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Casas más, casas menos

El análisis de algunas cifras de unINDECreformateadodevela que el crecimiento económico del país es más relativo que absoluto.

Foto: NA
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Puesto que hablo desde la radio, es menester confesar que es  un medio comunicación masivo, pero poco amistoso para con los números y las estadísticas. La televisión se vale de imágenes para mostrar gráficos, los medios impresos cada vez más apuestan a las infografías. Pero la radio tiene que hacer la proeza de trasladar números a la capacidad de comprensión de los oyentes de la gente. Hay algunos números que, sin embargo, son irresistibles, y quiero reconocerle el copyright, el derecho de propiedad, al espectacular informe que este miércoles 26 de marzo publica en Clarín el periodista Ismael Bermúdez, que es también un hombre de Radio Mitre, analizando el informe reciente de un INDEC que, en vista de las trompadas que le dio la realidad, ha comenzado a reformatearse y a dar información un poquito más creíble.

Se trata del informe sobre ocupación, desocupación, nivel de ingresos y pobreza de los argentinos, una radiografía de la situación social del país, que cuando se la configura y plasma en números, se aleja de las pamplinas, los “relatos” y las exorbitantes pretensiones retóricas de un gobierno que pretende reemplazar con palabras unos números que se siguen resistiendo a ser modificados por las palabras, porque esos números fotografían la realidad.

La mitad de los argentinos que tiene trabajo en nuestro país cobra menos de 4000 pesos por mes. Sobre un total de 16 millones de personas que configuran la población económicamente activa de la Argentina, el 75%, 12 millones de personas, gana menos de 6500 pesos por mes. Más del 30% de los argentinos viven en pobreza. Estos son datos irrebatibles, contundentes y duros.

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Sin embargo, algo que enriquece y potencia el significado de estos números es que la Argentina tiene un gobierno que desde el arranque atribuyó todas las desgracias de la patria a lo que había sucedido antes que ellos. Los años 2004, 2005, 2006, 2007 fueron pasando y el oficialismo seguía reiterando la letanía según la cual la culpa estaba en aquel helicóptero que se llevó a un presidente desde la Casa Rosada, en la que estuvo apenas dos años. El actual gobierno va a cumplir en pocas semanas once años consecutivos en el poder, superando un récord histórico de permanencia del mismo grupo gobernante en el poder.

Estos números del panorama social hablan de una situación que no se ha modificado esencialmente. No se trata de algo atribuible al Consenso de Washington, como gustan repetir los teóricos retóricos del relato oficial. La torta de ingresos, o sea como se distribuye la renta de los argentinos, sigue siendo en nuestro país colosalmente regresiva.

Si se estudian los números, siguiendo la interpretación ajustada y contundente que da Ismael Bermúdez, en comparación con el año anterior, los que menos ganan en Argentina perdieron ingresos en favor del 10% mejor remunerado. Y ahora recibe ese 10% el 26,2% de la torta, el producto interno bruto, la totalidad de bienes y servicios de lo que produce el país. Así, mientras que en el cuarto trimestre de 2012, ese 10% de privilegiados recibía el 25,5% de dicha torta. Del 25,5% se pasó al 26,2%. En una palabra, el 10% más favorecido en patrimonio e ingresos, ocupa un porcentaje más grande del producto total. Esto se llama regresividad social.

Pero los números hablan además de un país enorme, que se extiende desde Tierra del Fuego a Jujuy y Misiones. Cuando se hace el análisis desagregado, se advierte que en Santiago del Estero, el 75% de los ocupados, quienes tienen el privilegio de tener un trabajo y un sueldo, cobra menos de 4200 pesos por mes. La abrumadora mayoría de quienes tienen trabajo en Santiago del Estero son empleados públicos, lo explica el nombramiento del santiagueño Gerardo Zamora como presidente provisional del Senado y tercero en la línea de sucesión presidencial. Se trata de una provincia que depende, prácticamente de manera total, de la discrecionalidad del estado nacional.

Estos números muestran una realidad sobre la que uno podría explayarse, pero sería adentrarse en matemática económica muy compleja, al menos para un comentario en radio. Me parece que lo oportuno y pertinente es enfatizar la proyección temporal de este cuadro de situación tras once años de continuidad política. La mitad de ellos, el primer lustro, fue enteramente dedicada a la recomposición de la economía argentina, que arrancó en enero de 2002, producida la devaluación gigantesca de comienzos de ese año, la que provocó un vendaval social y la demolición del bolsillo de los argentinos. Pero una vez que el país se precipitó al abismo, comenzó a recuperarse. Para 2003, la recuperación siguió con gran continuidad, lo que explica que Néstor Kirchner haya confirmado durante varios años en el ministerio de Economía a Roberto Lavagna, designado por el presidente Eduardo Duhalde. Pero si la mitad de estos once años estuvieron consagrados a recomponer al país, recuperar lo perdido y regresar al punto de partida, ¿qué pasó con la segunda mitad? ¿Por qué la Argentina sigue exhibiendo hoy, más allá del palabrerío y del festival de oportunismos ideológicos, este perfil de estancamiento y regresividad social? Porque el país no ha modificado en su esencia nada de lo que era. Al contrario: si se toman en cuenta cifras todavía previas de la década del ’90, se advertirá que la Argentina es en muchos sentidos todavía más pobre que antes, porque no ha conseguido mejorar índices del país que se estigmatizaba y satanizaba.

Me parece que esto es lo importante a ser destacado, comentado, subrayado e interpretado.

¡Qué distancia enorme hay entre las pretensiones monumentales de la propaganda oficial, hablando de una situación fantástica que no existe, y los números, que efectivamente depurados de la manipulación grotesca a la que fueron sometidos, van revelando, como si fuese una foto cada vez más visible en esos viejos laboratorios de revelados de película, la auténtica situación, el verdadero perfil de un país que -como decía la canción- “casas más, casas menos”, sigue estando más o menos como siempre!

 

(*) Emitido en Radio Mitre el 26 de marzo de 2014.