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Espanto sindical

Podría aplicarse a muchos de los impresentables caciques gremiales que ayer protagonizaron un acto masivo una frase hecha: no los une el amor, sino el espanto.

Las 5 centrales obreras encabezaron un acto masivo en avenida Paseo Colón e Independencia, frente al Monumento al trabajo.
| Pablo Cuarterolo

Podría aplicarse a muchos de los impresentables caciques gremiales que ayer protagonizaron un acto masivo una frase hecha: no los une el amor, sino el espanto. Pero siquiera les da para eso. Ni unidos ni espantados, más bien se amontonaron por desesperación ante la pérdida de poder e influencia.

Lo que sí espanta es el nivel de rejunte, que luce con la consistencia de una gelatina. Los que hasta hace un par de meses se descalificaban y se cruzaban de vereda para evitar el saludo ahora se pegotearon por un rato, con sus camperas North Face, sus autos importados y sus declaraciones juradas incomprobables.

Se dirá que la inflación sostenida que deteriora el salario real y el aumento del desempleo, que agrava la situación de pobreza, los obliga a tirar del mismo carro y dejar de lado con grandeza sus diferencias. Como tituló Página/12 ayer: “Macri lo hizo”. Es discutible, para decirlo diplomáticamente.

La gestión de Cambiemos no cumplió aún 150 días. Tras un inicio amistoso de gestión, Moyano y compañía ya le empezaron a mostrar los dientes, con una concentración y un proyecto de emergencia laboral armados de apuro.

A Macri se le tensa el rostro cuando habla de esta resurrección sindical. Cree que son injustos con él y su administración, que a los Kirchner les dejaron hacer cualquier cosa, que algunos sólo empezaron a oponerse cuando les tocaron el bolsillo y que sólo les importa velar por sus intereses personales.

La decisión tomada por el Presidente de vetar el proyecto de emergencia laboral si es aprobado como ley azuza la pelea con los gremios. Peor aún serán los próximos meses, cuando el enfriamiento económico que implícitamente promueve el Gobierno como política para bajar los precios agrave la tensión.

Macri espera índices de inflación de un punto y medio recién para julio. Y el comienzo de la reactivación lo augura para octubre, lo mismo que reflejan las proyecciones de la banca internacional anticipadas por PERFIL.

Antes de que llegue ese teórico remanso, en la cúspide del poder se intuye que deberá afrontar alguna huelga general. Más de una, probablemente. Pese al espanto.