COLUMNISTAS
PANORAMA / GOBIERNO

Del optimismo al dramatismo

El relato oficial atraviesa una reconversión forzosa y expone la crisis para parecer realista y evitar críticas.

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ESPECIALIDAD DE LA CASA: A LA PIEDRA Mauricio Macri | DIBUJO: PABLO TEMES

Una pregunta que se realizan no pocos analistas es cómo está logrando el gobierno de Mauricio Macri transitar esta profunda crisis, sin riesgos de gobernabilidad, como otros momentos de la historia. De hecho, la imagen positiva del Gobierno cayó fuertemente desde abril de este año, pero se estabilizó en agosto en alrededor del 30% a nivel nacional. Este porcentaje, trasladado a la intención de voto, coloca a Cambiemos en el espacio competitivo de la política, aunque para ganar va a necesitar –como en el fútbol– observar cómo juegan los demás combinados políticos, en especial el peronismo “racional”.

Mensajes envasados. A lo largo de la crisis económica que arranca con el desborde cambiario en abril, el Gobierno ha ido modulando su mensaje, pensando en “los mercados”, pero también en su núcleo electoral. En abril la comunicación gubernamental minimizaba la corrida cambiaria –ni la nombraba– arrojando la culpa de los problemas al aumento de la tasa por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Sin embargo, la fuerte devaluación de la moneda alertó a gran parte de la sociedad que, más allá de su poder de compra, conoce las consecuencias de los cambios bruscos en la cotización del dólar.

En los primeros días de mayo, en forma sorpresiva y mediante un escueto mensaje grabado, el Presidente anunciaba el inicio de las conversaciones con el FMI para solicitar su asistencia. La disonancia quedaba expuesta: no pasaba nada, pero se pedía ayuda al cuestionado organismo. Macri casi en soledad redoblaba el mensaje optimista planteando que “el mundo” iba a socorrer a la Argentina. Allí el Presidente sufre la caída libre en su imagen. Era claro para algunos lectores de los subtextos que el país se había quedado sin financiamiento y que los capitales financieros hacían sus valijas para marcharse.

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Como es conocido, las herramientas para detener el ascenso del dólar fracasaron. A mediados de junio renuncia el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger atrapado por sus propios instrumentos financieros como las Lebacs, asumiendo en su lugar Luis “Toto” Caputo. En ese momento se podía leer en forma clara que la crisis cambiaria se había transformado en crisis política. Caputo elige para contener el dólar la venta de las escasas reservas, estrategia cuestionada por el propio Fondo. Sin embargo, más allá del despilfarro de los escasos activos tampoco alcanzaban para contener al verde billete llegando a un techo de 42 pesos para mediados de septiembre.

A fines de ese mes, y con apenas tres en el cargo el “Messi de las finanzas” renuncia mientras el Presidente y el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne performaban en Estados Unidos para seducir a los desconfiados financistas.

El cambio (discursivo) dentro del cambio. Con el ascenso del tercer presidente del Banco Central de la administración Cambiemos, Guido Sandleris, no solo hay un cambio en la estrategia de contención del dólar sino un giro de 180° en la comunicación. Si en los tiempos precedentes se acuñaron frases como “los brotes verdes”; “la lluvia de inversiones”; “el segundo semestre”; “lo peor ya pasó”; etc., con el objetivo de mostrar un colorido optimismo y señalar que el sacrificio contenía un fin, ahora, en cambio, las declaraciones de las principales espadas del Gobierno insisten que viene un tiempo oscuro de restricciones económicas. El propio comentario de Macri en el spot de campaña de la apertura de la pizzería Il Calzone de la Nonna, no fue casual: “abrieron justo en un momento en el que vamos a tener una recesión de unos meses”, transfiriendo un inédito desaliento a los dueños Verónica y Federico.

En este tenor, también se refirieron Nicolás Dujovne y Rogelio Frigerio entre otros funcionarios, al que se le sumó Sandleris cuándo explicó su filosofía de “secar la plaza de pesos”, para que no haya forma de pasarse al dólar.

El cambio en el relato hacia un “dramatismo realista” obedece a diversas razones: por una parte, se da cobertura oficial a un hecho que ya está ocurriendo: la recesión, esta vez no hay forma de equivocarse. Luego, la recesión va a tener una profundidad y extensión difícilmente mensurable por lo cual la movida también apunta a quitar argumentos a la oposición que debería aprovechar la caída de todos los indicadores económicos y sociales para hacer trastabillar a Cambiemos en 2019.

En este mismo sentido la perspectiva crítica tiene como función quitarle argumentos a Elisa Carrió quien suele pararse en el límite entre oficialismo y oposición, cuando en cambio integra la alianza de gobierno.

Relatos en la era del freezer. En conjunto el Gobierno ha operado discursivamente la crisis económica bajo una triple concepción.

Por una parte, ha logrado deslindar los acontecimientos de las decisiones políticas, separando dos esferas sistémicamente unidas. En este sentido se observa a los funcionarios públicos comentando los problemas actuales como observadores lo que agranda su ajenidad. Tampoco se registra la causalidad de los acontecimientos actuales con referencia al vertiginoso endeudamiento externo generado por el Gobierno, y que es consecuencia a su vez del levantamiento de toda restri-cción para el arribo de los capitales golondrina –y del pago a los holdouts remanentes–.

En este contexto, se debe destacar que la tercera parte del electorado, y que adscribe al actual gobierno, sostiene que los problemas económicos son culpa directa de la gestión anterior, mientras que un poco menos de la mitad piensa que la responsabilidad está repartida entre macrismo y kirchnerismo.  

Otro concepto que el Gobierno ha logrado instalar es que no existe opción por fuera de lo que se está haciendo actualmente.
Aunque la ausencia de alternativa siempre es una ficción, la construcción de esta creencia es un activo para el macrismo en
detrimento a una salida peronista de la crisis y que se va a jugar a pleno en el campo electoral.  

No pocos comentaristas políticos sugieren que el megaajuste en proceso no es mal visto por los dirigentes de la oposición, y que es preferible que lo haga Macri, para dejarle al peronismo la oportunidad para un nuevo “despilfarro”.

El tercer concepto y que se deberá desarrollar en breve es una explicación para entender el cierre continuo de empresas, incluso de algunas ligadas a la alimentación, ¿podrá funcionar una adaptación al darwinismo social, que explique que las menos aptas, es decir las menos productivas no podrán sobrevivir?

*Sociólogo (@cfdeangelis)