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su viaje a cuba y los ee.uu.

El Papa “navegó” con éxito en dos realidades políticas opuestas

El columnista de PERFIL, enviado especial de TN y El Trece, traza un balance del periplo de Francisco por los dos países. A su juicio, un adjetivo resume todo: histórico.

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Desde Filadelfia
Histórico. Este es el calificativo que mejor define y sintetiza la verdadera dimensión del viaje del papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos. El Santo Padre debió  navegar en medio de dos realidades políticas diferentes y eso se notó en los las homilías y en los discursos en los que quedaron plasmados el contenido de sus mensajes a ambas naciones.
Hay que decirlo con claridad: en Cuba la libertad política sigue brillando por su ausencia. Los distintos grupos en los que se divide la disidencia encuentran enormes dificultades para hacer escuchar sus voces. El hecho mismo de llamar a los opositores disidentes da una idea de la falta de pluralidad que allí aún reina. De eso querían hablarle al Papa en la entrevista que le solicitaron y que en el Vaticano se decidió no concederles, tal como Francisco señaló al responder la pregunta que le hiciera a bordo del avión papal durante el vuelo desde Santiago de Cuba a Washington. En esa respuesta confirmó, además, que había habido llamadas telefónicas desde la nunciatura a algunos de esos grupos para invitarlos a la catedral de La Habana para ser saludados a la salida de una ceremonia. Esto no se concretó y, al día de hoy, no es claro aún si fue porque los disidentes se sintieron disconformes con esta invitación, a la que consideraron demasiado informal, o porque no pudieron salir de sus casas a causa de los impedimentos que les opuso el gobierno. Esto generó críticas hacia Francisco en lo que constituyó, en el balance final, el único punto decididamente débil de su gira. Sin embargo, el tema de la necesidad de vivir en una sociedad en la que se respeten las libertades fue claramente expuesto en el discurso papal. Su crítica a las ideologías, en cuanto a líneas de pensamiento que pretenden erigirse en absolutos ante las cuales las personas exhiben posturas rígidas, acríticas y excluyentes respecto de aquel que no las comparte, fue un mensaje dirigido al régimen imperante en la isla. Habrá que ver de ahora en más si los Castro demuestran voluntad de llevar adelante la apertura política que una parte de sus connacionales les reclaman.
“Si el Papa hubiera sido abiertamente crítico del régimen, la Iglesia cubana habría  sufrido las consecuencias al día siguiente de su partida”, coincidieron en señalar varios sacerdotes y laicos consagrados cubanos. Para tener una acabada idea de las dificultades que aún enfrenta la Iglesia allí, valga señalara que, como consecuencia de la exitosa y clave intermediación del Papa para lograr el histórico restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, el gobierno de La Habana ha autorizado la construcción de tres nuevas iglesias, algo que no ocurría desde 1959.

¿Marxista? La presencia de Francisco en los Estados Unidos había generado un enorme interés no exento de resquemores. Durante las últimas semanas esos resquemores subieron de volumen: ¿Es el Papa católico? ¿Es el Papa el antipapa? ¿Es el Papa marxista? ¿Está el Papa alejándose de la esencia doctrinaria de la Iglesia?
Para Francisco este viaje representaba un desafío mayúsculo. Ya en el final, es indiscutible que la mayoría de  esas prevenciones fueron derribadas por los dos impecables discursos políticos que dio,  por sus homilías, por sus mensajes al clero y por su sencillez.
En los significativos discursos pronunciados ante el Congreso de los Estados Unidos y la Asamblea General de las Naciones Unidas, Francisco dejó sentada una premisa: durante su papado la Iglesia aspira no sólo a hacer escuchar su voz sino también un rol activo en  los asuntos que considera clave para el presente y el futuro de la humanidad. En sus exposiciones desfilaron la inmigración, la desigualdad social, la trata de personas, el armamentismo, el cambio climático, el aborto, la pena de muerte, la guerra, el narcotráfico.
El discurso en el Capitolio produjo el mayor impacto. Su comienzo, apelando a una frase del himno –en la tierra de los libres, y la patria de los valientes-, fue seguido de un planteo estratégicamente planeado: Francisco les habló a los legisladores estadounidenses desde las perspectivas de cuatro de sus antepasados ilustres: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton.
De esa manera, el Papa se paró frente a un auditorio abarrotado de legisladores de las dos bancadas –demócrata y republicana- con la presencia de miembros del gabinete del presidente Barack Obama, miembros de la Corte Suprema de Justicia y jefes de la Fuerzas Armadas, con un discurso claro -leído en inglés-, que apeló a valores que vienen desde lo más profundo de las tradiciones de los Estados Unidos.
No fue un discurso destinado a complacer a su audiencia sino a conmoverla y a hacerla reflexionar sobre la necesidad de que, en atributo a sus responsabilidades, actúen movidos por un solo objetivo: el bien común. “Traten a los demás como quisieran que se los trate a ustedes”;  “quien brinda afecto, recibe afecto”; “quien recibe seguridad, recibe seguridad”, fueron algunas de las frases que tuvieron gran resonancia. Llamó a no juzgar negativamente a quienes piensan diferente.
Las 36 veces en que fue interrumpido por los aplausos de los legisladores –muchas veces de las dos bancadas- son una muestra del impacto causado por las palabras del Santo Padre.
Al hablar ante la Asamblea de las Naciones Unidas, a los temas expuestos frente al Congreso, el Papa le agregó el del narcotráfico que “corrompe hasta las estructuras religiosas”. La canciller de Alemania, Angela Merkel; el rey de España, Felipe VI; el presidente de Bolivia, Evo Morales; el presidente de Cuba, Raúl Castro; el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; y la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se dieron cita para escuchar el discurso de Francisco. ¿Cuál fue la extraña razón por la que Cristina Fernández de Kirchner, cuyo viaje a La Habana para darle a Francisco un simple apretón de manos al término de  la misa en la Plaza de la Revolución resultó inexplicable, no estuvo en el auditorio?
A los líderes del mundo, les señaló las responsabilidades que tienen de honrar los postulados fundacionales de la Organización de las Naciones Unidas y tener un rol más activo para evitar, por un lado, y poner fin, por el otro, a los muchos conflictos que hoy en día amenazan la paz.
Hubo también tiempo dedicado a la comunidad religiosa. Ese fue otro punto que generó protestas de las víctimas y de las familias de las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes. De lo que se sabe, en las reuniones privadas el Papa fue mucho más duro de lo que lo fue en público.          
El análisis del “Efecto Francisco” en los Estados Unidos –como en todo el mundo- no está completo si no se le agrega lo gestual. Ahí están las actitudes de un hombre que se muestra como lo que siempre fue: una persona simple. El contacto físico con la gente produce un fenómeno único. Una de los datos más notables que se vio en este coro de multitudes que acompañó el paso de Francisco por Cuba y los Estados Unidos es la devoción que genera entre muchos que no practican el catolicismo.  
La autoridad moral de Francisco lo ha transformado en un líder mundial de un peso político impar. Esto no significa que sus conductas políticas sean infalibles. Un ejemplo de ello lo representan las críticas que durante este viaje ha recibido por parte de sectores conservadores de la Iglesia o de la política, como los provenientes de parte de la comunidad americano cubano que reside en Miami.
La presencia de Barack Obama y su familia, y de Jospeh Biden en la base Andrews para recibir al Papa, fue un gesto excepcional. Habitualmente, ni el presidente ni el vice de los Estados Unidos producen un gesto de tal magnitud. En la tocante ceremonia de bienvenida oficial que tuvo lugar en los jardines de la Casa Blanca, Obama se explayó sobre la mancomunión de sus ideales y preocupaciones con los de Francisco, a quien le regaló una frase que electrizó el ambiente y hará historia: “Usted representa el verdadero significado de la palabra de Cristo en el presente”.