COLUMNISTAS

El entimema de Prat-Gay

La salida del defaulty el pago a los fondos buitre, de la mano con el lanzamiento del plan económico.

El ministro tras el anuncio del fin del default.
| Cedoc

“El sentido es lo que se ve más tarde.”

(Eliseo Verón)

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Un entimema es un enunciado que completa el destinatario. Es un razonamiento que está incompleto porque lo que falta es obvio y lo puede terminar el destinatario (ya está en su mente: en thumus = mente en griego).

El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, formula un entimema al anunciar la salida del default y el pago a los fondos buitre como el lanzamiento de un completo plan económico. El lunes, cuando se recibieron las ofertas de los bonos emitidos, anunció que íbamos “hacia una economía ordenada” y ayer, cuando se pagó, escribió en su cuenta de Twitter: “Cautelar levantada. Basta de ataduras. Basta de cepos. ChauDefault. Arranca una nueva etapa”.

No te creo nada, de Ignacio Copani, es la respuesta musical K a las promesas de mejoras económicas

Lo que le falta al razonamiento es cómo se eliminará la inflación, síntoma de múltiples causas, para que realmente la economía se ordene. Pero el ministro podría decir: “Es obvio que el antecedente: la salida del default, permitirá el consecuente: que el Estado se endeude para hacer obra pública y los privados para inversiones, lo que sustituirá la demanda agregada al consumo que el kirchnerismo producía con subsidios a las tarifas y empleo público, reduciendo el déficit fiscal y como consecuencia, la inflación”. El ministro podría agregar: “No falta un plan antiinflacionario sino que está implícito, el plan antiinflacionario es la inversión sustituyendo el consumo”.

Desde esta perspectiva la fuerte caída del consumo que asusta a comerciantes y productores es sólo el “dolor de parto” de un nuevo ciclo de prosperidad. Aun así, la retirada de los incentivos al consumo se siente de inmediato mientras que el efecto reparador que tendrán las consecuencias de haber aplicado incentivos a la inversión será demorado. Y en ese interregno, muchos comerciantes, productores y consumidores de los sectores más bajos quedarán en el camino.

Las críticas al optimismo del ministro y del Presidente tienen tres ejes: 1) Quienes creen que el entimema de Prat-Gay es una falacia porque no produce el sobreentendido al que apela y sigue faltando un plan antiinflacionario y productivo que no se desprenderá de la salida del default. 2) Quienes sostienen que combatir la inflación sustituyendo subsidios al consumo por inversión terminará bajando la inflación pero al costo de una recesión, y habría otras formas de reducir esos daños. 3) Quienes creen que sería posible un plan antiinflacionario heterodoxo que rápidamente extirpara la inflación, sin costos, y promoviera el crecimiento, como fueron en su momento el Plan Austral del gobierno de Alfonsín y el de Convertibilidad del de Menem, o en Brasil el Plan Real de Fernando Henrique Cardoso. Todos estos planes sustituyeron la moneda en curso por otra nueva cortando el efecto inercia, partieron de un nivel inflacionario mayor al que hay hoy en la Argentina, y la eliminación de la inflación generó un alivio reactivador.

La subjetividad de la actual sociedad argentina es totalmente distinta a las de hace 25 y 30 años y tampoco está tan cansada de la inflación como lo estuvo después de las hiperinflaciones de Alfonsín y Menem. Quizás hoy se le tema más a la recesión que, dentro de ciertos límites, a la inflación. Y ése sea un futuro dilema para Prat-Gay si los problemas que genere un enfriamiento de la economía fueran percibidos como un costo mayor a los beneficios obtenidos por la reducción de la inflación.

Cualquier grado de gradualismo surge de la suposición de que si se hiciera todo junto el cuerpo de la sociedad no lo soportaría. Lo que dosifica es la cuota de dolor. El equilibrio entre recesión e inflación, o despidos y paritarias, dirá a fin de año si la intervención de Prat-Gay sobre la economía fue un éxito o no.

En el nuevo programa de Víctor Hugo Morales utilizan la canción del kirchnerista Ignacio Copani No te creo nada para transmitir su pronóstico sobre la economía de Macri. Hoy mucha gente quiere y precisa creerle a Macri, pero si el entimema de Prat-Gay no se completara como espera el ministro, con una ecuación aceptable de reducción de inflación y aumento de la actividad, habría perdido el mayor capital, que es su credibilidad. Cuando se habla de relato o más modestamente de narración como sistemas distribuidores de sentido, se habla de verosimilitud. El poder preformativo de un relato, lo que le permite transformar y cambiar situaciones por la fuerza de las palabras, reside en la credibilidad.
Si lo que un gobierno dice condiciona la lectura que hacen los ciudadanos de la realidad, la influencia de ese efecto de verdad interviene sobre la economía y crea valor.

La naturaleza intersticial de la economía revela otra faceta del principio de incertidumbre, indicándonos que el mundo es más complejo de lo que podemos predecir. Pero no es irracional, hay “tendencia a ocurrir”, lo que permite los cálculos, por ejemplo, de las compañías aseguradoras aunque no puedan predecir con exactitud a quién y cuándo le pasará tal cosa.

El fin de la grieta depende mucho del éxito de Prat-Gay en devolver orden a la economía

La prospección de la geografía política indica que hay una mayoría laxa entre dos minorías intensas K y anti K, que según el éxito de la economía de Macri se harán más pro o anti mercado, volubilidad que ya quedó demostrada en los 90 con Menem y en los años kirchneristas. Hay un choque de culturas entre quienes estuvieron expuestos y desarrollaron sus habilidades con criterios de eficiencia y quienes trabajaron en un ambiente donde sus acciones no tenían consecuencias favorables ni desfavorables. Fusionar esas culturas dependerá del éxito económico: la grieta la reparará más Prat-Gay que la política.