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UN PAIS EN SERIO

El voto mutante

No se sabe quiénes serán candidatos, ni si hay una persecución vegana a Samid. Todo es cualquier verdura, pero fumigada.

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. | Cedoc Perfil

—Se vienen las elecciones y todavía no hay candidatos –digo, mirando la compu de mi escritorio, tratando de escribir algo para mi columna política.
Carla, mi asesora de imagen, está sentada sobre el escritorio, muy concentrada en su iPad. No me dice nada.
—Bueno, candidatos hay –continúo–. Hay muchísimos. Pero todavía no sabemos si van a quedar o no. No sabemos si van los que, se supone, son los más importantes: Cristina y Macri. Y en el Peronismo Federal no sabemos si va Lavagna, Massa, Urtubey, si hay PASO…
Miro a Carla buscando una respuesta, un comentario, alguna palabra. Pero lo único que obtengo es silencio. Carla sigue mirando su iPad, muy concentrada en algo que no sé qué es.
—Ni en la izquierda sabemos quién va a ir –sigo–. ¿Del Caño? ¿Pitrola? ¿Altamira? No tenemos ninguna certeza. Tampoco en la derecha. Bueno, tal vez Espert… ¡pero hasta Olmedo se bajó!
Carla sigue con la vista en la pantalla. Ni me mira. Ni me registra.
—¿No te parece raro que todavía no haya nada definido? –pregunto alzando el tono, dejando claro que esta vez quiero una respuesta, un comentario, una palabra, algo–. Algún candidato seguro debería haber, ¿no?
—¿Qué, cómo, qué pasa? –pregunta Carla, algo sorprendida–. ¿Me hablás a mí?
—Sí, estoy hablando de las elecciones. No puedo creer que todavía no haya nada definido.
—Justamente, estaba mirando unos números –dice Carla.
—¿Números? Uy, qué bien. ¿Y cómo vienen?
—Y, llega a 45, pero es posible que suba algunos puntos más.
—Epa, eso sí que es nuevo –me asombro–. ¿Y quién tiene semejante cantidad de votos? ¿Macri? ¿Cristina? ¿Vidal? ¿Lavagna?
—No, yo te estaba hablando del dólar –responde Carla–. Las elecciones son una intriga total. En cambio el dólar es confiable, seguro. Parafraseando a Perón, podríamos decir que “la única verdad es el dólar”.
—Sí, pero este año hay elecciones y en cualquier momento empiezan…
—¿Los servicios? –me interrumpe Carla.
—No, iba a decir los…
—¿Carpetazos? –me vuelve a interrumpir.
—¡Por favor, Carla, no me interrumpas, dejame terminar! –me enojo–. Decía que en cualquier momento empiezan las campañas.
—Sí, tenés razón, los servicios y los carpetazos empezaron hace rato. ¡Menos mal que tenemos servicios de inteligencia!
—¿Vos decís? –pregunto.
—¡Por supuesto! Si no, ¿quién iba a investigar a jueces, políticos, empresarios y periodistas para beneficio de jueces, políticos, empresarios y periodistas?
—Bueno, tampoco te quejes. Si no tuviéramos servicios de inteligencia, cualquier grupo terrorista podría atacarnos.
—Por suerte eso no pasa –reconoce Carla–. Ya detuvimos a esos arquitectos chilenos terroristas que llevaban la instalación con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en lenguaje inclusivo, que presentaron en el Congreso de la Lengua.
—¿No fue un poco exagerado eso? –pregunto.
—Para nada. A los terroristas hay que perseguirlos. Igual que a esos otros terroristas de la selección de futsal de Pakistán, a quienes no dejaron entrar al país.
—¿Te pareció una buena medida del Gobierno?
—Por supuesto –afirma Carla–. Creo que este gobierno va a quedar en la historia como el que nos hizo descubrir que en Pakistán se juega al fútbol de salón. ¡Gracias, presidente Menem!
—¿Cómo Menem? Presidente Macri, querrás decir…
—Es que el Gobierno emitió un comunicado hablando de una reunión de Gabinete del “presidente Menem”. Y me hizo dudar.
—Sos jodida, ¿eh? –digo–. No dejás pasar una.
—Igual, ojo, creo que en su búsqueda terrorista, el Gobierno está descuidando un poco el accionar tanto de sectores mapuches como de sectores veganos.
—¿Veganos? –pregunto, asombrado.
—¿No son ellos quienes mandaron detener a Alberto Samid?
—Mm… me parece que Samid tuvo algunos problemitas impositivos…
—Un duro golpe para el kirchnerismo –dice Carla–. O el sciolismo, o el peronismo, o el asadismo, o el carnivorismo. Igual, tampoco te creas que la solución es ser vegano.
—¿Por qué no? ¿La verdura no es lo más sano?
—Y, depende de la fumigación que tenga –responde Carla–. Y ahora que el Presidente quiere que se fumigue hasta en los canteros de las escuelas, va a estar complicado comer verduras.
—¿En las escuelas? –pregunto–. Ojo que en las escuelas se vota.
—Por supuesto –concluye Carla–. Porque no sabemos a quién vamos a votar en octubre, ni sabemos quiénes van a ser los candidatos o las candidatas. Pero sí es seguro que vamos a tener un voto fumigado,
transgénico y, muy probablemente, también mutante.