COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

El insulto según Timerman

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Jacobo Timerman solía sintetizar muy bien cuestiones de edición periodística que a otros nos cuestan decenas de palabras. Me recomendó, sentencioso, allá en La Razón de los 80 que dirigía: “Sé elegante. La riqueza de nuestro idioma es tan grande que se pueden contar diez mil maneras diferentes de decir hijo de puta sin decir hijo de puta”. Advierto que no soy de esos pacatos que lanzan anatemas contra las llamadas malas palabras sino más bien lo contrario: las uso, y demasiado. Pero en el habla escrita con destino masivo, continente y contenido responden a lógicas diferentes porque quienes reciben las palabras impresas son muchos, y diversos, y no es lo mismo una palabra gruesa de uso cotidiano que un  insulto. La carta del lector Eduardo Andrés Alvarez que se publica hoy me permite abordar la cuestión para reflexionar acerca de lo que veo con alguna frecuencia en textos de columnistas talentosos, en ciertos casos brillantes, cuya incontinencia verbal suele limitar el valor de ideas excelentes.   El lector se queja por algunos calificativos empleados por Rafael Spregelburd en su columna “Caños de escape”, publicada el sábado 30 en la página 37. Debo decir que a mí me molestaron algunos de esos términos peyorativos. Apelo a un ejemplo porque Spregelburd es hombre de escenarios: ¿hubiese ganado Hamlet en dramatismo si Shakespeare hubiera calificado a su madre como prostituta, en lugar de clamar: “Todavía la sal de sus pérfidas lágrimas no han cesado de fluir de sus ojos irritados, y desposada está ya. ¡Oh, cuán infame ligereza! ¡Ir tan resuelta a un lecho incestuoso!”? Y mejor no hablar de lo que pensaba y decía del asesino de su padre, el tío Claudio. 

Sé que no faltarán quienes piensen que peores palabras que estúpido, o subnormal, o puta, son hambre, pobreza, guerra. Coincido. Pero es el tono insultante lo que irrita y perjudica un buen texto cuando se las emplea con intención insultante, vejatoria, peyorativa. Como decía mi maestro Jacobo, la palabra es una amante y como tal merece ser mimada, cuidada, homenajeada.

Es parte de la libertad que este diario abre a sus columnistas, que escriban según sus ideas y según sus capacidades literarias. No dejará de hacerlo, seguramente, porque este ombudsman manifieste su desacuerdo con algunas formas. Sólo apelo a la reflexión de quienes tienen los dedos demasiado ágiles para derramar exabruptos. No pocos lectores se los agradecerán. Y propongo también a los editores que tienen responsabilidad sobre esos espacios, que dialoguen con sus columnistas para encontrar acuerdos que eviten el insulto.

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No han sido las ediciones 767 y 768 canteras de errores. Eso es bueno para los lectores, y queda más claro cuando se leen las cartas recibidas. Salvo las de los lectores Alvarez (recién comentada) y la de Claudio Sánchez (acerca del artículo de Alberto Moya en página 31 del domingo 31) –cuyo contenido no comparto, porque sí me resultó comprensible y didáctica esa columna– todas parecen ser loas.

Por eso es hoy más amplia la lista de los materiales gratificantes:

* Uno de ellos tiene relación con la citada columna de Spregelburd: la carrera de Súper TC2000. Fue original, diferente e ilustrativo en relación con otros medios el informe publicado el sábado 30 en la página 38, que en lugar de quedarse con lo epidérmico y demagógico se inclinó por transmitir lo que habría de pasar ese fin de semana con los cortes de calles motivados por la competencia y por los actos litúrgicos de la Semana Santa. 

* Excelente el contenido y la presentación –con abundancia de infografías, cuadros y datos cruzados– de la nota publicada el domingo 31 en las páginas 24 y 25. Harto ya de los vaivenes cuasi vedetistas de Marcelo Tinelli, me pareció impecable el informe sobre los alcances económicos y empresarios que tendría sobre el negocio televisivo su eventual arreglo con Canal 9. El tema es abordado desde un ángulo serio, profundo y realista, que lo saca del mundillo farandulero (también atractivo para parte de los lectores) y lo instala en el debate sobre los medios, el poder, el rating, la torta publicitaria y el futuro de los canales. Una lástima que las fuentes consultadas prefirieron el off the record, aunque la información es tan precisa que no deja dudas.

* El nuevo round en demanda de información sobre la declaración patrimonial del CEO de YPF, Miguel Galuccio (domingo 31, página 12), pareció una respuesta a mi comentario de semanas atrás sobre la conveniencia de seguir los temas y no dejarlos en el olvido.

* Un hallazgo la foto de tapa (domingo 31) en la que la familia de Héctor Colella aparece abrazando y siendo abrazada por el papa Jorge Bergoglio. Colella es el heredero designado por Alfredo Yabrán para administrar sus cuantiosos bienes. Yabrán se suicidó antes de que se pudiera juzgar su autoría intelectual en el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. Bergoglio y Colella, se dice, son amigos desde hace muchos años. Para saludarlo, el Papa debió romper el protocolo en la Plaza San Pedro.