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“Heterodoxia” de la dictadura

Se ha buscado explicar la “heterodoxia” de la política exterior de la dictadura de Videla –incluyendo los conflictos diplomáticos con EE.UU. y el conflicto del Beagle– como resultado de las contradicciones entre dos tipos de diplomacia, una económica y otra militar.

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Se ha buscado explicar la “heterodoxia” de la política exterior de la dictadura de Videla –incluyendo los conflictos diplomáticos con EE.UU. y el conflicto del Beagle– como resultado de las contradicciones entre dos tipos de diplomacia, una económica y otra militar. Una de carácter liberal, “pragmática”, ligada a consideraciones de índole comercial y financiera, respetuosa del statu quo internacional y sin limitaciones ideológicas; la segunda, presidida por una ideología “nacionalista” y “occidentalista”, atada a las doctrinas de “la seguridad nacional” y a consideraciones geopolíticas, además de partidaria de la política de poder en las relaciones con los países vecinos.

Estas contradicciones devendrían de una disfuncionalidad en el seno de las elites dirigentes, cuya base serían las tensiones dentro de la alianza entre las FF.AA. y el poder económico hegemónico, tensiones que surgirían del hecho de que las primeras adquirieron márgenes relativos de autonomía frente a los grupos dominantes en beneficio de los cuales se producía la transformación económica y social operada por la dictadura. Tales márgenes estaban vinculados al incremento de los privilegios corporativos de las FF.AA. y desembocaban en la imposición de sus concepciones y visión del mundo.

Esta tesis, válida en algunos aspectos, ha sido planteada como clave explicativa para dar cuenta también de los enfrentamientos producidos en el interior del régimen y de lo que se presenta como el “rumbo errático” de su política exterior, desde Videla y el conflicto del Beagle hasta Galtieri, el acercamiento a EE.UU. y, súbitamente, la recuperación por la Argentina de las islas Malvinas y la guerra con Inglaterra.

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Por cierto, la existencia de un régimen controlado por las FF.AA. en todos los niveles de las instituciones estatales y paraestatales, nacionales y provinciales, con el reparto entre las tres armas de las jurisdicciones y funciones, convertía al componente corporativo, al igual que a los privilegios y doctrinas militares, en elementos condicionantes para explicar ciertas particularidades de su política interna y exterior. Sin embargo, es preciso, tomar en cuenta también otros factores.

En primer lugar, la ideología del “nacionalismo territorial” y las políticas de poder dentro de América Latina, características por cierto de muchas dictaduras militares, lejos de ser contradictorias con el “pragmatismo” liberal, estuvieron presentes desde la formación misma del Estado oligárquico argentino, en épocas del régimen civil conservador. En determinados períodos, incluso se presentaron conjuntamente con las políticas más crudamente liberales, “cosmopolitas” y de subordinación económica y diplomática a las grandes potencias. Además, no sólo en la Argentina sino en todo el continente, los conflictos limítrofes y enfrentamientos entre países latinoamericanos, acompañados de la ideología del nacionalismo oligárquico o favorecidos por las doctrinas funcionales al “corporativismo militar”, han sido históricamente condicionados, instrumentados o aplacados por intereses externos, económicos y estratégicos. Esos conflictos se promovían a través de las políticas liberales de la “diplomacia económica”, como sucedió tanto en el paradigmático caso de la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia como en la más reciente guerra entre Perú y Ecuador en plena época “globalizada”.

Sin duda, la existencia de regímenes democráticos respaldados por la voluntad popular ha favorecido en general las soluciones pactadas en las controversias y diferendos territoriales entre los países del área. Aunque esta tendencia se ha verificado históricamente de modo más consecuente, con un ideario latinoamericanista conjugado con políticas de alianza, convergencia e incluso integración económica, bajo gobiernos que expresaron a fuerzas proclives al nacionalismo económico y que intentaron políticas de desarrollo y ampliación de la autonomía económica y política del país respecto de las grandes potencias.

Es preciso también señalar la convergencia esencial entre la “diplomacia económica” y “militar” en los hechos decisivos y en los rasgos “heterodoxos” de la política exterior dictatorial hasta 1981. La ampliación y profundización de las relaciones con la URSS de los gobiernos de Videla y Viola, tanto en el plano económico como en el militar, pese al “occidentalismo” proclamado por las FF.AA., fueron un factor decisivo para explicar la conflictividad con los EE.UU. Así, el “pragmatismo desideologizado” de Martínez de Hoz reflejó en realidad los intereses de sectores del poder económico local necesitado de esas relaciones en el marco de discordancias con otros, más pro norteamericanos, del establishment local.

En realidad, las pugnas y los enfrentamientos entre distintas corrientes militares, potenciadas ciertamente por la feudalización del poder y las características del régimen dictatorial, no pueden reducirse a conflictos interpersonales o corporativos. Por el contrario, estaban determinadas en última instancia por la articulación de las distintas corrientes militares con diversos sectores de intereses locales, capitales intermediarios y corporaciones financieras asociados a distintos centros del poder mundial y en disputa por el control del Estado y el poder dictatorial (no exclusivamente militar). (...)

Es cierto que el origen y la ampliación de las empresas estatales estuvieron asociados a su promoción y defensa por parte de las corrientes políticas e intereses empresarios proclives al nacionalismo económico, aunque generalmente débiles, dentro de las FF.AA. Sin embargo, no se debe olvidar la función que las empresas estatales tuvieron dentro de la política económica, entre las que se incluía su rol como factor de expansión del endeudamiento externo a través de su propio endeudamiento, a menudo artificial, utilizado en provecho de otros sectores del Estado pero, sobre todo, como instrumento para la acumulación de los grupos de interés dominantes, nacionales y transnacionales o de beneficios personales directos, sirviendo para alimentar la especulación financiera y la fuga de capitales.


*Fragmento de Historia oral de la política exterior argentina (1966-2016), Editorial Octubre.