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En defensa del ladrillo

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Planes. El Gobierno apuesta a la vivienda. | Cedoc Perfil
Según el Indec, la tasa de de-sempleo en Argentina es del 8,5%, alcanzando a 1.067.785 de personas. Al mismo tiempo, durante el 2016, la industria de la construcción generó 1.135.803 puestos de trabajo en los diversos sectores que motoriza: operarios de plantas industriales, de transporte, de energía y obreros.

La última década presentó un desafío a la industria: su modernización y optimización. La incorporación de tecnología en los procesos de fabricación, la innovación de productos que fomenten el cuidado del medio ambiente y hagan frente a la actual crisis energética y el desarrollo de la economía argentina son algunos de los obstáculos a los que debimos hacer frente.

Respecto al primer punto, hemos invertido US$ 300 millones en tecnología de punta para la fabricación de ladrillos cerámicos. Hoy en día, nuestras plantas cuentan con un proceso de robotización que acelera la producción y optimiza los resultados de los productos, con la capacidad de producir una cantidad de ladrillos equivalente a 307 mil casas sociales por año. Por otro lado, la necesidad de materiales sustentables ha sido posible de satisfacer: actualmente, contamos con una línea de ladrillos cerámicos para cerramientos y muros portantes que, debidamente utilizados, cumplen con las exigencias de la Ley 13.059 sobre aislación térmica.

Pero el desarrollo socioeconómico argentino es un compromiso que asumimos. Nos sumamos al concepto de sustentabilidad, pero desde todo punto de vista, porque no se refiere sólo al cuidado del medio ambiente y de la economía, sino también al de nuestra sociedad. Partiendo del concepto de la ética del cuidado, entendemos que el sistema de construcción en ladrillos genera empleo y movilidad social, paleando las dos problemáticas sociales más fuertes de Argentina: la desocupación y la pobreza; porque la mano de obra empleada no requiere altos niveles de instrucción y puede emplear a aquellos que se ven en una situación de emergencia socioeconómica.

Entonces nos preguntamos: ¿por qué habría que dejar de construir con ladrillos? Desde una mirada ecológica, la materia prima del ladrillo cerámico proviene de arcillas aluvionales, no se utilizan tierras aptas para la actividad agrícola ganadera. De esta forma, el producto final es 100% biodegradable y, además, garantiza dentro de un sistema bien aplicado el cumplimiento de la legislación vigente sobre aislación térmica.

Desde el punto de vista económico, el sistema constructivo tradicional es el más accesible del mercado con toda su cadena de producción, comercialización y aplicación que ocupa a miles de personas sin exigir estudios universitarios. Además, gracias al punto anterior, puede ser utilizado en la construcción de vivienda social, en un país como Argentina que padece un déficit habitacional de más de 3 millones de personas. Existen construcciones que tienen centenares de años y no han perdido su fortaleza y solidez, demostrando la durabilidad del sistema; dudo que podamos decir lo mismo de otros materiales que están en el mercado hace menos de 20 años.

Concluyendo, nosotros respondemos a las nuevas exigencias del sector, pero no dejamos de ocuparnos del componente social. Actualmente, la industria del ladrillo cerámico tiene  una capacidad ociosa cercana al 40% pudiendo dar respuesta inmediata a la problemática actual. Adherimos a la sustentabilidad desde un lugar integral que contempla un equilibrio entre el cuidado económico, del medio ambiente y de las personas, buscando palear la emergencia social que refleja el índice de pobreza argentino, que actualmente alcanza el 32,2%, es decir, 12.912.200 personas. Esta alarmante cifra no se mejora con un impulso cortoplacista que sólo busque eficiencia y rapidez, sino con una visión a futuro que entienda de las reales problemáticas del país.

*Vicepresidente de Later-Cer y director del Grupo Unicer.