COLUMNISTAS
CORREGIR ERRORES

¿Hace falta más, señor?

default
default | Cedoc

En cuanto a lo que me toca, de voz y voto, entre cuarenta y dos millones de ciudadanos, con mi cuota social al día, lo libero, señor presidente, del compromiso que asumió en la campaña electoral de sostener el llamado Fútbol para Todos. Entiendo que, en aquel momento, era complicado discutir con los muchachos para la “liberación de goles secuestrados” los verdaderos intereses de propaganda política, y de acoso al ex amigo Clarín, que los llevaron a manotear el negocio..
Pero ahora, atento a su predisposición para aceptar y corregir errores, confío en que esta modesta petición estimule la reflexión y llegue a usted con el apoyo masivo de personas que adhieren en las redes sociales. Justificar los motivos del reclamo excedería los límites de espacio. Me remito al extenso informe que la Auditoría General de la Nación entregó a la Justicia el año pasado. Se comprobaron once “anomalías” graves desde que, en 2009,  Cristina y el otro "célebre" Fernández, Aníbal, firmaron el acuerdo con el entonces temible “capo” de la AFA, Julio Grondona, un siniestro personaje que, como ahora se sabe, se fue sin pagar por sus delitos.
“Fútbol gratis”, mentían, mientras se la llevaban. Como si la guita pública que ponía el Estado fuera un “retorno” de la fábrica de billetes con la que intentó quedarse Boudou y no saliera de los impuestos que pagamos todos. Se dijo, entonces, que “las ganancias” se iban a invertir en apoyar los deportes no profesionales. Nunca sobró como para repartir. Cada año hubo que poner más. Era tanta la guita, que algunas monedas se caían de los bolsillos antes de llegar a destino. Según la Auditoría, faltan 179 millones de los 2.967 millones girados a la AFA hasta 2014. No hay un papel, una factura, un recibo, nada que indique adónde fueron a parar.
Podría, señor, añadir documentación, nombres de personas y empresas, denuncias presentadas sobre coimas y sobornos en compra y venta de derechos, de pases de jugadores, de lavado de dinero, de vínculos políticos con las “barras bravas”, con la policía, tráfico de sustancias y personas, aprietes y extorsiones. Si acaso las evidencias no bastaran, pida un informe de lo que sucedió en el “fútbol de verano”. Escándalo, violencia, intermediarios, contratos, clubes que pagan sueldos superiores a cien mil dólares mensuales. Sin contar los heridos y los muertos que obligaron antes a prohibir la asistencia de público “visitante”. Pero qué le voy a explicar que usted no sepa.  Por algo, como presidente de Boca, eliminó la reelección indefinida y estableció que los dirigentes debían avalar con sus propios patrimonios los manejos económicos en el club.
Mientras se revisan contratos y subsidios, y se intenta dar imagen de austeridad en un país devastado por la corrupción, que encubre la desocupación, la miseria, la desnutrición en villas y pueblos, sin cloacas, sin luz, sin gas, sin pavimento, ¿hay que bancar esto? ¿Esto que no banca ningún otro país de la región ni del mundo? El costo se ha reducido en parte, cediendo la retransmisión de los partidos más importante a tres canales de aire, pero el Estado va a seguir poniendo más de 1.500 millones al año.
Sergio Massa dice que el Fútbol para Todos debe mantenerse para que quienes no pueden pagarlo “no tengan que ir a un bar a verlo”. Será que la demagogia es esencial a la política o que en los tupper del country, de los hoteles, los aviones y los despachos no se ve qué sucede en la calle. O que leen y escuchan poco a otras voces que los hagan pensar en lo que dicen.
Supongo que usted, señor, como todos los que la leyeron, debe estar todavía conmovidos por la carta que la médica Andrea Potes, jefa del Servicio de Emergencias y Trauma del Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, le envió a la gobernadora María Eugenia Vidal, en la que describe las condiciones de trabajo y las necesidades que tienen ahí. Ese grito solitario, nocturno, desesperado, permanece como sonido de fondo. No hay juego que valga semejante pena.  
¿Hace falta más, señor?

*Periodista.