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Defensor de los Lectores

Encuentro con el Otro

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Escribió Sarah V. Platt Lugo, investigadora portorriqueña especializada en comunicación social, periodismo, relación entre periodismo y literatura y antropología cultural: “Entendemos por el Otro a un individuo distinto a uno, aunque el concepto puede ser interpretado de muchas maneras dependiendo del uso en el que se emplee, el contexto histórico y el espacio sociocultural”.

Estos son tiempos en los que se ha tornado imprescindible reflexionar acerca del rol que le cabe al periodismo ante una compleja tarea: referir acontecimientos en los que toman parte protagónica actores que no comparten las mismas ideas, los mismos objetivos, la misma cultura, la misma mirada sobre el mundo y sus avatares. El concepto de El Otro no está ni clara ni adecuadamente instalado en buena parte de quienes ejercen esta profesión, en algunos casos por intencionalidad circunstancial o política, en otros por mera ignorancia. Acercar la condición del Otro a los lectores no es una tarea sencilla, pero sí obligatoria para quienes ejercemos este oficio. Corren hoy tiempos de permanente tensión entre pueblos, entre individuos, entre comunidades, entre partidarios de unas u otras ideas, de unas u otras cosmovisiones.

La catedrática de Puerto Rico –que viene de doctorarse en la Universidad de Navarra, España– elaboró un amplio ensayo fundado en lo que el maestro polaco Ryszard Kapuscinski resumió (más bien desarrolló en amplitud) en su libro Encuentro con el Otro, que debería ser material de consulta indispensable para las nuevas generaciones de periodistas.

Dice Platt Lugo: “Para Kapuscinski, el encuentro con el Otro forma parte de una exigencia interior propia. El motor que lo impulsa y moviliza es precisamente conocer, comprender y compartir con personas de otras culturas para luego dar fe de sus realidades y narrar lo que viven. Los Otros son una figura bifurcada, que por una parte es semejante a cualquier otro ser humano simplemente por compartir una naturaleza biológica y emocional en común”.

Pero aclara a continuación: “La otra dimensión, sin embargo, es aquella que nos separa, crea barreras entre naciones y personas: la cultura y todas sus manifestaciones (lenguaje, raza, poder social, etc.). En su visita a las aldeas etíopes, por ejemplo, Kapuscinski recuerda cómo los niños le llamaban ferenchi, término que significa precisamente ‘otro’ o ‘extraño’.”

 Según su razonamiento, en la historia se ha demostrado que en innumerables ocasiones la opción más frecuente del hombre “ha sido adoptar una actitud violenta ante el Otro, ya que a lo desconocido se enseña a temerle, a huirle, a azotarlo. Lo extraño se rechaza”. Completa  Kapuscinski: “Es posible que la cosa derive hacia un duelo, un conflicto o una guerra. Testimonios de tales desenlaces llenan todos los archivos imaginables y dan fe de ellos los incontables campos de batalla y los restos de ruinas diseminados a lo largo y ancho del mundo. Todos ellos son la demostración de la derrota del hombre; de que éste no ha sabido o no ha querido hallar una manera de entenderse con los Otros”.
Lo ocurrido hace pocos días en París y su impacto mediático son cabal demostración de que esta realidad está afectando gravemente a las sociedades. La ausencia de posturas abiertas tanto en los fundamentalistas de un signo como en los xenófobos de otro está encaminando a este mundo hacia un peligroso abismo cuya profundidad aún ignoramos, pero que compromete el futuro mismo de los humanos. De nosotros y de los Otros, si se me permite una reducción tan dramática.
Para el periodismo, la tarea por venir en la búsqueda de una verdad de múltiples interpretaciones es ardua, pero no queda otro camino si se pretende adjudicar a este oficio el rol de nexo desapasionado, ecuánime y comprensivo entre los acontecimientos y los lectores, escuchas, televidentes o participantes activos en las redes sociales.

Bronislaw Malinowski (1884-1942), antropólogo británico-polaco que cambió la mirada de los etnógrafos sobre el tema, “no visualizaba al Otro como un objeto de conquista, de esclavización, evangelización o fuente de ingreso –escribió Platt Lugo–. Para él, el Otro no es una figura hipotética, apartada de la realidad y objeto de sometimiento o invasión, sino ‘una persona de carne y hueso que pertenece a otra raza, que tiene una fe y un sistema de valores diferentes, que tiene sus propias costumbres y tradiciones, su propia cultura’”. Para ambos pensadores, en fin, “el Otro constituye una fuente de investigación para lograr primero conocer y luego comprender”.
Tan simple como esto. Los extremistas no son más que una parte del conjunto de otros. Generalizar por lo particular es un error grave que los medios de prensa deberán evitar.