COLUMNISTAS
CALCULOS de campaña

En la chiquita

Hay voracidad de encuestas. Vidal necesita sumar votos puerta a puerta en el Conurbano.

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En cuesta, María E. Vidal. | Pablo Temes

“Sería un milagro que Vidal gane en agosto”, afirma una voz de la política provincial.

 Pero, ¿por qué sería un milagro? El conurbano bonaerense representa el 70% del electorado, si María Eugenia Vidal pierde en el Conurbano, la diferencia no la puede descontar en el interior de la provincia. Es decir, si en el Conurbano perdiera por 10 puntos (en 9 millones de electores serían 900 mil votos abajo) necesitaría un 25% de los 3.800.000 votos restantes del interior a su favor para compensarlo.

Para el kirchnerismo, “el interior lo tienen empatado”, porque –según analistas–una cosa es Vidal y otra muy distinta es que la gente va a votar Macri-Vidal y el intendente, y en esta elección “pesan las puntas de la boleta, la presidencia y la intendencia, no la gobernación”.

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Miradas. Según consultores políticos, las PASO van a operar no solo como una gran encuesta, sino que en números van a ser las generales, mientras que las generales van a ser el ballottage. “Las PASO tienen el valor de octubre, porque no hay 20 puntos en una tercera fuerza. Entonces, como hay poquito donde ir a ‘pescar’, pueden ser definitorias”.

En realidad, desde el oficialismo provincial se está trabajando en varios frentes: uno, evitar que una diferencia contundente en las paso desanime a los votantes indecisos o a los que no fueron a votar. El vidalismo  hará todo lo posible para “arrear” a su propio votante.

Por otro lado, los “defensores del cambio”: según confirman desde el oficialismo, hay más de 300 mil  voluntarios que se inscribieron mediante una plataforma web. Realizarán su voluntariado vía WhastApp, difundiendo contenidos (videos) a sus contactos, también dicen que habrá reuniones en locales, clubes, espacios públicos, con el objetivo de convencer a vecinos que se acerquen a votar.

Según la consultora Aresco, los focus group demuestran que los más remisos para ir a votar a las PASO son los votantes de Cambiemos que aprueban la gestión de Vidal, no así la de Macri.

Otro frente sobre el que se está trabajando desde hace dos semanas es el votante confesional–evangélico y católico–. En las elecciones de 2015 fue muy relevante el esfuerzo que hizo la Iglesia Evangélica de la provincia de Buenos Aires repartiendo boletas cortadas, con recomendaciones para no votar a Aníbal Fernández. El problema es que la imagen de Axel Kicillof es mejor que la de Aníbal Fernández.

Kicillof viene en una curva de mejoría; cuando arrancó las primeras mediciones medía entre 5 y 6 puntos menos que Cristina Fernández de Kirchner, ahora mide 2 puntos menos. “Se está tratando de activar todo el aparato peronista de la Provincia para que no solo replique la intención de voto de Cristina Kirchner”, afirma un operador de este espacio.

Diferencias. Lo que nadie dice es que todo este armado mide lo mismo con Massa o sin Massa, de quien todavía no se nota el aporte a la candidatura de ese espacio. Esto es auspicioso para los que apuestan a que el Frente de Todos gane en una primera vuelta. De hecho, hay algunos fondos de inversión que recibieron la semana pasada un informe de una consultora que utilizó inteligencia artificial sobre 650 mil votantes y le daba una alta probabilidad (más del 50%) de que la dupla Fernández pudiera ganar en primera vuelta. Esto último  impactó fuertemente el lunes en los bonos y disparó el dólar. La lectura de los mercados con el riesgo país a 800 y con demanda de dólares –controlada por el Banco Central– está marcando que no hay un convencimiento de los inversionistas de que los votantes van a darle el triunfo final a la fórmula oficialista. Si esa fuera la convicción hoy el riesgo país estaría por lo menos como en enero, en torno a los 500 puntos, afirma un prestigioso economista.

A su vez, la última semana una encuesta mostró a un Mauricio Macri ganando en primera vuelta. Voces cercanas a la Casa Rosada afirman que este “repunte” tiene que ver  con que en los dos últimos meses el Gobierno hizo una serie de cambios: efecto Pichetto, Ahora 12, promociones de autos, planes Procrear.  

Hay efectos políticos y efectos económicos que hacen que no tengan muy en claro cuál es el factor que lleva a esta mejoría de la imagen presidencial, algunos simplifican y dicen que es el dólar que está planchado.

Lo que se puede leer –sin ser economista– es que si no hay planteos económicos muy concretos de ninguno de los dos candidatos con más opción a ganar y no hay un programa económico concreto, sino que hay indefiniciones y algunas chispas e ideas para alentar debates, es porque las medidas económicas que debería tomar cualquiera que esté sentado el 11 de diciembre en la Casa de Gobierno son inconfesables: reforma previsional, reforma laboral que nos ponga a la par –en términos de competitividad– de lo que ya ha hecho Brasil. Esos dos elementos hacen mucho ruido a cualquiera que lo tenga que anunciar.

Por otro lado hace mucho ruido la insistencia de los candidatos a presidente de posar con un gobernador, porque  –en rigor de verdad– los gobernadores acompañan a sus “referentes” hasta la puerta del cementerio, pero no se entierran con ellos. Por eso todos desdoblaron elecciones y nadie –salvo contados casos– lleva ni a Macri ni a los Fernández en sus boletas. Todos los gobernadores se desprendieron de sus líderes. Todos menos Vidal.

La campaña está pasando más por ensuciar al otro que por limpiarse uno mismo; más por opacar al oponente que por el brillo propio.

El oficialismo no tiene brillos propios más que la obra pública, la inserción internacional, alguna lucha contra la inseguridad y algún trabajo institucional. El discurso gira en torno a la obra pública y desecharon el tema confrontativo de la corrupción, que –según sondeos de opinión– era un discurso que exasperaba a la sociedad y no generaba votos.

 Por otro lado, el Frente de Todos hace mucho hincapié en la economía, recalcando que una economía parada no genera empleo, y los últimos informes del Indec muestran pérdida de empleo con pobreza en el orden del 35%, etc. Este es el caballito de batalla del albertismo.

¿Y el futuro? Brilla por su ausencia.

 

Producción periodística: Lucía Di Carlo.