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Este hombre define quién gana en Chile

El veinte por ciento de votos que logró Marco Enríquez Ominami (ME-O) en la primera vuelta es una cifra más que suficiente para decidir el resultado del ballottage de mañana entre quienes habían salido primero y segundo, el empresario Sebastián Piñera y el ex presidente Eduardo Frei; pero el joven licenciado en Filosofía se pronunció recién el miércoles por Frei y sin mencionarlo por su nombre. Por este motivo, los analistas dudan sobre si este respaldo será suficiente para el triunfo del candidato oficialista. Los sondeos indican una caída del opositor Piñera y un virtual empate.

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El surgimiento de Marco Enríquez Ominami (ME-O) en la primera vuelta de las elecciones chilenas con cerca de un millón y medio de votos, lo convierte en una alternativa al “duopolio” que durante veinte años detentaron la Concertación entre socialistas y demócratas cristianos y la coalición de centroderecha. Por ahora, es un tema del futuro: mañana se vuelve a votar en Chile y la incógnita inmediata es hacia dónde irán esos votos, si favorecerán al opositor Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos del país, o al oficialista, el ex presidente Eduardo Frei.

El miércoles, durante una recorrida por una barriada popular de Santiago, ME-O respaldó finalmente a Frei pero en forma personal y sin nombrarlo, y con un argumento de descarte: “Lo que me separa de la derecha no es sólo una distancia, es un abismo... ¡Cómo podría ser de otra manera cuando gran parte del sector que apoya a Sebastián Piñera llenó de dudas a nuestra patria; son cómplices de los que asesinaron a mi padre y hoy día no se arrepienten de nada y se enorgullecen de haber asesinado a mi padre”, sostuvo.

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“Por lo tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29 por ciento de chilenos que votaron el 13 de diciembre”, agregó en alusión a Frei.

De todos modos, este díscolo ex diputado socialista de 36 años reiteró que deja en libertad de acción a sus adherentes al rechazar elegir entre “dos proyectos” que “se parecen demasiado”, representan “más del ayer que del mañana” y no son “la esperanza de un país distinto”.

El mensaje de ME-O coincidió con una encuesta de Mori que indica un empate técnico entre Piñera y Frei, aunque sus analistas destacaron que, desde que comenzó esta ya larga campaña electoral, Piñera marcha al frente de los sondeos.

Tanto este sondeo como las palabras de ME-O dotaron al tramo final del ballotage de una cuota inédita de dramatismo.

El respaldo de Enríquez Ominami desnudó las falencias en la coalición. “Hemos dicho que las dos candidaturas se parecen demasiado y de eso no me arrepiento. Lo pienso y lo sostengo. Frei y Piñera son personajes del pasado. Con ellos no podemos construir el futuro”, afirmó.

Otros sondeos indican que Piñera podría recuperar un poco menos del tercio de los votos que sacó ME-O, lo cual le alcanzaría para doblegar a Frei.

Enríquez Ominami ha roto con la Concertación de la actual presidenta Michelle Bachelet, en cuyas filas había hecho toda su carrera política, al denunciar que los sectores que idealmente la apoyan “han sido secuestrados por administradores de un modelo, que capturaron no solamente a la política, también al Estado, para propósitos distintos que el bien común”.

El respaldo de ME-O es la última esperanza de la Concertación de mantenerse en el poder y por eso Bachelet y Frei incoporaron algunas de las banderas de la nueva fuerza política, como, por ejemplo, un aumento en los impuestos a las empresas mineras extranjeras, el voto voluntario y un nuevo Código de Aguas.

El comando de Enríquez Ominami se ha mostrado dividido en los últimos días entre los partidarios de apoyar a Frei o mantener la equidistancia. Uno de los más férreos partidarios de la prescindencia es el jefe de campaña de ME-O, Max Marambio: “No tenemos nada que negociar; si quieren obtener los votos de las personas que nos han acompañado, escuchen la demanda del pueblo. No pensamos en términos de vasallos y siervos, nuestra gente es sólo tributaria de sus ideas y convicciones; desde la nada hemos conseguido veinte puntos, inédita candidatura independiente en la historia de Chile; es una falta de respeto suponer que se puede endosar los votos a alguien; los que piensan así están equivocados y no entienden nada de lo que está pasando en Chile, y si no pregúntenle a la presidenta Bachelet, quien con un ochenta por ciento de popularidad fue incapaz de aportarle una cantidad suficiente de votos a Frei”.

“Impedimos que la derecha triunfara en primera vuelta por mayoría absoluta y sería un retroceso que Piñera se impusiera en segunda vuelta, donde las encuestas decían que, si pasábamos nosotros, le ganábamos, pero la responsable es la Concertación: por sus malas prácticas, se farrearon el capital y la convirtieron en una administración de cuotas de poder, en función de intereses bastardos de las cúpulas que han llevado al pueblo a esta situación sin salida”, indicó Marambio, quien apuntó, en especial, al resquebrajamiento de los socialistas, que perdieron tres senadores y cuatro diputados en la renovación parcial del las cámaras legislativas, dejando al Congreso prácticamente en un empate.

Su historia. Católico practicante, adoptado por Carlos Ominami, un economista y dirigente socialista que se casó con su madre, la periodista Manuela Gumucio, compañera sentimental del guerrillero Miguel Enríquez, su padre, el secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado en 1974 a los 30 años, la niñez y adolescencia de ME-O transcurrieron en Francia, donde la familia estuvo refugiada durante la dictadura militar. A su retorno a Chile, se licenció en Filosofía para dedicarse luego a la producción televisiva, donde conoció a su esposa, la conocida presentadora Karen Doogenweiler, que lo sigue a sol y a sombra y a quien adjudican que desea copiar el papel histórico jugado en Argentina por Eva Perón.

Hace nueve meses ME-O dejó la banca que conquistara en 2005 para fundar Chile Cambió, un movimiento que convoca a amplios sectores, “una especie de federación de voluntades con bastante transversalidad donde la gente se siente cómoda y los independientes pueden participar sin abandonar su identidad”, afirmó Marambio.

Algunos analistas perciben en esta formación un sesgo “neoliberal”, mientras que para otros, es la manifestación “posmoderna” del voto útil, que abreva en los desencantados socialistas y demócratas cristianos, horadando al mismo tiempo la base social de la derecha populista. Para sus partidarios, ME-O conjuga el germen de una “nueva mayoría”, que supera tanto al “inmovilismo” de la Concertación, como a los recalcitrantes de la derecha.


*Desde Santiago de Chile.