COLUMNISTAS
opinion

¿Fue Néstor Kirchner mejor que Cristina?

Prefieren creer que hubo dos kirchnerismos quienes, habiendo sido K, hoy son críticos de su gestión.

20161028_1146_columnas_feretro k
A 6 AÑOS DE LA MUERTE de Néstor Kirchner se reavivó la comparación con la gestión de su viuda. | Cedoc Perfil
¿Hubo dos kirchnerismos: uno primero hasta la muerte de Néstor Kirchner y otro de Cristina sola, que dividieron los 12 años K casi mitad por mitad? Al cumplirse seis años de la muerte de Néstor Kirchner, responden que sí, y no por casualidad, todos aquellos excluidos por Cristina como funcionarios o como aliados (medios y periodistas son el caso más notorio pero no el único), que se reciclaron como opositores, en algunos casos con enorme grado de éxito. Y responden que sí para poder sostener que Néstor Kirchner fue mejor que Cristina cuando, en última instancia, se trataría de una cuestión de grado que no modifica el resultado del balance. Balance que además tiene puntos a favor de Cristina y, según los valores que se ponderen, podría terminar siendo favorable a ella.

Prefieren creer que hubo dos kirchnerismos quienes, habiendo sido K, hoy son críticos de su gestión

Todas las causas de corrupción que hoy investiga la Justicia y por las que Cristina corre riesgo de ir presa tuvieron su origen en Néstor Kirchner. Además de ser el primer autor material del “capitalismo de amigos”, Néstor Kirchner fue el autor intelectual del sistema que se continuó durante las presidencias de Cristina. Ella, cuando intervino, fue para reducir su magnitud dejando a los Eskenazi fuera de YPF o con menos contratos a Lázaro Báez, quien aún hoy dice que su amigo era Néstor Kirchner y se queja porque la Justicia beneficia a Cristina Kirchner en su contra. Julio De Vido, José López, Ricardo Jaime, Lázaro Báez y hasta la prolongación de las concesiones de los casinos de Cristóbal López son todas herencias momificadas de Néstor Kirchner.

Y “virtudes” que se le asignan a Néstor Kirchner, como que pegaba pero para negociar mientras que Cristina no negociaba, tienen una superioridad práctica pero no ética. También se podría argumentar que los primeros dos años y medio de la presidencia de Néstor Kirchner, en los que Argentina se recuperó rápidamente de la crisis de 2002, fueron gestionados con funcionarios económicos dejados por Duhalde, como Lavagna en el Ministerio de Economía y Prat-Gay en el Banco Central. Quienes no casualmente no asistieron al evento “Cómo Argentina salió del infierno” realizado el jueves pasado para recordar los seis años de la muerte de Néstor Kirchner, mientras que sí estuvieron presentes otros ministros como Taiana, Filmus y Alberto Fernández, en condición de figura estelar. En ese encuentro se contó que Néstor Kirchner, antes de que se formara el Grupo Calafate, pidió conocer a Alberto Fernández por una columna de opinión que había escrito y publicado en el diario Clarín (toda una premonición).

En realidad, hubo dos kirchnerismos: el primero, de mayo de 2003 a diciembre de 2005, cuando Lavagna deja el gobierno. Y un segundo con dos fases: de 2006 hasta la muerte de Néstor Kirchner, en 2010, y de 2010 a 2015, con los cinco años de Cristina sola. Y el que acumuló más aciertos fue aquel primero, donde el kirchnerismo profundizó la línea de Duhalde en materia económica y judicial.

Por eso quienes se apartaron del kirchnerismo en 2006, o no siendo funcionarios dejaron de apoyarlo a partir de ese año, no son incongruentes al ser muy críticos de los K hoy.

La hipocresía es la mayor fuente del descrédito de la política en todas las democracias. Quienes pasan de ser amigos a enemigos o viceversa, y quienes cambian su ideología por casi la opuesta, destruyen la confianza de los ciudadanos en la política y su interés por los asuntos públicos.

La diferencia no fue entre Néstor y Cristina sino entre 2003-2005 y 2006-2015, K puro

Por lo que es muy importante diferenciar entre aquellos que, siendo actualmente muy críticos del kirchnerismo, lo apoyaron sólo durante sus primeros dos años y quienes, echados por Cristina, pasaron a ser críticos con la misma intensidad que antes fueron oficialistas exclusivamente por oportunismo.

Paralelamente, quienes a pesar de todas las muestras de corrupción siguen apoyando al kirchnerismo aún hoy y defienden simultáneamente la presidencia de Néstor Kirchner y las dos de su esposa, viendo en todas ellas una unidad conceptual, merecen el respeto que no se les puede dispensar a los oportunistas.

Que la población pase de votar mayoritariamente por un grupo de personas a repudiarlo años después, a veces sólo porque cambiaron las condiciones de reconocimiento de los mismos hechos en los medios de comunicación, no justifica que quienes sí están capacitados para realizar una interpretación dinámica de la historia acompañen ese humor errático por empatía social. El político, el juez, el periodista hipócrita, más que hipócrita es un cínico.