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Defensor de los Lectores

Confiabilidad en caída libre

El reciente debate legislativo y consecuente media sanción del proyecto tendiente a legitimar el aborto seguro y gratuito en la Argentina renovó la inquietud de no pocos lectores acerca de la credibilidad de los medios a la hora de informar sobre sucesos que impactan sobre el conjunto de la sociedad, editorializar acerca de ellos y abrir sus espacios a las diversas opiniones que permiten formar una postura que incluya todos los ingredientes en juego.

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Imágenes. Algunas pantallas y diarios fueron parciales. | cedoc

El reciente debate legislativo y consecuente media sanción del proyecto tendiente a legitimar el aborto seguro y gratuito en la Argentina renovó la inquietud de no pocos lectores acerca de la credibilidad de los medios a la hora de informar sobre sucesos que impactan sobre el conjunto de la sociedad, editorializar acerca de ellos y abrir sus espacios a las diversas opiniones que permiten formar una postura que incluya todos los ingredientes en juego.

Algunos de los portales informativos (casi todos) siguieron la prolongada sesión en la Cámara de Diputados casi sin interrupciones. En algunos casos, tomando solo la señal del cuerpo legislativo y en otros haciendo un mix entre ella y las imágenes en directo de las dos manifestaciones (a favor y en contra de la iniciativa), en una suerte de pantalla partida que sirvió, aunque no totalmente, para explicar la grieta abierta y transversal entre las posturas antitéticas.

Esa división en imágenes fue replicada en los medios gráficos. Lo interesante es discernir el cómo: a lo largo del debate, resultó llamativo observar la reiteración de tomas televisivas que, en algunos casos, favorecían el impacto de una (la de quienes manifestaban contra la iniciativa) por sobre la otra (una multitudinaria concentración imposible de mensurar), o viceversa. Esta postura parcializada y parcializante se reflejó también el jueves en las ediciones de algunos medios gráficos.

¿Es esto legítimo, si lo analizamos con un criterio estrictamente periodístico? No lo es, por cierto. La credibilidad en los medios –un tema que ya se ha expuesto en esta columna, y que inquieta tanto a quienes dirigen y editan diarios, revistas, canales de televisión, radios y portales de internet– es menor cuanto mayor es la parcialidad y –consecuentemente– la certeza de que algo huele mal en algunas ofertas periodísticas. No es casual que la confianza en medios y periodistas haya disminuido notablemente en los últimos quince años, como quedó expuesto en estudios que encendieron luces de advertencia para quienes diseñan y ejecutan las políticas comunicacionales de los vehículos de información y opiniones.

Lo que no se tiene, con certeza, es la percepción de lo que pasa con esta profesión en tiempos de creciente influencia de poderes extraperiodísticos. En un reciente trabajo publicado en Convercom.org, la especialista argentina Adriana Amado (doctora en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –Flacso–, magíster en Comunicación Institucional y Licenciada en Letras en la UBA) señala: “En los últimos tiempos, la crisis de algunos medios puso en la discusión pública la precariedad de la profesión. Ahí aparece la solidaridad políticamente correcta de los que están frente a un micrófono, generalmente los más conocidos, que en el mejor de los casos dan voz a otros, menos conocidos, que denuncian empleo mal pago, contratación informal, empresarios inescrupulosos, falta de paritarias. Lo que las audiencias no terminan de entender es qué tendrían de excepcionalidad esas condiciones que denuncian pero que son la regla del mercado laboral argentino. Paradójicamente, la profesión dedicada a informar tiene muy poca información de sí misma, más allá de los testimonios personales y los particulares reclamos de un perjudicado o un grupo en crisis”.

Una vez más, los interrogantes acerca del valor de la credibilidad buscan respuestas que no siempre se encuentran. Es un interesante tema, que obliga a una mirada no solo fronteras adentro sino también en el plano global.

Réplica. El señor Omar Avendaño ([email protected]) envió un mail a Jorge Fontevecchia que fue derivado a este ombudsman, entre otros. En el texto, reclama la rectificación de datos que entiende erróneos en la nota “Negocian dos cargos vacantes para avalar el pliego de Weinberg” (por Inés Weinberg de Roca, candidata a la Procuración General), publicada el sábado 2 en la página 18 de PERFIL. El artículo menciona a la Dra. Alejandra Lazzaro y su postulación a la Cámara Nacional Electoral. El sábado 9, en la página 17, se publicó una fe de erratas, aclarando que la Dra. Lazzaro no es esposa del dirigente radical Alejandro Gómez (como se consignó erróneamente en la nota), sino de un abogado homónimo. De tal manera, quedó salvada la equivocación. En cuanto a otra cuestión, que el señor Avendaño entiende incorrecta, es la del apoyo del “angelicismo” a la candidata: “La doctora Lazzaro no tiene, y es categórica la afirmación, vínculo político con el Dr. Daniel Angelici”, dice el autor del correo. Las autoras de la nota no expresaron esto sino que la postulación “también contaría con apoyo dentro del oficialismo, que ve en Lazzaro la sombra del angelicismo”, potencial que PERFIL ratifica.