COLUMNISTAS
Tregua caliente

Inventario de daños

Pocos gobiernos cometieron tantos errores en tan poco tiempo. Cristina Fernández de Kirchner acaba de soportar un verdadero terremoto –potenciado por ella misma– que le va a producir un fuerte costo político.

|

Pocos gobiernos cometieron tantos errores en tan poco tiempo. Cristina Fernández de Kirchner acaba de soportar un verdadero terremoto –potenciado por ella misma– que le va a producir un fuerte costo político. Todavía vamos a asistir a algunos remezones producto de la tozudez y la soberbia, pero ya es posible hacer un primer inventario de los daños registrados.
La principal víctima que el matrimonio presidencial va a lamentar es el final de un mecanismo de conducción basado en el disciplinamiento de gobernadores, intendentes y parlamentarios mediante el látigo para los rebeldes y la chequera para los obsecuentes. Hasta ahora, la subordinación y valor para defender a los Kirchner les había dado resultado a todos. Era gratis sostener posiciones insostenibles y callar cobardemente frente a las arbitrariedades. Esta vez, en muchos pueblos y ciudades los productores agropecuarios y todas sus vinculaciones laborales y afectivas obligaron a sus representantes a pronunciarse. Los pusieron entre la espada de los ciudadanos que todos los días se cruzan con sus intendentes o que marcan hombre a hombre a sus gobernadores y la pared del centralismo patagónico, que usa y abusa de las fortunas que recauda y que no coparticipa con los territorios que generan esa riqueza. Eso se quebró. En todas las asambleas rurales se cuestionó esa degradación del federalismo que jibariza la soberanía de sus decisiones porque depende del humor de los reyes para recibir o no alguna moneda.
Hubo diversas reacciones en todo el territorio nacional. Cada uno se las arregló como pudo. Pero está claro que los Kirchner, que ya tuvieron serios problemas en las elecciones de tres grandes distritos como la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, ahora profundizaron su caída y prácticamente se quedaron sin referentes.
Se puede afirmar que, en estas provincias, los Kirchner no ganaron un solo voto en los últimos 21 días y perdieron muchos. Los comicios parlamentarios de 2009 pueden llegar a convertirse en una catarata de votos castigo.
<b>Grietas porteñas.</b> La patota intolerante de Luis D’Elía espantó aún más a la clase media porteña, incluso a la que alguna vez apoyó a Daniel Filmus o Aníbal Ibarra. El silencio de estos dos dirigentes habla por sí solo del daño que la incomprensión de los Kirchner les hizo a sus respectivas imágenes o posibles candidaturas. Alberto Fernández por mucho tiempo no podrá aspirar a ningún cargo electivo en su ciudad y –encima– hasta su relación con el matrimonio K se astilló, porque lo responsabilizaron como mariscal de la derrota por tantas tácticas fallidas cuando todo el mundo sabe que el pobre Fernández no hace nada sin la orden de sus superiores. Ex ministros del otrora gobernador Kirchner dicen que una vez que se calmen los corcoveos del movimiento sísmico corren serios riesgos las cabezas de Javier de Urquiza, Martín Lousteau y del mismísimo Alberto, en ese orden.
<b>Grietas santafesinas.</b> En Santa Fe, el peronista más taquillero, Carlos Reutemann, que hace dos semanas había aceptado sumarse a la columna Puerto Madero del comandante Néstor Kirchner, fue condenado a la Siberia e incluido en todas las listas negras. Tuvo la osadía de sugerir –moderadamente, así es el Lole– que el tema del campo se estaba manejando mal. Eso es pecado mortal. Alta traición a la patria pingüinera. Reutemann apoyó las iniciativas del gobernador socialista Hermes Binner, quien también se vio obligado a tomar más distancia del Gobierno nacional de lo que le hubiera gustado. Al Frente para la Victoria sólo le quedan las modestas figuras de Agustín Rossi y del ex gobernador Jorge Obeid, quienes quedaron en la mira de los productores agropecuarios de la provincia.
Grietas cordobesas. En Córdoba, el kirchnerismo ya había perdido tanto a José Manuel de la Sota como a Luis Juez por jugar especulativamente mal a dos puntas. Juez ya saltó el cerco, definitivamente. El niño mimado de Cristina hasta la semana pasada, el senador Roberto Urquía, también huyó para refugiarse en su tierra. Encima, Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, lo acusó desde la tribuna de Gualeguaychú de ser el más beneficiado con reintegros, compensaciones y otros favores del poder en su empresa: Aceitera General Deheza. Y como si esto fuera poco, otro dirigente que se manejó con prudencia, como el gobernador Juan Schiaretti, fue tildado de traidor solamente porque intentó contener a los gringos del interior que lo habían votado.
Otras grietas. En la provincia de Buenos Aires fueron muchos los intendentes kirchneristas o radicales K que pasaron vergüenza frente a su gente o que se pusieron a la cabeza de los reclamos y también van a ser expulsados del paraíso que financia la Casa Rosada. Esas chicanas de radicales kash o de Caja Rosada cobraron una contundente actualidad y crecieron en cualquier lado, casi como un yuyo.
Sería larga la lista de grietas que se abrieron en el Glaciar. Se puede anotar a Mario Das Neves, Mario Meoni, Celso Jaque, Julio Bárbaro, Roberto Lavagna, Gerónimo Momo Venegas, Oscar Jorge y Alberto Abad, entre otros, por distintos temas y en diversos grados. En voz baja, muchos se quejaron de haber quedado golpeados por un terremoto que tuvo epicentro en Balcarce 50 y frente al que los Kirchner sólo atinaron a multiplicar sus efectos y a salvarse solos tirando por la borda a quien hiciera falta. Esta vez, la genuflexión fue papel pintado. Está claro que éste es el peor momento del kirchnerismo en más de 1.500 días ejerciendo en forma implacable el poder.
<b>Palabras devaluadas</b>. La otra herida de gravedad fue la devaluación de la palabra presidencial. Cristina se automutiló en su credibilidad al querer instalar el engaño de que los que protestaron eran golpistas y que un artista reconocido mundialmente como Hermenegildo Sabat era capaz de producir un acto cuasi mafioso. Otra vez Buzzi, desde el acoplado donde se produjo el histórico Grito de Gualeguaychú, le señaló con nombre y apellido algunos de los militantes agrarios que fueron detenidos desaparecidos y presos durante la dictadura militar. Yo trabajaba en Clarín y recuerdo el miedo que sentí en el taller cuando vi una caricatura producto de la talentosa pluma del Menchi donde aparecía un sillón de Rivadavia gigantesco, una banda presidencial gigantesca y un Reynaldo Bignone microscópico. Era todo un editorial a favor de la democracia en plena dictadura. Recién estaba asumiendo semejante genocida. Mientras tanto, los Kirchner estaban en Río Gallegos amasando una fortuna como prestamistas de dinero y comprando propiedades a deudores asfixiados que no podían saldar sus deudas. No hay un solo dirigente de los derechos humanos de Santa Cruz que recuerde una misa, aunque sea un día 24 de marzo en homenaje a las víctimas mientras los Kirchner reinaron en la provincia. ¿Desde qué lugar se acusa a Sabat? ¿Saben que desde García Marquez hasta Serrat le elogiaron su talento profesional y coraje democrático? ¿Fueron conscientes de que lo hicieron sentados al lado de un Hugo Moyano que acaba de ser acusado de haber sido un facho más del CNU con fuertes vinculaciones más que afectivas con la Triple A? ¿Mario Ishi, el intendente de José C. Paz, merece ser un espectador de privilegio del regalo del pañuelo blanco de Hebe Bonafini a Cristina? ¿Tienen algo para decir al respecto los artistas e intelectuales que adoran en solicitadas a los Kirchner? ¿O sería darles pasto a las fieras enemigas de la derecha?
Pocos gobiernos cometieron tantos errores en tan poco tiempo. Pocos gobiernos han tenido tanto apoyo de los medios de comunicación por convicción ideológica o por conveniencia de negocios turbios. Sin embargo, en este tema, los Kirchner también son voraces e insaciables: tienen mucho pero quieren todo. Canal 7 hizo apenas un flash durante la asamblea agropecuaria de Gualeguaychu y ocultó los cacerolazos todo lo que pudo. Pero no pudo superar ni en intensidad ni en grosería las operaciones de prensa constantes del canal de noticias del principal general multimediático de los Kirchner, el legendario defensor de los derechos humanos y del garantismo progresista, Daniel Hadad.