina es que no tiene capacidad de ganar territorios. Entonces, no van a llegar nunca a nada. No tienen capacidad, no tienen experiencia. Me considero un tipo de formación. Nadie tiene la formación académica que tengo yo. No me quiero mandar la parte pero eso es muy valioso porque conozco todos los temas en detalle. Que convivan la formación técnica, académica y política es muy importante; y yo lo tengo en un territorio. En la política te tenés que acostumbrar a que te digan chorro, narcotraficante, violador de menores, puto, todo junto. Hay que bancarse todo y más. Te besan, te abrazan, sos un ídolo, y después no sos nadie. Si hubo un hombre que supo cómo era el poder fue Menem. Si a mí me interesara la guita, me dedico a ser empresario, pero no me interesa. Haría mucha, mucha guita. Yo sé que tengo un ciclo y sé dónde quiero llegar".

"¿Querés ser Presidente?", le preguntó mi compañera cuando el reloj marcaba las doce de la noche. "A mí me gustaría llegar. Si me decís '¿vos sos candidato?'. Te digo: No. Voy a ser candidato el día que esté convencido que voy a ser. Me convenci de que iba a ser candidato a gobernador, caminé y llegué. Voy a ser el mejor gobernador de la historia del Chaco y lo seré. Lo importante en la política es la construcción. La convicción es lo que admiro de Néstor y Cristina. Mantenerse tan duros en sus decisiones y mantenerlas a pesar de todo. Cuando asumí me querían sacar y dije: 'Voy a seguir a muerte con este proyecto'. Acá estoy. Si vos cambias por la ola de los tiempos, chau. La gente te respeta cuando sos un tipo convencido de algo".

Capitanich sabe que los próximos dos años serán fundamentales en su ascendente carrera política. Siente que esta vez sí será el heredero de Ella. El único.

(*) En Twitter: @luisgasulla. Autor de El negocio de los Derechos humanos.