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Faenas

El guión de la vaca

El lunes 24 de marzo hubiera bastado por sí solo para demostrar que no estamos preparados para vivir con las contradicciones. No lo digo sólo por las señoronas teñidas de rubio flúo que manifiestan su amor a Videla, o por los chicos que a la salida de un secundario responden que el lunes es feriado por Semana Santa. (Miento: uno de ellos, colegio privado, está más informado: “El lunes es feriado porque se lo inventó Kirchner”.) Parece mentira, pero los programas insisten en hacer unas puestas en escena que parecen diseñadas por esmerados directores de teatro.

Rafaelspregelburd150
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El lunes 24 de marzo hubiera bastado por sí solo para demostrar que no estamos preparados para vivir con las contradicciones. No lo digo sólo por las señoronas teñidas de rubio flúo que manifiestan su amor a Videla, o por los chicos que a la salida de un secundario responden que el lunes es feriado por Semana Santa. (Miento: uno de ellos, colegio privado, está más informado: “El lunes es feriado porque se lo inventó Kirchner”.) Parece mentira, pero los programas insisten en hacer unas puestas en escena que parecen diseñadas por esmerados directores de teatro. Mientras la diputada Victoria Donda (nieta recuperada por Abuelas) intenta explicar en los diez segundos de programa que le dan que definitivamente no ha habido el mismo tipo de justicia para los muertos de “ambos” bandos; y que de eso se trata, de que restablezcamos alguna creencia en la justicia, la televisión está intervenida, estetizada, por demostraciones y piquetes agropecuarios.
No digo de ninguna manera que lo uno no esté relacionado con lo otro: hoy sólo digo cuánto me aterra la liviandad con la que el ojo mezcla los colores de todo ese pastiche y le sirve al cerebro una ensalada difícil de digerir.
La primera urgencia del poder es la administración pública de las imágenes. Crear y validar los modelos visuales, pregnantes, imaginarios, para que luego las cosas y los temas existan y puedan ser nombrados. O debatidos siempre dentro de un ámbito limitado por las imágenes ya escogidas. La imagen precede así al nombre de las cosas. (No hay aún imagen clara del hombre araña, pero el violador asesinado –parece– era un chico de 16 años: a falta de ícono más preciso, la tele me muestra un punto enrojecido en la vereda platense allí donde fuera abatido.)
El piquete que empezó el lunes –día de luto por la sangrienta dictadura y su modelo económico, impuesto desde entonces– tiene también su estética escénica: han descuartizado una res y el cadáver de la vaca, espantoso, aterrador, corta perpendicularmente la doble línea amarilla de la ruta. Los productores hablan de lo suyo, sí, pero el cerebro (el ojo) ya se han quedado atrapados, fascinados por la grotesca exhibición de lo prohibido: vísceras, asfalto, un país desgarrado.
¿Recuerdan la farsa matarife en Santa Fe, durante el corralito? Esas vacas faenadas en vivo por presuntos pobladores hambrientos tienen algunas diferencias con éstas, sacrificadas al asfalto en nombre de vaya uno a saber qué. Un guión cuya veracidad desconocemos, pero que –al parecer– ya queda instalado en el diccionario de imágenes con el que los argentinos nos disponemos a nombrar las cosas.