COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

El pie, la bola y los enigmas

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Tanto se ha escrito, tanto se ha dicho, exhibido, sugerido, afirmado, desmentido en la semana que termina sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, que este ombudsman prefiere tocar el tema con la mayor brevedad, apuntando exclusivamente a lo que es propio de su función: qué rol viene ocupando el periodismo y este diario en la difusión del tema.  

Citaré, para sintetizar con este párrafo lo que viene ocurriendo en los medios con mayor o menor intensidad, lo publicado ayer por el escritor Daniel Link en su columna para PERFIL: “Dentro de algunos años nos resultará evidente que el que narra último explica mejor. Por el momento, nadie da pie con bola. La bola consiste, en los juegos de baraja, en dejar escapar las bazas menores para llevarse otras más valiosas, misión que corresponde al último en jugar, el pie. Si el pie no da con la bola, pierde el juego y el bolacero (‘persona que acostumbra mentir o disparatar’) gira loco”.

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Todo parece indicar que en torno a este hecho de enorme impacto sobre nuestra democracia, nadie da pie con bola porque hay quienes no pueden, hay quienes no quieren, hay quienes no deben hacerlo. Los que no pueden, por incapaces, superficiales, periodísticamente inválidos o sujetos a una cautela extrema; los que no quieren, por parciales, tuertos, demasiado comprometidos con sectores interesados de uno y otro signo, en buena medida expertos en construir desinformación; los que no deben, porque prefieren guardar municiones en busca de una baza mayor, cual sería –en el mejor de los casos– la verdad. Vale la pena revisitar I como Icaro, el film de Henri Verneuil.

La edición de ayer de PERFIL parece responder a un mix entre la extrema cautela y la búsqueda inconclusa de esa baza mayor. No está mal en un momento complejo y peligroso como el actual, en el que se juegan demasiadas e importantes cosas para el futuro del país.

Columnistas. Tres columnistas (uno que lo es de manera espaciada, otro que lo fue hasta el año pasado y el restante que ocupa un espacio semanal los días sábados) han sido mencionados/elogiados/criticados por sendos lectores en la edición del domingo 18:

* Se preguntaba Fernando Javier Andreatta en su correo si la ausencia en estas páginas de los textos del escritor y cineasta Guillermo Raffo se debe a “disidencias con (Jorge) Fontevecchia”. Aunque sé que no es ésa la razón, pedí una explicación formal para responder al lector. Este es el breve texto del secretario de redacción Ariel Cohen:

“Le informamos que Guillermo Raffo dejó de escribir por voluntad personal, anunciada y explicada en varias oportunidades en sus propias columnas, en sus propias palabras. Raffo se despidió el 19 de abril del año pasado y publicó su última columna el 26 de abril”.

* El escritor, funcionario e historiador Mario “Pacho” O’Donnell fue duramente criticado por la lectora Susana Biasi, quien se presentó como profesora de Historia graduada en la UBA (N. de la R.: también traductora pública y docente en la Universidad del Salvador). En esta edición, O’Donnell le responde. Con tal intercambio, este ombudsman da por concluido el tema e invita a ambos a dirimir sus opuestas posiciones en otro ámbito, probablemente el mejor para ellos: el académico.

* Finalmente, las críticas de Diego Vallejos al sociólogo Artemio López, director de la consultora Equis, quien suele ser vocero del Gobierno tanto en encuestas y estudios de opinión como en cuestiones estrictamente políticas. Vallejos entiende que los datos publicados por López el sábado 10 –cuando cuestionó la cifra de 40% de inflación estimada por el llamado “índice Congreso” para el pasado año 2014– son tendenciosos. “No sé dónde comprará este hombre”, ironizaba Vallejos tras comparar los valores de su changuito con los atribuidos por Equis a sus propios estudios de precios. En verdad, hay diferencias que este ombudsman pudo comprobar consultando listas de  supermercados para productos similares (cerveza, azúcar, Coca-Cola) y no respaldan al columnista, sino al lector.

Sin entrar en el análisis de la intencionalidad política que suele teñir las columnas de López, no estaría de más que intente un más ajustado análisis de datos ciertos.

Errata infográfica. El domingo 18, en Espectáculos, se publicó una infografía comparativa entre los ratings televisivos de las medidoras Ibope y Sifema. Estaba equivocada. La editora jefa de la sección, Marita Otero, me envió esta aclaración: “En la nota ‘La grieta llegó al rating’, publicamos una infografía con severos errores. En la edición de ayer, en el suplemento Espectáculos, fue publicada correctamente y explicado el yerro.

Concretamente, hubo una inversión de datos durante la edición de los textos, ocasionada en un error de interpretación de la información. Pedimos disculpas a los lectores por el error, que dificultó la comprensión de la nota”.