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Eramos todos de izquierda

Durante la campaña electoral de 2005, el kirchnerismo acusaba a Carrió y a su partido de entonces, el ARI, de desplazarse hacia la derecha, después de haber “corrido por izquierda” al radicalismo de donde provenía, incorporando dirigentes de pensamiento económico ortodoxo y prácticas políticas conservadoras.

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Interbloque Pino Solanas: se suman V. Benas, G. Iturraspe, L. Parada, C. Merchán, M. Bonasso, V. Donda, C. Lozano, A. Argumedo, J. Cardelli y E. Macaluse.

Durante la campaña electoral de 2005, el kirchnerismo acusaba a Carrió y a su partido de entonces, el ARI, de desplazarse hacia la derecha, después de haber “corrido por izquierda” al radicalismo de donde provenía, incorporando dirigentes de pensamiento económico ortodoxo y prácticas políticas conservadoras. Pocos años antes, Carrió había encabezado una cruzada contra los bancos, liderando la Comisión Antilavado del Congreso, e impulsado los juicios a los ex represores, promoviendo la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, contradiciendo a su propio partido radical mientras estaba en el gobierno.

Después de haber hecho propias e implementado las banderas de Carrió, de haber fracasado con la transversalidad, de haber acusado al peronismo de retrógrado y haber abolido todos los íconos de la liturgia peronista (como no cantar la marcha peronista en los actos del Frente para la Victoria), al kirchnerismo le correspondió la misma acusación de correrse a la derecha durante la campaña electoral de 2009, donde se replegó sobre el PJ más clásico desprendiéndose, voluntaria e involuntariamente, de los aliados de izquierda que confirmaban su transversalidad.

Las consecuencias palpables de esa “derechización” del kirchnerismo se materializó el miércoles pasado durante la presentación del interbloque de Proyecto Sur, integrado por varios diputados electos en junio último pero, también, no pocos diputados que ya estaban en el Congreso y eran ex aliados del kirchnerismo. Liderado por Pino Solanas, el interbloque lo forman además Claudio Lozano, Alcira Argumedo, Liliana Parada y Jorge Cardelli, de Proyecto Sur; Cecilia Merchán y Victoria Donda, de Libres del Sur; Eduardo Macaluse y Verónica Benas, del SI; Miguel Bonasso, de Diálogo por Buenos Aires; y Graciela Iturraspe, del Instrumento Electoral de la Provincia de Buenos Aires. Durante la conferencia de prensa, pusieron especial énfasis en remarcar que en el pasado se los alineó al oficialismo pero que sería un error que se los siguiera presumiendo así.

“Somos todos de izquierda”. Ese fue el título de esta contratapa en la edición del 6 de junio pasado, donde se anticipaba la potencia electoral de Pino Solanas y la confusión (y hasta travestismo) de todas las otras fuerzas políticas que hacían esfuerzos (a veces patéticos, como el de Gabriela Micheti) por parecer de izquierda. Cité una encuesta realizada en varios países latinoamericanos, donde los ciudadanos asimilaban el concepto socialismo con virtudes cívicas como “ser solidario”, “honesto” o “buena persona”. Al aparecer esa asociación entre izquierda y positivo en la mente de las personas, la palabra izquierda alcanzó un estatus transideológico y se hizo apetecible hasta para aquellos que pudieran estar en sus antípodas.

A la larga, como le gustaba decir a Perón, “la única verdad es la realidad” y “en el camino, los melones se acomodan solos”, por lo que el paso del tiempo devolvió a cada uno su verdadera condición, y tras el terremoto de 2002 con el “que se vayan todos” –en el que cada uno trató de disimular su tradición política que lucía cuestionada– ahora nos encontramos con un Kirchner que aspira a ser el candidato del Partido Justicialista y una Carrió que aspira a ser la candidata de la Unión Cívica Radical (o una coalición donde ese partido sea la fuerza mayoritaria).

La emergencia de Pino Solanas no es más que el síntoma de la hipocresía de quienes “corrían por izquierda” a sus adversarios: primero Carrió porque los integrantes del SI dentro del interbloque Proyecto Sur, Eduardo Macaluse y Verónica Benas, eran del ARI; y después Kirchner, porque Cecilia Merchan y Victoria Donda, de Libres del Sur, y Miguel Bonasso, de Diálogo por Buenos Aires, lo eran del oficialismo.

Como en los versos de Machado, tras cada orgía de caos “con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza”, y los radicales al radicalismo, los peronistas al peronismo (dos partidos claramente de centro) y la “izquierda” por separado. Tampoco habría que descartar que con el tiempo se compruebe que Solanas no era tan de izquierda, pero eso sería adelantar contratapas del futuro.