COLUMNISTAS

Despierten todos

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Decantando impresiones sobre la crisis actual con amigos, logré que entre varios hiciéramos un ejercicio, una especie de bitácora. Uno de ellos lo tituló: “¿Dónde queda el mañana?”.

La metamorfosis es en ambos lados. Imposible desconocer los cambios tanto en el liderazgo como en la organización de la oposición democrática. Imposible desconocer que la forma de gobernar del fallecido Caudillo difiere radicalmente en la forma como el nuevo inquilino de Miraflores asume sus funciones. En los primeros, lo más obvio, cómo surgen nuevas expresiones de descontento, de respuesta social, de búsqueda de alternativas al desabastecimiento, la inseguridad y la inflación.

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La Mesa de Unidad mutó sin haberlo planeado, mucho menos anunciado. La marcha convocada por Leopoldo López, y su posterior entrega a la Fiscalía, más que abrir un agujero a la dirigencia, muestra una respuesta de buena parte de la sociedad que no aguanta más el lento reaccionar de los jefes que aún piensan que estamos en la vieja democracia.

Los estudiantes que he visto estos días expresando su sentimiento angustioso ante el futuro incierto golpean el alma. ¿Dónde voy a ejercer la medicina si en los hospitales no hay quirófano ni medicinas? ¿Dónde podré ser ingeniero si no hay cabillas ni cemento ni empresas construyendo? ¿En qué medio ejerceré el periodismo si hay censura y miedo? ¿Cómo podré aplicar los conocimientos económicos y mi posgrado si los encargados de la economía y finanzas tienen un rancho en el cerebro? ¿A cuál país emigraré? ¿Cómo estiro ese salario por debajo de la inflación más alta del mundo? ¿Cuándo conseguiré lo que antes conseguía en los mercados? Esas interrogantes se repiten entre los manifestantes de San Cristóbal o Puerto Ordaz. Los de Caracas o Mérida. Los cumaneses y maracuchos. Todos cuestionan no sólo el presente, sino el mañana.

Desde aquí percibimos no uno, sino varios movimientos estudiantiles que viven en Venezuela. No uno, sino varios movimientos vecinales, y no una, sino varias expresiones de la clase media. Cada cual expresando su propia agenda con un denominador común: ¿cómo subsistir?

Creemos que, sin la conexión con el trabajador, el ama de casa, el obrero, el campesino, no habrá cambio real. Los segundos, desde los estamentos del poder, sin opción de retorno, de revisión. Del líder caudillo irreverente, solitario en las decisiones, chequera solvente, a un heredero bastante inseguro, comprometido en el accionar, pero desbordado en el verbo como estrategia para tapar tal inseguridad y con la alcancía vacía. Fácil determinar la decisión de “enmarcarse” en el recurso militar, en la fuerza de las armas y en el uniforme verde para ir “resolviendo” cada coyuntura.

Las invocaciones a la solidaridad y a la unión dentro de la FANB jamás fueron tan frecuentes como ahora. Baste ver a la ministra de Defensa pidiendo unidad y unidad evitando la división. Lo grave es que antes presidía un militar y ahora es un civil. Mientras los dos lados viven su propio cambio, la razón de todos, nuestra Venezuela, cada día que pasa muestra más deterioro, agotamiento, retroceso incalculable en su institucionalidad y en ofrecerle al ciudadano bienestar, tranquilidad, progreso, servicios públicos de calidad.

Regresando a los primeros, ¿quién es o quiénes son de verdad los líderes capaces de no sólo conducir a sus propios seguidores sino que a la vez son reconocidos para ganarse “al otro”, al indispensable de “la acera de enfrente”? Y en los de régimen rojito, ¿quién es o quiénes son los que de verdad son capaces de liberarse de las cadenas de la corrupción, ineficiencia y militarismo desinstitucionalizado y ser igualmente reconocidos por el otro 50% de la población no afecta a la ideología propuesta por los hermanos Castro?

Creemos que sin la revisión sincera de la utopía generadora de pobreza denominada Socialismo del Siglo XXI tampoco habrá cambio real. Dieterich dixit. Las reacciones y respuestas desde ambos lados son diferentes, sin embargo, el apagón informativo que hemos tenido como nunca antes en toda nuestra historia moderna nos deja desnudos, huérfanos, insensibles ante los males que horadan y destruyen la República.

Las horas pasan y las angustias crecen. Los países amigos se preocupan y aquí la cúpula roja se arre...

Ven enemigos en todas partes para justificar su ineptitud e ineficiencia. Se inventan guerras desde la económica hasta la agrícola pasando por la financiera, la de precios, la de los usureros, la de los golpistas y la de la derecha gringa y la endógena. La inseguridad y el crimen crecientes más el hambre y la escasez que avanzan al lado de la inflación son variables peligrosas para no verlas en nuestras narices.

Despierten todos. Ambos lados. Respeto y coexistencia. Unidad por el futuro del país. Lo estamos perdiendo bajo la falsa fachada del progreso que no se ve. Repetimos la falacia de la Unión Soviética o la de Cuba.

*Periodista venezolano que más información difundió sobre la enfermedad mortal de Chávez.