COLUMNISTAS
DE CFK A MACRI

Herencias y temores

Por Nelson Castro | La Presidenta y el jefe de Gobierno se enfocan en “el día después”. Cómo buscan blindar la sucesión.

LA VOZ DE SU AMO Macri-Larreta
| Pablo Temes

El paro del último martes golpeó fuerte al Gobierno y ofuscó a Cristina Fernández de Kirchner. Eso se vio claramente a lo largo del Aló Presidenta que hubo en la tarde de ese día. En su alocución, la jefa de Estado equiparó a los trabajadores que más ganan con la oligarquía y atacó, una vez más, a la clase media. Curiosa concepción la de la Presidenta acerca de dicho sector que, a duras penas se mantiene a flote en la sociedad, una de sus obsesiones que, por ende, es objeto reiterado de muchas de sus inquinas y reproches.

A la Presidenta le cuesta entender que la clase media está compuesta, mayoritariamente, por trabajadores que, hoy en día, se ven seriamente perjudicados por un impuesto absolutamente distorsivo y regresivo como es el de la aplicación del mal llamado mínimo no imponible a los sueldos. Sin darse cuenta, además, el discurso presidencial hizo explícito el nivel de pauperización salarial que hoy se observa en la Argentina. Fue cuando reconoció que el 90% de los trabajadores percibe haberes inferiores a aquellos a los que se les aplica la citada gabela. “El impuesto fue puesto por Perón”, arguyó Axel Kicillof para defenderse de las críticas, evidenciando así un desconocimiento manifiesto de la historia.

El impuesto a las ganancias, nacido como “Impuesto a los Réditos”, fue creado mediante el decreto Ley 11.586 del 19 de enero de 1932, hacia el final del régimen dictatorial del general José Félix Uriburu. Luego, fue aprobado como ley 11.682 en 1933, durante el gobierno del general Agustín Pedro Justo. En aquel momento se fijó el mínimo no imponible en $ 200 mensuales y se estableció que el impuesto regiría hasta el 31 de diciembre de 1934. Debido a que el sueldo medio del trabajador industrial estaba alrededor de los 105 pesos por mes, nadie resultó afectado por el tributo.  Durante el tercer gobierno del general Juan Perón, se aprobó una reforma impositiva que incluyó el mínimo no imponible a los trabajadores que percibían altos ingresos. Esto generó inquietud en la clase obrera, por lo que hubo gestiones, ante el entonces presidente, destinadas a abolir o a morigerar los efectos sobre el salario. A tales fines, pues, se incorporó una serie de deducciones –alquiler, cónyuge, hijos, nietos– que, en los hechos, redujeron el impuesto casi a cero.

Para hacer más patética la contradicción del Gobierno, habló el archivo, algo que para el kirchnerismo es siempre fatal. Así es como se conoció que, el 20 de julio de 1997, el entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner, emitió un decreto por el cual a los funcionarios políticos de su administración no se les aplicara la retención de impuestos sobre las remuneraciones adicionales por dedicación funcional, responsabilidad jerárquica, viáticos, movilidad, gastos funcionales de autoridad superior, dedicación horaria o exclusiva, desarraigo, indemnización por traslado, y otros conceptos de similar naturaleza y significado.

Fuego amarillo. El PRO está en ebullición. Duelos políticos y personales están a la orden del día. “¿Así que Mauricio quiere hablar conmigo? Yo no quiero hablar con él. Ahora los tiempos los manejo yo”. La respuesta de Gabriela Michetti fue tajante. La escena se produjo en la inauguración de la nueva sede del Gobierno de la Ciudad, donde el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, había intentado recomponer la relación luego de darle su apoyo y poner a casi todo el partido a trabajar por la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta.

El senador Diego Santilli es el otro que deberá esperar un buen tiempo para acercarse a Michetti. “La usó de una manera imperdonable”. Lo curioso es que esto lo reconocen desde el entorno de los dos protagonistas. Sucede que Santilli venía especulando con la mejoría de su imagen cada vez que se acercaba a la precandidata a jefa de Gobierno. “El portal Legislemos.org promocionado por ambos, y cuya portada tiene como foto principal una imagen de los dos legisladores sonriendo, es el resultado de esa especulación. Santilli se pegó a Michetti para mejorar su imagen y cuando Mauricio le ordenó apoyar a Horacio, desapareció sin dar explicaciones convincentes”, sostiene un dirigente del PRO.

Michetti asegura tener tanta ejecutividad y representatividad dentro del PRO como su competidor. Pero en la mesa chica del partido –compuesta por Mauricio Macri, Rodríguez Larreta, Marcos Peña, apodado por sus adversarios internos el “monje negro” y con quien Michetti no se habla, y Nicolás “Nicky” Caputo– están preocupados por otras cuestiones más ligadas al sostenimiento del flujo económico para la campaña y a mantener el ritmo de la obra pública en la Ciudad de Buenos Aires. Los dardos de la senadora apuntan a Jaime Duran Barba. ¿Cuál es el problema entonces? Que muchos advirtieron que Gabriela Michetti no estaría de acuerdo en sostener ciertas prácticas que serían difíciles de defender ante cualquier auditoría.  Muchos creen que ése es –entre otros– uno de los motivos por los cuales habría quedado fuera del “círculo rojo del partido amarillo”. Michetti cuenta con el apoyo explícito de apenas tres ministros: Hernán Lombardi –de Cultura–, Daniel Chaín  –de Desarrollo Urbano– y Guillermo Montenegro –de Seguridad–. Entre los legisladores se han manifestado públicamente a favor Pablo Tonelli, Jorge Triaca, Alfredo De Angeli  y Javier Mac Allister. Por lo bajo, Laura Alonso se encuentra en este grupo sin hacer explícito su apoyo.

En medio del revuelo político del año electoral, el Gobierno sigue buscando la manera de neutralizar a jueces y fiscales independientes que representan una incomodidad en el presente y un problema a partir del 10 de diciembre, cuando Cristina Fernández de Kirchner haya completado su mandato. Un proyecto de  ley orgánica del Ministerio Público apunta a darle mayor poder a la Procuraduría General de la Nación, que, bajo la tutela de Alejandra Gils Carbó, se transformó en instrumento kirchnerista para lograr una Justicia afín.

La otra idea que sigue dando vuelta es la ampliación del número de miembros de la Corte Suprema, de cinco a nueve. Será clave para ello la suerte que corra en el Senado Roberto Carlés, el postulado por la Presidenta para ocupar la vacante dejada por Eugenio Zaffaroni. La conclusión es que para Cristina, la única Justicia legítima es la Justicia adicta.