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EL ARRIBO DE BORGHI Y LA ADMINISTRACION COMPARADA

Cuestiones esenciales

En medio de la expectativa generada por la llegada de Claudio Borghi a Independiente, hay tres puntos que no puedo dejar de soslayar.

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En medio de la expectativa generada por la llegada de Claudio Borghi a Independiente, hay tres puntos que no puedo dejar de soslayar.
1. Julio Comparada, su presidente, lleva adelante una buena gestión económica y financiera, sólo manchada por la convocatoria de acreedores, oprobiosa por donde se la mire. Pero su fracaso en lo que tiene que ver con el fútbol es estrepitoso. Gente que lo quiere dice que no escucha, que cree conocer y saber todo. A juzgar por sus decisiones relacionadas con jugadores y técnicos que tuvo el club, no sabe lo que cree saber y no conoce lo que supone que conoce. Hay jugadores en la primera de Independiente que rinden lo que se esperaba de ellos, como Mareque, Oyola, Moreira o Ismael Sosa; trajo a Grisales, que llegó sin pretemporada, a los 32 años, y jugó mal y poco, obviamente, porque vive lesionado y enfermo; no pudo convencer a Gustavo López, figura en el campeón del Clausura ’94, para que se retire en el club; perdió al Pocho Insúa, que prefirió a Boca; llegó un tal José Moreno, delantero ecuatoriano de escasas condiciones, que como antecedente inmediato había jugado 29 minutos en seis meses en el fútbol de... ¡Ucrania!... Moreno no debió haber pasado ni por la puerta del club.
2. Claudio Borghi llega apuntalado por los medios deportivos más poderosos de la Argentina. Otra vez, Comparada compró marketing. No pensó que un técnico de las características de Borghi no es lo que necesita Independiente en estos tiempos de chatura futbolística. Algunos creen que como Borghi manejaba la pelota como nadie, a excepción de Maradona, dirige igual. Este es otro trabajo, se desarrolla otra función. Con este plantel, será difícil hacer lo que tan lindo pintó en su presentación. Recuérdese la vuelta de César Luis Menotti en 2004: ya sabemos cómo terminó.
3. El plantel necesita una renovación ya mismo. Y aunque duela, ese cambio tiene que empezar por el capitán, Daniel Montenegro. El equipo del que es símbolo desde mediados de 2006 a esta parte ni siquiera entró a una copa y el único clásico que ganó fue a Racing, hace más de un año y medio. Daba pena verlo al chico Fredes contra Colón pedir la pelota, mientras el capitán estaba allá lejos, esperando a que se la arrimaran. Detrás de Rolfi deberían irse Denis y Gioda, los que le siguen al capitán en precio de ficha y salario. El delantero metió muchos goles en un solo torneo, aunque ninguno sirvió para ganar un partido importante o un clásico. La relación del defensor con la gente es pésima y su tarea a la hora de defender en el área propia, también. Que Borghi haya dicho “Montenegro es intransferible” es preocupante para el Rojo. Es equivocar el camino otra vez.
El inicio de este último ciclo fue en junio 2006 y tuvo como líder a Jorge Burruchaga. La CD roja (bah, Comparada) decidió armar un equipo nuevo con una parte del dinero que había ingresado por la venta del Kun Agüero. La base elegida por el tándem Comparada-Burruchaga fue Ustari-Gioda-Montenegro-Denis. Al Rolfi, por ejemplo, se le compró el pase en 3.200.000 dólares al contado. Se pagaron 2.800.000 dólares por el goleador y por Gioda, un millón y medio, por el 50% de la ficha. Se sumaron otros nombres, no tan rutilantes. Guillermo Rodríguez, por citar un caso extraño, estaba con un pie en Arsenal y sin cargo, dicen que por un pedido de Eugenio Figueredo (presidente de la AUF) a Julio Grondona. No se sabe bien por qué, pero Comparada lo quiso y se lo llevó a Independiente por algo cercano a los 300.000 dólares. Medio millón de dólares, además, se pagaron por el préstamo de Rodrigo Díaz, el famoso Rengo. Y no se habla en este listado de Barijho, Damián Luna (¡Independiente lo pagó 900.000 dólares!) y un promisorio Marcos Ramírez que jugó poco y nada.
En los albores de 2007, Independiente –que soñaba con un gran Clausura con Burruchaga– gastó 1.870.000 dólares en José Moreno, Carlos Báez y Sergio Escudero. Burru, un ídolo del club, tuvo que irse después de un 0-2 con Godoy Cruz. Tras él volvió Pepé Santoro. El trío base de Montenegro, Gioda y Denis, más el Rengo Díaz, Machín (costó 800.000 dólares en enero 2006), Herrón y Rodríguez volvió a fracasar; el equipo ni siquiera entró a la Sudamericana.
Comparada decidió darles una nueva oportunidad. Después de que Bianchi, Bielsa y Passarella sonaran como técnicos, llegó Pedro Troglio, a quien sus antedecentes mucho no lo avalaban. Independiente exigía un técnico con pergaminos palpables, pero la simpatía y hombría de bien de Troglio obnubilaron a Comparada. El personalismo del presidente lo llevó a cometer un error fácilmente adivinable. Entonces, Troglio se tuvo que ir. Y otra vez se arremangó Santoro. La derrota con Colón apuró a Comparada. La CD había elegido a Miguel Russo. Comparada se juntó con Borghi y salió con nuevo técnico.
La construcción de la nueva cancha avanza y el club está prolijo después de muchos años. No es poco. Pero Comparada debió haber sido más cuidadoso con el fútbol profesional. Escucha a quien no debe, mira demasiada televisión, les lleva el apunte a los cantos de sirena que le mandan los diarios. Lo que parece desconocer (o parece no aprender, porque ya le pasó) es que en cuanto pierda, se le van a ir encima. Lo primero que recordarán es que Borghi “es de Racing”.
Podré estar equivocado, recién lo sabremos en un año. Pero la película del entrenador nuevo escupiendo poesía sin sustento y un presidente que se cree gurú de la patria futbolera la vi muchas veces. Y como vi la película, sé que termina como terminó con Burruchaga y Troglio.
Comparada también. Esto sí  es raro.