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El combate de Teseo

Dos años cumple también esta columna, monumental inutilidad. Cabe preguntarse qué sentido tiene esa tinta, ese papel, esos espacios y algunas horas de lecturas gastadas por los lectores.

Victorhugo150
Victor Hugo morales |

Dos años cumple también esta columna, monumental inutilidad. Cabe preguntarse qué sentido tiene esa tinta, ese papel, esos espacios y algunas horas de lecturas gastadas por los lectores. Amigos que tantas veces habrán levantado los ojos como quien pide ayuda divina. ¡Otra vez!, habrán dicho no menos de cien domingos. Pueden considerarse a salvo: si el diario saliese todos los días, este cronista no encontraría muchas ocasiones de soslayar a esos hombres a los que combate con la esperanza de Teseo frente al Minotauro. Pero los mitos, mitos son. No hay un ovillo para huir hacia la trivialidad, ese refugio de las anécdotas simples y fáciles: una discusión sobre técnicos tácticos y líricos, sermones hacia los árbitros, la polémica por un enganche. A mí me gusta el fútbol bien jugado. Hay una historia que debemos respetar. Jugar la nuestra. Respetar el estilo. He ahí una lista de escapes. Ni siquiera importa el ridículo de ver cómo otros deportes, como el rugby desde este viernes, o el básquet hace unos días, destrozan la idiotez. El fútbol es otro asunto y admite la jactancia de la estupidez. La elogia. Para quienes cada tema por pequeño que parezca, tiene el ADN de la AFA, no hay más remedio que parlotear ante ese muro de lamentos, ladrillo a ladrillo unido por la argamasa del anterior, actual y próximo presidente de la AFA, con la ayuda de los dirigentes de los clubes, sus albañiles. De dos años a esta parte se fortaleció el negocio de la televisión, se potenció la estafa, dejaron de disimularse los códigos mafiosos de firme o aténgase a las consecuencias. Con la obsecación de los ejércitos bárbaros, conquistan lo que a cada paso van destruyendo. Y al fútbol, como al ganado, le ponen el hierro caliente con el nombre del torneo que hoy se juega. Le obsequian a la gente una Selección que ya no interesa ni dónde ni contra quién juega y un campeonato con el nivel del Nacional B reforzado por repatriados, juveniles y extranjeros con escasos nombres de peso. En las primeras seis fechas del Apertura jugaron 412 futbolistas, de los cuales 317 son argentinos y 45 extranjeros. De los de aquí, 172 (el 47 %) pasaron por el fútbol de ascenso. Casi la quinta parte jugó en el fútbol de segunda en el último semestre. Gimnasia y Esgrima de Jujuy tiene 20 de los 21 jugadores que han actuado hasta ahora, pertenecientes al fútbol de ascenso. Arsenal, 15 de 21; Argentinos 13, Estudiantes, ¡12!; Huracán, 16 de 20. Ya debutaron casi 200 jugadores en nuevos equipos. Todo es nuevo. Cada equipo un modelo para armar. Hay tableros electrónicos que han llegado a quedarse sin pilas y han escrito los números de los cambios en un papel. ¡Y lo exhibieron! Para marcar los descuentos se mostraba el tablero con el número del jugador número 13, pero con la mano tapaban el 1 para que se entendiera. El vergonzoso contrato es una obra literaria de mutuos elogios en lo que lo único que importa es de qué forma la televisión se apropia, por el dinero que ella fija, del bolsillo, del alma y de la historia de los clubes. La FIFA les vende los mundiales a las grandes cadenas en el resto del mundo, pero en el país de uno de sus vicepresidentes se lo vende a una productora. Una tercerización cuyo objetivo se adivina fácilmente llamada Puntogol llegó a venderse en varios millones. AFA no sabe negociar de manera directa y, entonces, reparte suculentas ganancias que podrían ser de los clubes, entre los amigos del ex, actual, y futuro. ¿Y a quién le importa todo eso? ¿Qué se gana, salvo juramentados enemigos al acecho, cuando se escribe la historia no oficial, la biografía no autorizada del fútbol? No obstante ese desencanto, la única forma de festejar como se debe los dos años de esta columna es escribiendo sobre lo mismo de siempre. Hasta que un día, sin que usted se dé cuenta, sin que se sepa cómo, huir hacia un comentario bien sabio y jugado criticando a uno de esos equipos de la B que en la Bombonera o el Monumental, juegan defensivamente, sin grandeza. Sin respetar lo nuestro.