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Análisis

Estanflación y vacas flacas

Este año es decisivo en términos económicos, sociales y más aún, electorales. ¿Habrá nuestro Presidente avizorado tardíamente el viraje económico de la Argentina?

macri 07072018
El presidente Mauricio Macri. | Cedoc Perfil

El Fondo Monetario Internacional no cierra los ojos y continúa lanzando recetas económicas bajo la modalidad de sugerencias con la presión clara de allanar el camino para las líneas de crédito prometidas.

La Presidencia de Macri se había propuesto no modificar la baja de las retenciones. Pese a ello, la Directora del FMI, Christine Lagarde impulsa la rebaja en retenciones a las exportaciones de soja. Asimismo, recomienda la venta de tierras del fisco y la amortización del Fondo de Garantía de Sustentabilidad para financiar el pago de reclamos jubilatorios. El eje central gira en torno a la disminución del déficit primario para llevarlo a 2,7% del PBI en 2018 y a 1,3% en 2019.

El contexto propicio tendrá lugar el próximo 21 y 22 de julio en el Centro de Exposiciones y Convenciones de la Ciudad, en el marco de la Tercera Reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales, siendo la Argentina anfitriona del G20.

La línea de asistencia financiera por USD 50.000 millones conlleva un precio para la economía doméstica. Los indicadores hablan por sí solos. La retracción de los mercados, la inflación escalonada y salarios que todavía quedan muy por detrás sumado a los altos niveles de desempleo abren un escenario para la retracción del consumo y el florecimiento de la tan temida estanflación. Esa combinación de estancamiento con inflación que nuestro mismo país padeció durante los 80 está generando un desgaste en la credibilidad social hacia las instituciones políticas. El Gobierno lo sabe e intenta por todos los medios tomar entre sus manos los resultados de esta pulverización interna que no sólo se observa en Cambiemos sino además en la propia oposición.

No queda muy atrás en el tiempo, el fuerte golpe que sufrió la economía luego de la crisis de 2001/2002. Argentina enfrentó un periodo de estanflación entre fines de 2008 y comienzos de 2009: yuxtaposición nefasta entre el crecimiento de precios al por menor (entre 20 y 25%) y contracción de la actividad entre un 3 y 4% en comparación con igual periodo del año anterior. La antesala: el conflicto con el campo y la crisis financiera internacional. Desde el segundo trimestre de 2012 y hasta fin de ese año, padecimos una inflación anual de entre 24 y 25%, simultáneamente a una caída en la actividad del 2-3% interanual. En el medio, cepo cambiario (fines 2011), parate en la industria automotriz por la menor demanda brasilera y sequía. Enero de 2014, otra devaluación con variación anual de precios que ascendía al 35%. Retroceso de la economía a una tasa del 3-3,5% interanual. Para fines de 2015 la inflación anual superaba el 25% y encontró a un 2016 con una escalonada inmanejable de precios. El escenario se empeoró a raíz de los ajustes tarifarios. Para 2016 la inflación anual ascendía al 40%. Hoy, ya no se anuncian metas de inflación para 2018.

El Fondo insiste en reducir subsidios y recortar el gasto empezando por el empleo público. La pregunta es: ¿está previsto hoy que el sector privado no absorbe a los trabajadores que resultaron despedidos por el Estado? Es una cuestión básica. La economía está congelada y con ello las expectativas de las empresas que no necesariamente “se harán cargo” de las medidas abruptas del Gobierno.

Este año es decisivo en términos económicos, sociales y más aún, electorales. La cuenta es regresiva y la misma Lagarde en persona busca asegurarse que habrá consensos políticos para las medidas que Argentina tendrá que implementar en vistas a ser “merecedora” de la línea de crédito.

Se pueden trazar metas. Se pueden imaginar escenarios pero en ocasiones la realidad supera lo que esperábamos. Se achacó al Gobierno su arte por “esconder” información detallada acerca de la herencia recibida. Claro, los argentinos salimos de un hastío absoluto y ello sin duda catapultó a Cambiemos para llegar donde está ahora. Las oportunidades pasan contadas y el resultado de 2015 fue eso.

¿Habrá nuestro Presidente avizorado tardíamente el viraje económico de la Argentina?

“(...) El faraón soñó que estaba de pie a la orilla del río Nilo. En su sueño, vio siete vacas gordas y sanas que salían del río y comenzaban a pastar entre los juncos. Luego vio otras siete vacas que salían del Nilo detrás de ellas, pero eran flacas y raquíticas. Esas vacas se pusieron junto a las vacas gordas, en la ribera del río. ¡Entonces las vacas flacas y raquíticas se comieron a las siete vacas gordas y sanas!” (Génesis 41:1-4).

Vacas flacas que devoran vacas gordas. Estrategias para anticiparse. Programas para afrontar con discernimiento hacia dónde queremos que vaya nuestro país. Independientemente de la tendencia actual hacia un proteccionismo exacerbado en que las economías nacionales bregan por su bienestar individual levantando muros hacia la integración económica, tenemos que ser capaces de dilucidar un plan estratégico que posicione a la Argentina de aquí a décadas. Dejar de apagar incendios. Dejar de esperar ser fagocitados por la tendencia global y marcar la diferencia con impronta propia.

(*) Analista Política. Magister en Relaciones Internacionales Europa – América Latina (Università di Bologna). Abogada, Politóloga y Socióloga (UBA).
Twitter: @GretelLedo | www.gretel-ledo.com