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Cuando un país es católico

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La natividad. | Cedoc

Es una de las obras más famosas de Caravaggio, y de ella lo único que queda es una copia digital. La noche del 17 de octubre de 1969 tres hombres, probablemente borrachos, entraron en el Oratorio de San Lorenzo,  en la ciudad siciliana de Palermo, y armados con un cortaplumas se apoderaron de La Natividad, de Caravaggio, la enrollaron y se dieron a la fuga montados en un scooter. Las que descubrieron la falta fueron las mujeres dedicadas a la limpieza la mañana siguiente, quienes advirtieron al párroco. Ese día comenzó el misterio, que con los años fue creciendo, entre verdades, mentiras, mitos y leyendas.
 Entre las distintas versiones está la de un arrepentido que dice que el cuadro había terminado como alimento de los cerdos. Otro dijo que había sido arrojado al río Oreto. Recientemente la Comisión Antimafia, con sede en Roma, consiguió algunos datos, según los cuales el capo de la mafia siciliana, Gaetano Badalamenti, muerto en una cárcel de Estados Unidos, condenado a 45 años de reclusión –fue el ideador de la conocida como “Pizza Connection”, para vender droga a través de pizzerías de los Estados Unidos–, fue el encargado de sacar el cuadro de Italia y llevarlo probablemente a Suiza.
En ese entonces se alzaron voces como las de Leonardo Sciascia, hablando de la irresponsabilidad gubernamental, que mantenía una obra de esa magnitud sin vigilancia, y el jefe de policía le había respondido: “Yo no sabía que había un Caravaggio en Palermo”. Hoy La Natividad es una de las diez obras más buscadas en el mundo, según una lista del FBI. Muchos se preguntaron si era posible volver a encontrar esta obra, entre ellos el actual jefe de la Policía de Palermo, Renato Cortese. También toma la palabra Maria Concetta Di Natale, profesora de Museología e Historia del Coleccionismo en la Universidad de Palermo: “Yo era muy joven en la época de este robo –dice–, y recuerdo que Palermo enloqueció recordando el tiempo en que las autoridades eran prudentes y custodiaban ese cuadro. Palermo no supo reaccionar en el momento justo, y comprendió lo que realmente había perdido recién cuando lo perdió”.
El periodista Riccardo Lo Verso escribió un libro sobre el tema titulado La tela dei boss, en el que se basó el director Roberto Andò para filmar Una storia senza nome. Pero como ocurre a menudo, poseer algo tan valioso que al mismo tiempo comienza a estar en la boca de todos aleja aún más las posibilidades de una devolución o un auténtico arrepentimiento. Como ocurre con las magdalenas de Proust: cuanto más cerca uno se acerca, más lejos está.
Ya entraron en juego no solo escritores, periodistas, jefes de policía y profesores universitarios, sino el Estado mismo y hasta un Estado extranjero –un micro-Estado en realidad–: el Vaticano. Uno esperaba que la intervención vaticana fuera simbólica y pueril, como la mayoría de las intervenciones a que nos tiene acostumbrados, pero en este caso parece que si se llega a una devolución de la obra, es gracias a él. ¿Qué hicieron? Amenazaron, como saben hacerlo desde el siglo VIII, pero su amenaza es sorprendente y al mismo tiempo previsible: si la mafia no devuelve el Caravaggio, todos los sospechosos van a ser excomulgados irremediablemente.
Por primera vez en casi cincuenta años, la mafia está pensando seriamente en devolver el cuadro de Caravaggio, con tal de poder seguir recibiendo la hostia dominical en la boca. Cosas que pasan cuando un país es verdaderamente católico.