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¿Cuál concordia?

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Tras una semana de espera, Larreta informó a los organismos de derechos humanos que no veía por qué pedirle la renuncia a Lopérfido. En un comunicado de Madres, Abuelas e Hijos, el ministro es declarado persona no grata en los actos vinculados a estas entidades, lo mismo que sucederá seguramente en los teatros y eventos culturales que él mismo debería gestionar.
Lopérfido puede boconear tanto como le dé su estilo y pensar lo que quiera, por ejemplo que la cifra de 30 mil se pactó para cobrar subsidios y que para decirlo hace falta coraje, pero yo creo que lo que hace falta para ello es otra cosa: entender a quiénes les hace el juego y el aguante con su nada inocente derivación de un hecho histórico.
Lopérfido me envió media docena de mails a mi casilla, pese a que le pedí que dejara de hacerlo. En el último (espero lo sea) me agradece con sorna que merced al pedido de renuncia (firmado casi en su totalidad por artistas) se inició en Change una petición en su favor. Contento con la reivindicación virtual, no debe de haber leído la letra chica de su contrato con el diablo. Los adherentes (no se cuenta allí un solo artista) ponen mayúsculas a la conocida versión de los dos demonios: “Lo siento por los que no les gusta la verdad, no fueron 30 mil aunque cobraron/están cobrando como si lo hubieran sido a costa de nuestros impuestos y la libertad de quienes combatieron en la guerra contra las organizaciones TERRORISTAS”. ¿Es ésa “la verdad” que aplica a los chicos de la Noche de los Lápices? Otro fan de Lopérfido agrega, enfatizando todo con mayúsculas: “Porque sólo replicó públicamente lo que se sabía desde siempre. Que los terroristas murieron por quilomberos queriendo defender lo indefendible. Lo que el 90% de la población no quería. Así que sería bueno publicar la lista con los nombres de todos los desaparecidos registrados. El resto, sigue vivo y cobrando el subsidio. Típica viveza criolla”. Con amigos así, Lopérfido no necesita enemigos. Quería debate público y ahí lo tiene.
El diario de su familia insistió con un editorial hilarante de Alberto Solanet, que supongo ya será de conocimiento y escarnio públicos y que al preferir “concordia” en vez de justicia sólo merece la próxima y colorida tapa en la Barcelona.
Lopérfido me acusa además de escribir panfletos en PERFIL. Qué suerte. Temí que alguna de estas urgidas columnas se pudiera confundir con literatura.