COLUMNISTAS
UN MUNDO HIPERCONECTADO

El blog del narco

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Esta reflexión incursiona en un campo que otros colegas, en estas mismas páginas, tratan con idoneidad y experiencia. Me motiva una información periodística (La Nación, 16 de agosto) acerca del blog del narco, en México. Todo lo que sé al respecto es lo leído en el diario ese día. Todo lo que eso sugiere es de una amplitud enorme. Es como si un fenómeno particular, una página en la red creada ocasionalmente por una persona ignota en algún lugar de México, hubiera actualizado en un caso real y actual las potencialidades de los nuevos medios, en el mundo que nos tocará vivir de ahora en adelante.

El blog del narco –según se nos informa– ya alcanza una circulación que supera en varias veces la de los diarios. Está centrado en una temática única, no tiene restricciones de centímetros ni de minutos. No editorializa –al menos, no lo hace explícitamente– ni sostiene una línea de pensamiento particular; informa de todo lo que llega a la “redacción”, sin considerar a quién beneficia; en otras palabras, supone que beneficia a toda la sociedad al informar de lo que sucede. Sus fuentes de información no son periodistas ni reporteros ni agencias de noticias; es la gente que envía información, gente que, por las razones que fueren, dispone de información –vio o escuchó algo, grabó o filmó algo–, espontáneamente la envía, y el blog la publica. El alto número de visitas a esa página dice a las claras del interés del público: está ávido de información, ya no lo satisface el criterio de medios de prensa editorializados donde alguien decide, todos los días, qué publicar y qué no.

Un plano a comentar es el de las reacciones de los medios convencionales. Apelan a la “responsabilidad” periodística. Muchos creemos que esa noción remite a un valor importante en la profesión periodística, pero en este caso se desnuda la otra cara de esto: no todo puede ser mostrado, alguien debe “cuidar” al público seleccionando y filtrando información; o bien los criterios editoriales llevan a publicar algunas cosas y desechar otras. El blog, al parecer, se resiste a toda forma de control o autocontrol. Todo testimonio relativo al narco, la droga, las mafias, la violencia, la complicidad de los poderes públicos; todo vale.
La nota periodística sugiere que tanto los narcotraficantes como el gobierno empiezan a servirse del blog. Conclusión plausible: no hay mejor manera de recibir información que a través de un medio masivo abierto a toda la información que la misma sociedad produce. Los servicios de inteligencia, el espionaje y el contraespionaje, presumiblemente, pueden menos que este medio. Estamos ante la forma más acabada del poder real en el mudo que viene. Es un poder real no monopólico, que no necesita recurrir al uso de la fuerza y que no está en ninguna parte. Es un poder basado sólo en la capacidad de comunicar, en el conocimiento, en la habilidad para usar una herramienta comunicacional a la que todos podemos potencialmente acceder.
Nunca la humanidad conoció antes algo tan esencialmente democrático, una forma de ejercicio del poder que no limita, no excluye y no restringe ninguna libertad. Y nunca –creo– existió un poder de tal envergadura desprovisto de toda institucionalidad.

En este mundo que viene, el consumidor es, en una medida significativa, el productor de la información. Esto lo experimentamos a diario en los blogs de los medios de prensa convencionales: cuántas veces ocurre que el comentarista cuyo nombre es conocido opera como una suerte de ‘bastonero’ que estimula el flujo de información entre los lectores, y lo verdaderamente interesante es lo que estos tienen para decir y sus mismos intercambios a partir del estímulo inicial.
Lo que viene es un mundo hiperconectado e hiperinformado, en el que las barreras al flujo de información se derrumban, en el que el poder –esos varios aspectos de la vida que llamamos poder– es cada vez más un juego de niños al lado de las fuerzas espontáneas que mueven al mundo.


¿Gana dinero el productor del blog del narco? No lo sabemos. ¿Persigue algún propósito o simplemente satisface su vocación? No lo sabemos. ¿Hay alguien detrás de él, alguna central manipuladora que busca producir un cierto resultado? No lo sabemos, pero presumo que no. Casi todas las cosas importantes que hacemos en nuestras vidas la mayoría de los mortales no las hacemos buscando lucro o poder. Así se ha movido el mundo, en muchos planos de la vida. Parece que así seguirá siendo, aun en más planos.
¿Y qué de los medios de prensa convencionales? Por lo pronto, si sabemos de la existencia del blog del narco, al menos por ahora, se lo debemos a esos medios. Siguen siendo imprescindibles.

*Rector de la Universidad Torcuato Di Tella.