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a un año de las elecciones

El ex asesor en comunicación de Scioli analiza la derrota

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La candidatura de Aníbal. La gestión bonaerense. La indefinición del candidato. Las cadenas nacionales. No ir al debate. La falta de apoyo del Gobierno antes del ballottage. La baja presencia en redes sociales. La interna. El ineficaz mensaje publicitario.

La lista de supuestos errores que contribuyeron a que Daniel Scioli no fuera electo Presidente en primera vuelta varía según quién los enuncie.
A la luz del ajustado resultado final, cada uno de ellos por separado pudo ser razón suficiente para el de-senlace. Muchos no estuvieron bajo control del candidato o de quienes lo rodeábamos. Hubo dos que sí: el posicionamiento respecto al Gobierno y los aspectos técnicos de la campaña.

Sobre lo segundo se puede ser concluyente. Teníamos al candidato con mejor imagen, pero hasta el 25 de octubre fuimos menos ordenados, asertivos e innovadores que Cambiemos. En cuanto al alineamiento político, hay poco consenso.

Decir qué hubiera pasado si Scioli se hubiera diferenciado del mismo gobierno del que era candidato sería incomprobable. De igual modo, es arbitrario transferir a la primera vuelta el éxito relativo de haber sido más explícitamente oficialista en la campaña del ballottage, cuando simplificó su mensaje a través del contraste entre cambio y continuidad.
En otras palabras: es tan cierto decir que el peronismo perdió llevando las banderas kirchneristas como que sumó muchos más votos cuando las enarboló sin culpas.

La habilidad discursiva de simplificarle las alternativas al electorado va a ser el gran ordenador de la campaña de 2017 y la mejor chance de la oposición para enfrentarse dignamente a la hipersegmentada, sobrecuidada y omnipresente comunicación del macrismo gobernante, que seguirá jugando al blanco y negro sin importarle si éste es un mundo de grises. n

* Asesor en comunicación política, ex secretario de Comunicación Pública de la provincia de Buenos Aires.