COLUMNISTAS
Cerca pero lejos

El Estado está desnudo

default
default | Cedoc

El debate sobre el Estado, sus roles, sus capacidades, su financiamiento, la relación entre sus distintas jurisdicciones, etcétera, tiene en la Argentina un aire a cuento oriental, es al mismo tiempo apasionante e infinito, aleccionador en sus enseñanzas teóricas y estéril en sus resultados concretos.
Durante veinte años hemos venido haciendo “loas” a los gobiernos de proximidad, en la (algo ingenua) visión de que esa proximidad podría ser fuente de una mejor auditoría ciudadana y en una pretensión de vincular la descentralización con la democratización (sin mucho más argumento de que se escriben parecido). Cuando suceden hechos como la tragedia que estamos viviendo, al son de los reproches y bajo la presión de la indignación, renacen las preguntas recurrentes: ¿nadie pudo preverlo? Una vez desatada la lluvia, ¿no sabemos cómo atender a los damnificados? ¿Para que nos sirve el Estado en estas circunstancias? ¿No era que los gobiernos de proximidad “conocen mejor el territorio” y por ello pueden dar respuestas más ajustadas a sus realidades?

Sucede que hay que decirlo con todas las letras: en Argentina el Estado tiene bajas capacidades para atender este tipo de circunstancias; y no me refiero ni al Gobierno de Macri, ni al de Scioli, ni al de Cristina, mucho menos a Bruera; me refiero al “Estado Argentino”. Tal circunstancia es así porque (contrariamente a lo que es creencia generalizada en la política) el proceso de “construcción” de un Estado de calidad no se resuelve exclusivamente asignando más recursos.
“Construir Estado” requiere procesos de selección adecuados para las funciones que se asumen, protocolos de actuación, entrenamientos constantes, equipamiento, un modelo de vinculación sinérgico con la sociedad civil, un uso equilibrado y razonable de la potente herramienta que es la publicidad con fines públicos, etc.
Y sucede que cuando uno enfrenta una catástrofe de la magnitud que nos tocó vivir, sin esos soportes; el esforzado equipo de trabajo que debe enfrentar la tarea, se encuentra mutilado en sus capacidades potenciales, ya no por falta de elementos materiales (que pudo haber sucedido), sino por otras “faltas” mucho más difíciles de resolver.
Pero esto que sucedió con dramatismo en estos días no es excepcional, sino que está en la línea de continuidad del conjunto de impotencias públicas que se nos manifiestan cotidianamente (desde ordenar el tránsito hasta garantizar la seguridad en los estadios de fútbol); lo diferente era el tamaño del desafío.
Re-configurar el Estado Argentino de modo tal que los gobiernos locales puedan funcionar adecuadamente, requerirá tiempo, decisión política sostenida, recursos y respuestas técnicas pertinentes. Para no hablar de que este debate no está separado de qué modelo territorial queremos y cómo queremos que funcionen y se relacionen los distintos niveles del Estado.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Esa “revolución estatalista” es hoy un relato aburrido, normativo y edulcorado, porque es una gesta imposible; a pocos le interesa, a nadie moviliza. Todavía no logramos unir nuestras viviendas informales, nuestras construcciones inadecuadas, nuestra pobreza, nuestra desigualdad, nuestra inseguridad, al hecho de disponer o no de un aparato estatal que funcione con principios de profesionalidad, neutralidad y servicio; mientras ese “link” no se produzca intentaremos que el derrame del ciclo económico nos resuelva un problema, que no puede resolver.

*Experto en desarrollo territorial.